Angelus: «El cristiano no es violento, pero es fuerte»
Francisco explicó el difícil pasaje de que Jesús no vino a traer paz: «La fe no es algo decorativo»
El Papa comentó este domingo en la Plaza de San Pedro, antes de rezar el Angelus, las palabras de Jesucristo en el Evangelio del día: "¿Acaso pensáis que he venido a traer paz sobre la tierra? No, os lo aseguro, sino división" (Lc 12, 51). Unas palabras, anticipó Francisco, "que no ponen en crisis, y que hay que explicar para evitar malentendidos".
"¿Qué significa esto?", se preguntó el Papa: "Significa que la fe no es algo decorativo, ornamental, no es para decorar la vida con un poco de religión, como una tarta a la que se le pone la nata. ¡No! La fe implica elegir a Dios como criterio-base de la vida, y Dios no es algo vacío, no es neutro. ¡Dios es amor! Dios es siempre positivo, es amor positivo".
Signo de contradicción
Seguidamente concretó esta idea: "Después de que Jesús viniese al mundo, ya no podemos hacer como si no conociésemos a Dios, como si fuese una abstracción, una referencia, algo nominal. No, Dios tiene un rostro, tiene un nombre: Dios es misericordia, es fidelidad, es vida que se entrega. Por eso Jesús dice que ha venido a traer división".
Pero "no es que Jesús quiera dividir a los hombres, ¡al contrario! ¡Jesús es nuestra paz, nuestra reconciliación! Pero esta paz no es neutralidad, no es consenso a toda costa. No es la paz de los sepulcros. Seguir a Jesús implica renunciar al mal, al egoísmo, y elegir el bien, la verdad, la justicia, incluso cuando eso exige sacrificio y renuncia a los propios intereses. Y eso divide, lo sabemos, divide incluso los vínculos más estrechos".
"Atención", insistió: "¡No es Jesús quien divide! Él pone el criterio: o vivir para sí mismo, o vivir para Dios y para los demás; hacerse servir, o servir; obedecer al propio yo, u obedecer a Dios. Es en ese sentido en el que Jesús es ´signo de contradicción´ (Lc 2, 34)".
Fortaleza vs violencia
"Por tanto, estas palabras del Evangelio no autorizan en modo alguno el uso de la fuerza para difundir la fe", concluyó Francisco: "Es justo al revés: la verdadera fuerza del cristiano es la fuerza de la verdad y del amor, que implica renunciar a toda violencia. La fe y la violencia son incompatibles". Y reiteró: "¡La fe y la violencia son incompatibles!".
Pero, añadió, sí hay una relación entre "la fe y la fortaleza, que van unidas. El cristiano no es violento, pero es fuerte, con la fortaleza de la misericordia".
Tras el Angelus, el Papa quiso insistir espontáneamente en una de las ideas que había expresado antes: "Seguir a Jesucristo no es neutro, exige involucrarse. La fe no es decorativa, porque es una fuerza del alma".
Por último, recordó los acontecimientos de Egipto pidiendo a todos los presentes que repitiesen con él: "María, Reina de la Paz, ruega por nosotros".
"¿Qué significa esto?", se preguntó el Papa: "Significa que la fe no es algo decorativo, ornamental, no es para decorar la vida con un poco de religión, como una tarta a la que se le pone la nata. ¡No! La fe implica elegir a Dios como criterio-base de la vida, y Dios no es algo vacío, no es neutro. ¡Dios es amor! Dios es siempre positivo, es amor positivo".
Signo de contradicción
Seguidamente concretó esta idea: "Después de que Jesús viniese al mundo, ya no podemos hacer como si no conociésemos a Dios, como si fuese una abstracción, una referencia, algo nominal. No, Dios tiene un rostro, tiene un nombre: Dios es misericordia, es fidelidad, es vida que se entrega. Por eso Jesús dice que ha venido a traer división".
Pero "no es que Jesús quiera dividir a los hombres, ¡al contrario! ¡Jesús es nuestra paz, nuestra reconciliación! Pero esta paz no es neutralidad, no es consenso a toda costa. No es la paz de los sepulcros. Seguir a Jesús implica renunciar al mal, al egoísmo, y elegir el bien, la verdad, la justicia, incluso cuando eso exige sacrificio y renuncia a los propios intereses. Y eso divide, lo sabemos, divide incluso los vínculos más estrechos".
"Atención", insistió: "¡No es Jesús quien divide! Él pone el criterio: o vivir para sí mismo, o vivir para Dios y para los demás; hacerse servir, o servir; obedecer al propio yo, u obedecer a Dios. Es en ese sentido en el que Jesús es ´signo de contradicción´ (Lc 2, 34)".
Fortaleza vs violencia
"Por tanto, estas palabras del Evangelio no autorizan en modo alguno el uso de la fuerza para difundir la fe", concluyó Francisco: "Es justo al revés: la verdadera fuerza del cristiano es la fuerza de la verdad y del amor, que implica renunciar a toda violencia. La fe y la violencia son incompatibles". Y reiteró: "¡La fe y la violencia son incompatibles!".
Pero, añadió, sí hay una relación entre "la fe y la fortaleza, que van unidas. El cristiano no es violento, pero es fuerte, con la fortaleza de la misericordia".
Tras el Angelus, el Papa quiso insistir espontáneamente en una de las ideas que había expresado antes: "Seguir a Jesucristo no es neutro, exige involucrarse. La fe no es decorativa, porque es una fuerza del alma".
Por último, recordó los acontecimientos de Egipto pidiendo a todos los presentes que repitiesen con él: "María, Reina de la Paz, ruega por nosotros".
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