El Papa Francisco impone el palio a 35 nuevos arzobispos
Cada año, los arzobispos nombrados en las sedes metropolitanas reciben del Papa el palio, una particular insignia litúrgica, signo de comunión con el Obispo de Roma. Esta insignia, consiste es una estrecha estola de lana blanca, adornada con seis cruces de seda negra que se lleva ceñida al cuello.
La bendición de los palios se lleva a cabo por el Papa en las primeras vísperas de la solemnidad de San Pedro y San Pablo. Posteriormente, se guardan en un cofre situado en la ´Confesión´ de la Basílica vaticana, junto a la tumba del Apóstol Pedro, para ser impuestos al día siguiente a los arzobispos.
El signo del palio expresa el principio fundamental de comunión entre el Colegio episcopal al servicio de la Iglesia de Roma y de su Obispo y recuerda que esta comunión es orgánica y jerárquica. Además, el rito del palio pone de relieve la catolicidad de la Iglesia, que ha sido enviada para anunciar el Evangelio a todas las naciones y para servir a la humanidad entera.
El año pasado, el rito de la ceremonia de bendición e imposición del palio no se realizó durante la Misa, como era tradición cada año después de la homilía del Papa, sino que tuvo lugar antes del principio de la celebración eucarística. La oficina para las ceremonias litúrgicas del pontífice explicó que el "el rito sustancialmente no ha variado".
Asimismo, esta modificación aprobada por el Benedicto XVI buscó abreviar la duración del rito, evitar que la celebración eucarística se vea ´interrumpida´ por un rito excesivamente largo y evitar la confusión ya que la imposición del palio no tiene carácter sacramental.
De los 35 nuevos arzobispos, solamente uno no estará presente en la ceremonia y recibirá el palio en su sede metropolitana, se trata de Francois Xavier Le Van Hong, arzobispo de Huê, Vietnam.