El presidente de Guatemala le vio «muy alegre»
«Ya no hay nada que esperar de mí», le dijo hace diez semanas a Peter Seewald un Papa «agotado»
El biógrafo de Benedicto XVI y autor del libro-entrevista «Luz del mundo» desmiente que su marcha se deba a Vatileaks.
Peter Seewald estaba preparando un nuevo libro con Benedicto XVI y por ese motivo le visitó varias veces en los últimos meses en el Vaticano. Así lo revela el biógrafo del Papa autor con él del libro-entrevista Luz del Mundo a la revista alemana Focus, donde detalla el contenido de algunas de sus conversaciones, premonitorias del anuncio papal del 11 de febrero.
Hace diez semanas, en el último de sus encuentros, Seewald preguntó a Joseph Ratzinger qué más cabía esperar de su pontificado. "Ya no hay nada que esperar de mí", le respondió el pontífice: "Soy un anciano, ya no tengo fuerzas. Creo que he hecho todo cuanto podía".
El escritor y periodista germano afirma que "nunca le había visto tan agotado", y que las últimas fuerzas las dedicó a completar el tercer volumen de su trilogía sobre Jesucristo. "Es mi último libro", le habría dicho el Papa a Seewald.
Éste también afirma que el caso Vatileaks y la traición de su mayordomo, Paolo Gabriele, no han tenido nada que ver con su decisión de abandonar el timón de la barca de Pedro: no apreció en él ninguna "desesperación", pero sí le confesó que le resultaba "incomprensible" lo que había hecho una persona de tanta confianza para él.
Con el presidente guatemalteco
También este sábado el Papa recibió en el Vaticano, en cumplimiento de su agenda, al presidente de Guatemala, Otto Pérez Molina, a quien confesó, según declaró el mandatario a la salida del encuentro, que le había resultado "muy difícil" dimitir pero que es lo mejor para la Iglesia, ya que por su edad y salud no puede viajar y "la responsabilidad de la Iglesia es muy grande".
"Lo vi muy sonriente, muy alegre. Lo sentí con mucha paz en su alma. Vi a un Santo Padre consciente de que fue una decisión difícil, pero, como él mismo me dijo, era una responsabilidad que él tenía que asumir", aseguró Pérez Molina a Zenit.
Hace diez semanas, en el último de sus encuentros, Seewald preguntó a Joseph Ratzinger qué más cabía esperar de su pontificado. "Ya no hay nada que esperar de mí", le respondió el pontífice: "Soy un anciano, ya no tengo fuerzas. Creo que he hecho todo cuanto podía".
El escritor y periodista germano afirma que "nunca le había visto tan agotado", y que las últimas fuerzas las dedicó a completar el tercer volumen de su trilogía sobre Jesucristo. "Es mi último libro", le habría dicho el Papa a Seewald.
Éste también afirma que el caso Vatileaks y la traición de su mayordomo, Paolo Gabriele, no han tenido nada que ver con su decisión de abandonar el timón de la barca de Pedro: no apreció en él ninguna "desesperación", pero sí le confesó que le resultaba "incomprensible" lo que había hecho una persona de tanta confianza para él.
Con el presidente guatemalteco
También este sábado el Papa recibió en el Vaticano, en cumplimiento de su agenda, al presidente de Guatemala, Otto Pérez Molina, a quien confesó, según declaró el mandatario a la salida del encuentro, que le había resultado "muy difícil" dimitir pero que es lo mejor para la Iglesia, ya que por su edad y salud no puede viajar y "la responsabilidad de la Iglesia es muy grande".
"Lo vi muy sonriente, muy alegre. Lo sentí con mucha paz en su alma. Vi a un Santo Padre consciente de que fue una decisión difícil, pero, como él mismo me dijo, era una responsabilidad que él tenía que asumir", aseguró Pérez Molina a Zenit.
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