La verdadera revolución, «la Resurrección»
«Si un cristiano no es revolucionario en estos tiempos, no es cristiano», avisa Francisco
"Si un cristiano no es revolucionario en estos tiempos no es cristiano", ha dicho el Papa Francisco durante la inauguración este lunes 17 de junio del Congreso Diocesano de Roma, ante más de 1.000 participantes a los que impartió la catequesis ´No me avergüenzo de ser cristiano´.
De hecho ha asegurado que "una revolución para transformar la historia, tiene que cambiar en profundidad el corazón humano" y, en este sentido, ha precisado que "las revoluciones que han tenido lugar durante los siglos han cambiado sistemas políticos y económicos, pero ninguna de ellas ha cambiado realmente el corazón del hombre".
"La verdadera revolución, la que transforma radicalmente la vida, la ha hecho sólo Jesucristo por medio de su resurrección", ha dicho, al tiempo que ha citado a Benedicto XVI para remarcar que la resurrección ha sido "la más grande mutación de la historia de la humanidad y ha dado vida a un nuevo mundo".
Además, Francisco ha recordado que "con el bautismo, sacramento pascual" todos los hombres se vuelven "partícipes del mismo cambio" y como, el apóstol Pablo, les permite "caminar en una nueva vida".
El Pontífice ha añadido que la Fe enseña que "sólo un corazón nuevo, regenerado por Dios, crea un mundo nuevo; un corazón de "carne" que ama, sufre y se alegra con los demás, un corazón lleno de ternura para los que, al llevar grabadas las heridas de la vida, sienten que están en la periferia de la sociedad".
"El amor es la fuerza más grande de transformación de la realidad, porque derrumba las murallas del egoísmo y llena las zanjas que alejan a los unos de los otros", ha remarcado.
Asimismo, el Pontífice ha destacado que "también en Roma, hay personas que viven sin esperanza y están inmersas en una profunda tristeza, de la que intentan salir creyendo encontrar la felicidad en el alcohol, en las drogas, en los juegos de azar, en el poder del dinero, en la sexualidad sin reglas" y ha invitado a los presentes a comunicar la alegría de su encuentro con Jesús.
"Somos cristianos, somos discípulos de Jesús no para encerrarnos en nosotros mismos, sino para estar abiertos a los demás, para ayudarles, para llevarlos a Cristo y custodiar a cada criatura", ha insistido.
De hecho ha asegurado que "una revolución para transformar la historia, tiene que cambiar en profundidad el corazón humano" y, en este sentido, ha precisado que "las revoluciones que han tenido lugar durante los siglos han cambiado sistemas políticos y económicos, pero ninguna de ellas ha cambiado realmente el corazón del hombre".
"La verdadera revolución, la que transforma radicalmente la vida, la ha hecho sólo Jesucristo por medio de su resurrección", ha dicho, al tiempo que ha citado a Benedicto XVI para remarcar que la resurrección ha sido "la más grande mutación de la historia de la humanidad y ha dado vida a un nuevo mundo".
Además, Francisco ha recordado que "con el bautismo, sacramento pascual" todos los hombres se vuelven "partícipes del mismo cambio" y como, el apóstol Pablo, les permite "caminar en una nueva vida".
El Pontífice ha añadido que la Fe enseña que "sólo un corazón nuevo, regenerado por Dios, crea un mundo nuevo; un corazón de "carne" que ama, sufre y se alegra con los demás, un corazón lleno de ternura para los que, al llevar grabadas las heridas de la vida, sienten que están en la periferia de la sociedad".
"El amor es la fuerza más grande de transformación de la realidad, porque derrumba las murallas del egoísmo y llena las zanjas que alejan a los unos de los otros", ha remarcado.
Asimismo, el Pontífice ha destacado que "también en Roma, hay personas que viven sin esperanza y están inmersas en una profunda tristeza, de la que intentan salir creyendo encontrar la felicidad en el alcohol, en las drogas, en los juegos de azar, en el poder del dinero, en la sexualidad sin reglas" y ha invitado a los presentes a comunicar la alegría de su encuentro con Jesús.
"Somos cristianos, somos discípulos de Jesús no para encerrarnos en nosotros mismos, sino para estar abiertos a los demás, para ayudarles, para llevarlos a Cristo y custodiar a cada criatura", ha insistido.
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