¿Reforma del Instituto de Obras de Religión?
El Papa Francisco encarga a una comisión de expertos estudiar cómo funciona el Banco Vaticano
El Papa Francisco ha creado una Comisión Pontificia de expertos para analizar el Instituto de Obras de Religión, el IOR, popularmente llamado "Banco Vaticano", aunque no hace casi nada de lo que hace un banco: ni presta dinero, ni hace inversiones ni especula con divisas, recordaba su nuevo director, Erns Von Freinberg, a finales de mayo de 2013.
El objetivo de la Comisión Pontificia es lograr "una mejor armonización del IOR con la misión de la Iglesia". Los expertos recogerán la información y presentarán sus resultados al Papa. La comisión empezará sus tareas en los próximos días. Una nota del Vaticano precisa que "está dotada de los recursos humanos y materiales adecuados para sus funciones institucionales" y contará "con la solícita colaboración de los órganos del IOR".
La comisión está integrada por:
- el cardenal Raffaele Farina, como presidente
- el cardenal Jean-Louis Pierre Tauran
- el sacerdote y monseñor español Juan Ignacio Arrieta Ochoa de Chinchetru, como coordinador
- el sacerdote y monseñor Peter Bryan Wells, como secretario
- la laica norteamericana y profesora de derecho en Harvard Mary Ann Glendon
Una institución peculiar
En una entrevista reciente en Radio Vaticana, el nuevo director del IOR, Erns Von Freinberg, respondía a algunas preguntas que se hace la gente sobre esta peculiar institución económica.
- ¿Qué es exactamente el IOR?
- El IOR es el mismo desde que fue instituido en 1942. Sólo hace dos cosas: toma depósitos de sus clientes y los mantiene en custodia. Más que nada somos algo parecido a una oficina familiar, que protege los fondos de los miembros de la familia. Esos miembros de la familia son la Santa Sede, entidades relacionadas con la Santa Sede, la mayoría de las congregaciones con actividades en todo el mundo, clérigos y los empleados del Vaticano.
El segundo servicio que brindamos, próximo a la protección y a la custodia, es el pago de servicios, que significa para las entidades del Vaticano y para las congregaciones con actividades en todo el mundo que les brindemos el servicio de transferencia de fondos a los lugares en que se desarrollan sus actividades.
– Hablando estrictamente, ¿ustedes no son un banco?
– No somos un banco. No prestamos dinero, no hacemos inversiones directas, no actuamos como contraparte financiera, por eso no se puede conseguir de nuestra parte una muestra o una cobertura. No especulamos con divisas ni con bienes, nuestra actividad fundamental es recibir dinero como depósito y luego lo invertimos en bonos gubernamentales, en algunos bonos corporativos y en el mercado interbancario, en el que depositamos con otros bancos, por una tasa de interés levemente superior que la que recibimos, en orden a poder devolverle el dinero a nuestros clientes siempre que lo deseen.
– Lo que hay en común con los bancos es que ustedes ganan dinero, al final del día hay algún superávit. ¿Es eso lo que se pretende o es algo que sucede?
– Nuestra misión es servir. Si hacemos bien nuestro trabajo podemos esperar obtener un superávit. En promedio, contribuimos con 55 millones de euros para el presupuesto del Vaticano y somos uno de los pilares económicos más importantes. Ahora bien, usted puede preguntarme cómo ganamos 55 millones de euros. Si usted mira nuestra declaración de ingresos, hay tres elementos básicos: uno es el interés que pagamos a quienes depositan. Luego el ingreso por interés que obtenemos de eso. Esa es nuestra parte más importante del ingreso y que cada año sería entre 50 y 70 millones de euros, de eso usted puede deducir nuestros costos.
Además, obtenemos algunas ganancias en los precios de los bonos que suben y bajan, con ello usted puede ver cuál es nuestro beneficio. También hay un margen de interés, es decir, hay cambios en los valores de los bonos que tenemos en nuestro poder, usted deduce de eso el costo operativo de aproximadamente 25 millones de euros.
– Hipotéticamente hablando: me acerco a usted, acabo de fundar una congregación religiosa. ¿Qué servicio puede usted ofrecerme a mí y a mi congregación?
– Solamente dos: usted puede depositar sus fondos, que ha recibido de todos los que lo apoyan,los mantenemos a resguardo, le pagamos a usted un interés y le devolvemos el dinero cuando lo necesite. Cuando usted me dice que se ha establecido en tres provincias, una en Asia, otra en África y otra en Latinoamérica, yo le puedo asegurar la transferencia de sus fondos a sus hermanos que están en el extranjero haciendo obras de caridad, y le aseguro que el dinero le llegará a ellos, incluso en los lugares más extraños del mundo.
