Audiencia General
El Papa: la plegaria de Jesús no se detiene nunca, se intensifica en las dificultades
Prosiguió con el ciclo de catequesis sobre la oración: ¿Cómo rezaba Jesús?
En su catequesis de la audiencia general del miércoles, Benedicto XVI siguió el ciclo sobre la oración, poniendo como modelo la plegaria de Jesús, que no se detiene nunca y que se intensifica en los momentos difíciles.
El papa recordó que, anteriormente, se había centrado en en el Antiguo Testamento, mientras que en la de este miércoles propuso “mirar a Jesús, a su oración, que atraviesa toda su vida, como un canal secreto que irriga la existencia, las relaciones, los gestos y que lo guía, con progresiva firmeza, al don total de sí mismo, según el proyecto de amor de Dios Padre”. Anunció que se referirá a Jesús en las próximas catequesis.
Se detuvo en un momento significativo de su camino que es la oración que sigue al Bautismo al que se somete en el río Jordán.
“Jesús muestra su cercanía a la parte de su pueblo que, siguiendo al Bautista, reconoce como insuficiente el considerarse sencillamente hijos de Abraham, sino que quiere cumplir la voluntad de Dios, quiere comprometerse para que su propio comportamiento sea una respuesta fiel a la alianza ofrecida por Dios en Abraham”, afirmó el pontífice.
“Jesús, sin pecado, hace visible su solidaridad con los que reconocen sus propios pecados, eligen arrepentirse y cambian de vida”, añadió.
“En la oración, Jesús vive un ininterrumpido contacto con el Padre para realizar hasta el final el proyecto de amor para los hombres. Sobre el trasfondo de esta extraordinaria oración, está la entera existencia de Jesús vivida en una familia profundamente ligada con la tradición religiosa del pueblo de Israel”, explicó.
“La enseñanza de Jesús sobre la oración viene, seguramente, de su forma de rezar adquirida en familia, pero que tiene su origen profundo y esencial en el hecho de ser el Hijo de Dios, en su relación única con Dios Padre”, subrayó Benedicto XVI.
“También en nuestra oración debemos aprender, cada vez más, a entrar en la historia de salvación donde Jesús es el culmen, renovar ante Dios nuestra decisión personal de abrirnos a su voluntad, pedirle a Él la fuerza de conformar nuestra voluntad a la suya, en toda nuestra vida, en obediencia a su proyecto de amor para nosotros. La oración de Jesús toca todas las fases de su ministerio y todas sus jornadas. Las fatigas no la bloquean”, insistió el papa animando a entrar en este camino de diálogo con el Padre.
Y lanzó una serie de preguntas: “¿Cómo rezo yo?¿Cómo rezamos nosotros?¿Qué tiempo dedicamos a la relación con Dios? ¿Es suficiente la educación y formación a la oración actualmente? ¿Quién nos puede enseñar?”.
“Hoy los cristianos estamos llamados a ser testigos de la oración, porque nuestro mundo está a menudo cerrado al horizonte divino y a la esperanza que lleva el encuentro con Dios”, exhortó.
Luego, dirigiéndose a los peregrinos de lengua española, resumió su intervención y saludó a los peregrinos y grupos provenientes de España, Argentina, Bolivia, Chile, Guatemala, México y otros países latinoamericanos.
Invitó a todos “a una relación intensa con Dios, cultivando una oración constante, llena de confianza, capaz de iluminar la vida, para así comunicar a todos la alegría del encuentro con el Señor”.
El papa recordó que, anteriormente, se había centrado en en el Antiguo Testamento, mientras que en la de este miércoles propuso “mirar a Jesús, a su oración, que atraviesa toda su vida, como un canal secreto que irriga la existencia, las relaciones, los gestos y que lo guía, con progresiva firmeza, al don total de sí mismo, según el proyecto de amor de Dios Padre”. Anunció que se referirá a Jesús en las próximas catequesis.
Se detuvo en un momento significativo de su camino que es la oración que sigue al Bautismo al que se somete en el río Jordán.
“Jesús muestra su cercanía a la parte de su pueblo que, siguiendo al Bautista, reconoce como insuficiente el considerarse sencillamente hijos de Abraham, sino que quiere cumplir la voluntad de Dios, quiere comprometerse para que su propio comportamiento sea una respuesta fiel a la alianza ofrecida por Dios en Abraham”, afirmó el pontífice.
“Jesús, sin pecado, hace visible su solidaridad con los que reconocen sus propios pecados, eligen arrepentirse y cambian de vida”, añadió.
“En la oración, Jesús vive un ininterrumpido contacto con el Padre para realizar hasta el final el proyecto de amor para los hombres. Sobre el trasfondo de esta extraordinaria oración, está la entera existencia de Jesús vivida en una familia profundamente ligada con la tradición religiosa del pueblo de Israel”, explicó.
“La enseñanza de Jesús sobre la oración viene, seguramente, de su forma de rezar adquirida en familia, pero que tiene su origen profundo y esencial en el hecho de ser el Hijo de Dios, en su relación única con Dios Padre”, subrayó Benedicto XVI.
“También en nuestra oración debemos aprender, cada vez más, a entrar en la historia de salvación donde Jesús es el culmen, renovar ante Dios nuestra decisión personal de abrirnos a su voluntad, pedirle a Él la fuerza de conformar nuestra voluntad a la suya, en toda nuestra vida, en obediencia a su proyecto de amor para nosotros. La oración de Jesús toca todas las fases de su ministerio y todas sus jornadas. Las fatigas no la bloquean”, insistió el papa animando a entrar en este camino de diálogo con el Padre.
Y lanzó una serie de preguntas: “¿Cómo rezo yo?¿Cómo rezamos nosotros?¿Qué tiempo dedicamos a la relación con Dios? ¿Es suficiente la educación y formación a la oración actualmente? ¿Quién nos puede enseñar?”.
“Hoy los cristianos estamos llamados a ser testigos de la oración, porque nuestro mundo está a menudo cerrado al horizonte divino y a la esperanza que lleva el encuentro con Dios”, exhortó.
Luego, dirigiéndose a los peregrinos de lengua española, resumió su intervención y saludó a los peregrinos y grupos provenientes de España, Argentina, Bolivia, Chile, Guatemala, México y otros países latinoamericanos.
Invitó a todos “a una relación intensa con Dios, cultivando una oración constante, llena de confianza, capaz de iluminar la vida, para así comunicar a todos la alegría del encuentro con el Señor”.
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