Dos empleados del Vaticano perderán su empleo tras casarse: solo el Papa Francisco puede evitarlo
Este verano, el Vaticano actualizó la normativa laboral que afecta a sus empleados. El objetivo era, entre otros, "favorecer un clima de fraternidad y de confianza recíproca para acoger mejor a los peregrinos y visitantes" según el portavoz de la basílica de San Pedro, Enzo Fortunato. Entre otras cláusulas, se encontraba la prohibición de la contratación de cónyuges. Según la norma, "la celebración de un matrimonio canónico entre un empleado del Instituto [para las Obras de Religión, el IOR] y otro empleado del Instituto o de otras administraciones del Estado de la Ciudad del Vaticano constituye causa de pérdida de las exigencias contractuales".
Por eso, desde este fin de semana han causado revuelo mediático dos empleados del IOR o Instituto para las Obras de Religión -conocido como Banco Vaticano- que se unieron en matrimonio y que, según la modificación de la normativa, podrían perder sus puestos de trabajo.
Según las cláusulas, ambos cónyuges disponen de 30 días para renunciar voluntariamente a su puesto y que así uno de los dos pueda conservarlo. De lo contrario, ambos serán despedidos y el único que puede impedirlo es el Papa Francisco. Por el momento no hay constancia de que se haya pronunciado al respecto.
Según informa el diario Il Messaggero, que bautizó al matrimonio como los "Romeo y Julieta" del Vaticano para preservar su identidad, ya fueron apartados de su puesto unos días al hacerse pública su historia y desde entonces la cuestión ha sido objeto de análisis y debate entre la curia, pero aparentemente "sin ninguna solución posible".
De no haber un pronunciamiento por parte de Francisco que cambie el rumbo de los acontecimientos, ambos empleados perderán su puesto a comienzos de octubre.
Según una nota emitida por los directivos del IOR, es su misión salvaguardar "la primacía del interés público que representa" y que, "necesariamente, debe prevalecer sobre los intereses individuales de los empleados". Asimismo, reiteraron que es el matrimonio el que debe "elegir libremente cuál de los dos interesados desea mantener su puesto, aceptando así la posibilidad de que sea la persona con un rol de mayor relevancia la que tenga que salir".