El objetivo de la Comisión Pontificia es lograr "una mejor armonización del IOR con la misión de la Iglesia". Los expertos recogerán la información y presentarán sus resultados al Papa. La comisión empezará sus tareas en los próximos días. Una nota del Vaticano precisa que "está dotada de los recursos humanos y materiales adecuados para sus funciones institucionales" y contará "con la solícita colaboración de los órganos del IOR".
La comisión está integrada por:
- el cardenal Raffaele Farina, como presidente
- el cardenal Jean-Louis Pierre Tauran
- el sacerdote y monseñor español Juan Ignacio Arrieta Ochoa de Chinchetru, como coordinador
- el sacerdote y monseñor Peter Bryan Wells, como secretario
- la laica norteamericana y profesora de derecho en Harvard Mary Ann Glendon
Una institución peculiar
En una entrevista reciente en Radio Vaticana, el nuevo director del IOR, Erns Von Freinberg, respondía a algunas preguntas que se hace la gente sobre esta peculiar institución económica.
- ¿Qué es exactamente el IOR?
- El IOR es el mismo desde que fue instituido en 1942. Sólo hace dos cosas: toma depósitos de sus clientes y los mantiene en custodia. Más que nada somos algo parecido a una oficina familiar, que protege los fondos de los miembros de la familia. Esos miembros de la familia son la Santa Sede, entidades relacionadas con la Santa Sede, la mayoría de las congregaciones con actividades en todo el mundo, clérigos y los empleados del Vaticano.
El segundo servicio que brindamos, próximo a la protección y a la custodia, es el pago de servicios, que significa para las entidades del Vaticano y para las congregaciones con actividades en todo el mundo que les brindemos el servicio de transferencia de fondos a los lugares en que se desarrollan sus actividades.
– Hablando estrictamente, ¿ustedes no son un banco?
– No somos un banco. No prestamos dinero, no hacemos inversiones directas, no actuamos como contraparte financiera, por eso no se puede conseguir de nuestra parte una muestra o una cobertura. No especulamos con divisas ni con bienes, nuestra actividad fundamental es recibir dinero como depósito y luego lo invertimos en bonos gubernamentales, en algunos bonos corporativos y en el mercado interbancario, en el que depositamos con otros bancos, por una tasa de interés levemente superior que la que recibimos, en orden a poder devolverle el dinero a nuestros clientes siempre que lo deseen.
– Lo que hay en común con los bancos es que ustedes ganan dinero, al final del día hay algún superávit. ¿Es eso lo que se pretende o es algo que sucede?
– Nuestra misión es servir. Si hacemos bien nuestro trabajo podemos esperar obtener un superávit. En promedio, contribuimos con 55 millones de euros para el presupuesto del Vaticano y somos uno de los pilares económicos más importantes. Ahora bien, usted puede preguntarme cómo ganamos 55 millones de euros. Si usted mira nuestra declaración de ingresos, hay tres elementos básicos: uno es el interés que pagamos a quienes depositan. Luego el ingreso por interés que obtenemos de eso. Esa es nuestra parte más importante del ingreso y que cada año sería entre 50 y 70 millones de euros, de eso usted puede deducir nuestros costos.
Además, obtenemos algunas ganancias en los precios de los bonos que suben y bajan, con ello usted puede ver cuál es nuestro beneficio. También hay un margen de interés, es decir, hay cambios en los valores de los bonos que tenemos en nuestro poder, usted deduce de eso el costo operativo de aproximadamente 25 millones de euros.
– Hipotéticamente hablando: me acerco a usted, acabo de fundar una congregación religiosa. ¿Qué servicio puede usted ofrecerme a mí y a mi congregación?
– Solamente dos: usted puede depositar sus fondos, que ha recibido de todos los que lo apoyan,los mantenemos a resguardo, le pagamos a usted un interés y le devolvemos el dinero cuando lo necesite. Cuando usted me dice que se ha establecido en tres provincias, una en Asia, otra en África y otra en Latinoamérica, yo le puedo asegurar la transferencia de sus fondos a sus hermanos que están en el extranjero haciendo obras de caridad, y le aseguro que el dinero le llegará a ellos, incluso en los lugares más extraños del mundo.
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