Paralizada desde 1771, hoy la culmina Francisco
El tumor con metástasis de una monja clarisa reactivó la causa de los mártires de Otranto
El primero de todos ellos, el zapatero Antonio Primaldo, fue decapitado, pero su cuerpo no cayó hasta la muerte del último cristiano.
La italiana Sor Francisca Levote es la religiosa clarisa cuya milagrosa curación permitirá que este domingo sean canonizados Antonio Primaldo y sus 800 compañeros asesinados por musulmanes del Imperio Otomano durante el asedio a la ciudad italiana de Otranto en 1480.
Silvia Mónica Corriale, la postuladora de la Causa de Canonización de los mártires, explicó a ACI Prensa que los médicos tuvieron muy claro desde el principio que solo podía tratarse de un milagro, ya que “la curación no tenía explicación científica”.
A finales de los años 70 Sor Francisca sufrió un tumor maligno en “un estado muy avanzado”. Los médicos de la época la sometieron a la intervención quirúrgica de acuerdo a las normas de entonces, pero hoy día ese tipo de intervención sería impensable, porque se conoce que sólo consigue propagar la metástasis, es decir, que el cáncer se extienda por todo el cuerpo.
La religiosa clarisa sufrió metástasis pero se encomendó a los mártires y milagrosamente sanó y pudo dar fe de ello durante treinta años hasta 2012, cuando murió a los 84 años de edad.
La religiosa pertenecía al Monasterio de las Clarisas de la Arquidiócesis del Salento, donde se ubica Otranto. Su monasterio empezó a derrumbarse y “el Obispo las trasladó a uno nuevo ubicado justo en la misma Colina donde ocurrió el martirio. Al lado de la Basílica Menor de los Mártires”, explica la postuladora.
“Increíblemente el Señor ya había elegido a una de ellas para manifestar el signo necesario para la canonización de los mártires, y las Clarisas, de esa manera, quedan vinculadas un poco al Papa Francisco, porque el milagro ocurrió a una de las hijas de Santa Clara que están tan relacionadas con el Santo que da nombre al Papa, San Francisco. Fue una alegría de que el Señor eligiera a una monja consagrada para manifestarse”, añadió.
Antonio Primaldo, decapitado y de pie
En 1480 los turcos otomanos invadieron Italia. El ejército italiano había dejado desprotegida Otranto, y la ciudad fue asediada por los musulmanes. Corriale explica que en ese episodio los musulmanes mataron al obispo, a los sacerdotes y a los fieles que estaban en la catedral, y tomaron presos a todos los habitantes varones mayores de 15 años que se refugiaban en la colina de la ciudad.
“Los tuvieron allí unos días esperando a que se convirtieran al islam, pero todos se negaron: Somos hijos de Cristo, y le seremos fieles a Él aunque nos cueste la vida”, contestaron ante la opresión musulmana.
Corriere explica que lo que mantuvo alta la moral del grupo hasta el último momento de vida fue un zapatero llamado Antonio, y a quien se recuerda hasta nuestros días como Antonio Primaldo, porque fue el primer de ellos en ser decapitado pero no en caer el suelo.
“Le cortaron la cabeza, pero él quedó en pie y no cayó hasta que no murió el último, antes de morir cada uno de ellos tomaba fuerzas mirando el cuerpo en pie de Antonio decapitado, y en ese gesto maravilloso de Dios, tomaban fuerza para mantenerse fieles al Señor hasta el martirio”, señala Corriale.
Una devoción constante
La historia demuestra que desde el primer momento se les tuvo una devoción tremenda y se les tomó como mártires, el primer Proceso de Canonización comenzó en el año 1700, y fueron declarados beatos en el 1771: “Después de tantos siglos los mártires de Otranto tienen este reconocimiento de ser proclamados Santos y entrar en el árbol de los Santos de la Iglesia Universal”.
Corriale nació en Argentina y desde hace veinticinco años vive en Roma trabajando como postuladora para Causas de Canonización y Beatificación para la Congregación de las Causas de los Santos, precisamente, ella fue la primera laica de la historia que trabajó en esto.
