Papa Francisco
«El cristiano anuncia el evangelio con su testimonio más que con las palabras»
El Obispo de Roma se ha referido a la primera Carta de San Pedro que define el estilo cristiano de la predicación : "El cristiano anuncia el evangelio con su testimonio más que con las palabras y con una doble disposición: un ánimo grande que no se asusta de las cosas grandes, de caminar hacia horizontes inmensos y la humildad de tener en cuenta las pequeñas cosas".
El Papa Francisco advirtió hoy que los cristianos deben evitar la actitud de los soldados que ganan una batalla y ‘arrasan con todo´, más bien están llamados a ser humildes, magnánimos y no pusilánimes.
El Santo Padre hizo esta reflexión durante la homilía de su misa diaria, que presidió la mañana de este jueves en la capilla de la Casa de Santa Marta, en el interior del Vaticano.
Según el pontífice, la Iglesia predica su mensaje a todo el mundo, con humildad y apertura.
‘Esta es la magnanimidad que los cristianos deben tener. A cristiano pusilánime no se le entiende: es justamente de la vocación cristiana esta magnanimidad, cada vez más, cada vez más, siempre adelante´, dijo.
Señaló que ‘el estilo de la predicación evangélica va en esta actitud: la humildad, el servicio, la caridad, el amor fraterno´.
‘Pero señor, ínosotros tenemos que conquistar el mundo!´. Esta palabra, conquistar, no va. Debemos predicar en el mundo. El cristiano no debe ser como los soldados que cuando ganan la batalla arrasan con todo´, añadió.
Sostuvo que los cristianos anuncian el evangelio más con su testimonio que con las palabras, por ello deben una alma que no tenga miedo de las grandes cosas, de ir adelante hacia horizontes que no terminan, y la humildad de tener en cuenta las pequeñas cosas.
Estableció que cuando los católicos avanza con esa magnanimidad y también con esa humildad, cuando no se atemorizan de las grandes cosas, de aquel horizonte, pero consideran además las cosas pequeñas, la humildad y la caridad cotidiana, ‘Dios confirma la palabra. Y vamos adelante´.
El Papa ha subrayado que el Señor antes de subir al cielo manda a los apóstoles a anunciar el evangelio "hasta los confines del mundo, no sólo en Jerusalén o en Galilea... El horizonte es grande y, como se puede ver, éste es el carácter de la misión de la Iglesia que va adelante con esta predicación: a todos, a todo el mundo. Pero no va adelante sola: va con Jesús... El Señor trabaja con los que predican el Evangelio".
El Papa Francisco advirtió hoy que los cristianos deben evitar la actitud de los soldados que ganan una batalla y ‘arrasan con todo´, más bien están llamados a ser humildes, magnánimos y no pusilánimes.
El Santo Padre hizo esta reflexión durante la homilía de su misa diaria, que presidió la mañana de este jueves en la capilla de la Casa de Santa Marta, en el interior del Vaticano.
Según el pontífice, la Iglesia predica su mensaje a todo el mundo, con humildad y apertura.
‘Esta es la magnanimidad que los cristianos deben tener. A cristiano pusilánime no se le entiende: es justamente de la vocación cristiana esta magnanimidad, cada vez más, cada vez más, siempre adelante´, dijo.
Señaló que ‘el estilo de la predicación evangélica va en esta actitud: la humildad, el servicio, la caridad, el amor fraterno´.
‘Pero señor, ínosotros tenemos que conquistar el mundo!´. Esta palabra, conquistar, no va. Debemos predicar en el mundo. El cristiano no debe ser como los soldados que cuando ganan la batalla arrasan con todo´, añadió.
Sostuvo que los cristianos anuncian el evangelio más con su testimonio que con las palabras, por ello deben una alma que no tenga miedo de las grandes cosas, de ir adelante hacia horizontes que no terminan, y la humildad de tener en cuenta las pequeñas cosas.
Estableció que cuando los católicos avanza con esa magnanimidad y también con esa humildad, cuando no se atemorizan de las grandes cosas, de aquel horizonte, pero consideran además las cosas pequeñas, la humildad y la caridad cotidiana, ‘Dios confirma la palabra. Y vamos adelante´.
El Papa ha subrayado que el Señor antes de subir al cielo manda a los apóstoles a anunciar el evangelio "hasta los confines del mundo, no sólo en Jerusalén o en Galilea... El horizonte es grande y, como se puede ver, éste es el carácter de la misión de la Iglesia que va adelante con esta predicación: a todos, a todo el mundo. Pero no va adelante sola: va con Jesús... El Señor trabaja con los que predican el Evangelio".
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