En Argentina «sí hay pena de muerte»
El Papa Francisco I, firme crítico del aborto, la eutanasia y la «cultura del descarte»
En una dura intervención en octubre de 2007 recriminó también a la sociedad argentina su permisividad con la prostitución infantil.
El 2 de octubre de 2007, el arzobispo de Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio, afirmó taxativamente que "en la Argentina se vive una cultura del descarte por la que se aplica la pena de muerte mediante el aborto y la eutanasia de ancianos mediante el abandono".
"Esta cultura es como una ´nueva ilustración´ que se expresa en un progresismo ahistórico, sin raíces y en un terrorismo demográfico", advirtió el entonces presidente de la conferencia episcopal argentina..
Fue al presentar las conclusiones de la reunión que habían mantenido en mayo los obispos americanos en Aparecida (Brasil), cuando el ahora Papa Francisco I hizo una defensa de lo que considera los "extremos de la vida amenazados".
"En la Argentina hay eutanasia encubierta. Las obras sociales pagan hasta cierto límite, si te pasás, morite, total sos viejo. Hoy se descarta a los viejos cuando, en realidad, son la sede de la sabiduría del pueblo", precisó, antes de lamentar la cotidianidad de la prostitución infantil en ciertos ámbitos (incluso como parte de los servicios de algunos hoteles).
Lamentó entonces el reciente caso de una joven con discapacidad, víctima de una violación, a la que se le practicó un aborto: "Seamos conscientes de que con eufemismos no podemos tapar la cultura del descarte", pidió.
El aborto, el uso de preservativos o las uniones civiles de homosexuales "no entran en el eje fundamental del derecho a la vida por el que reclama la Iglesia", que consiste en "dejar vivir y no matar; dejar crecer, alimentar, educar, curar y dejar morir con dignidad. No interferir manipuladoramente".
"Esta cultura es como una ´nueva ilustración´ que se expresa en un progresismo ahistórico, sin raíces y en un terrorismo demográfico", advirtió el entonces presidente de la conferencia episcopal argentina..
Fue al presentar las conclusiones de la reunión que habían mantenido en mayo los obispos americanos en Aparecida (Brasil), cuando el ahora Papa Francisco I hizo una defensa de lo que considera los "extremos de la vida amenazados".
"En la Argentina hay eutanasia encubierta. Las obras sociales pagan hasta cierto límite, si te pasás, morite, total sos viejo. Hoy se descarta a los viejos cuando, en realidad, son la sede de la sabiduría del pueblo", precisó, antes de lamentar la cotidianidad de la prostitución infantil en ciertos ámbitos (incluso como parte de los servicios de algunos hoteles).
Lamentó entonces el reciente caso de una joven con discapacidad, víctima de una violación, a la que se le practicó un aborto: "Seamos conscientes de que con eufemismos no podemos tapar la cultura del descarte", pidió.
El aborto, el uso de preservativos o las uniones civiles de homosexuales "no entran en el eje fundamental del derecho a la vida por el que reclama la Iglesia", que consiste en "dejar vivir y no matar; dejar crecer, alimentar, educar, curar y dejar morir con dignidad. No interferir manipuladoramente".
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