La postuladora además lleva adelante la causa de canonización de la Madre Laura, la primera Santa colombiana que ascenderá el próximo fin de semana a los altares de la santidad, junto a los mártires y la religiosa mexicana Madre Lupita.
Silvia Mónica Corriale, la postuladora de la Causa de Canonización de los mártires, explicó a ACI Prensa que los médicos tuvieron muy claro desde el principio que solo podía tratarse de un milagro, ya que “la curación no tenía explicación científica”.
A finales de los años 70 Sor Francisca sufrió un tumor maligno en “un estado muy avanzado”. Los médicos de la época la sometieron a la intervención quirúrgica de acuerdo a las normas de entonces, pero hoy día ese tipo de intervención sería impensable, porque se conoce que sólo consigue propagar la metástasis, es decir, que el cáncer se extienda por todo el cuerpo.
La religiosa clarisa sufrió metástasis pero se encomendó a los mártires y milagrosamente sanó y pudo dar fe de ello durante treinta años hasta 2012, cuando murió a los 84 años de edad.
La religiosa pertenecía al Monasterio de las Clarisas de la Arquidiócesis del Salento, donde se ubica Otranto. Su monasterio empezó a derrumbarse y “el Obispo las trasladó a uno nuevo ubicado justo en la misma Colina donde ocurrió el martirio. Al lado de la Basílica Menor de los Mártires”, explica la postuladora.
“Increíblemente el Señor ya había elegido a una de ellas para manifestar el signo necesario para la canonización de los mártires, y las Clarisas, de esa manera, quedan vinculadas un poco al Papa Francisco, porque el milagro ocurrió a una de las hijas de Santa Clara que están tan relacionadas con el Santo que da nombre al Papa, San Francisco. Fue una alegría de que el Señor eligiera a una monja consagrada para manifestarse”, añadió.
Antonio Primaldo, decapitado y de pie
En 1480 los turcos otomanos invadieron Italia. El ejército italiano había dejado desprotegida Otranto, y la ciudad fue asediada por los musulmanes. Corriale explica que en ese episodio los musulmanes mataron al obispo, a los sacerdotes y a los fieles que estaban en la catedral, y tomaron presos a todos los habitantes varones mayores de 15 años que se refugiaban en la colina de la ciudad.
“Los tuvieron allí unos días esperando a que se convirtieran al islam, pero todos se negaron: Somos hijos de Cristo, y le seremos fieles a Él aunque nos cueste la vida”, contestaron ante la opresión musulmana.
Corriere explica que lo que mantuvo alta la moral del grupo hasta el último momento de vida fue un zapatero llamado Antonio, y a quien se recuerda hasta nuestros días como Antonio Primaldo, porque fue el primer de ellos en ser decapitado pero no en caer el suelo.
“Le cortaron la cabeza, pero él quedó en pie y no cayó hasta que no murió el último, antes de morir cada uno de ellos tomaba fuerzas mirando el cuerpo en pie de Antonio decapitado, y en ese gesto maravilloso de Dios, tomaban fuerza para mantenerse fieles al Señor hasta el martirio”, señala Corriale.
Una devoción constante
La historia demuestra que desde el primer momento se les tuvo una devoción tremenda y se les tomó como mártires, el primer Proceso de Canonización comenzó en el año 1700, y fueron declarados beatos en el 1771: “Después de tantos siglos los mártires de Otranto tienen este reconocimiento de ser proclamados Santos y entrar en el árbol de los Santos de la Iglesia Universal”.
Corriale nació en Argentina y desde hace veinticinco años vive en Roma trabajando como postuladora para Causas de Canonización y Beatificación para la Congregación de las Causas de los Santos, precisamente, ella fue la primera laica de la historia que trabajó en esto.
La postuladora además lleva adelante la causa de canonización de la Madre Laura, la primera Santa colombiana que ascenderá el próximo fin de semana a los altares de la santidad, junto a los mártires y la religiosa mexicana Madre Lupita.
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