Un exorcista asegura que en un aborto «siempre interviene» Satanás

(R.B./ReL) Un documento publicado con el nihil obstat del arzobispo de Avignon, Jean Pierre Cattenoz, bajo el título «El aborto visto por un sacerdote exorcista», retrata las causas y consecuencias del homicidio del nasciturus, y asegura que «ciertamente, son muchos los factores que explican, aunque sin justificarlo, el recurso a semejante acto. Pero el aborto es siempre la muerte de un inocente que sólo pedía nacer para traer alegría a sus padres. Y detrás de los diferentes actores de esta obra de muerte, siempre interviene -aunque indirectamente- aquel que es "homicida desde el principio"», según la denominación que utiliza san Juan en el capítulo 8 de su Evangelio para referirse a Satanás. Quien afirma esto es el sacerdote Fray Christian de la Vierge. Nacido en 1921, entró en el noviciado de los hermanos franciscanos en 1945 tras regresar de Alemania a Francia por causa de la guerra. Su periplo por diversas casas de la orden tras ser revestido de la dignidad sacerdotal le lleva hasta Marsella donde el obispo le confía el ministerio de exorcista. Esta relación con el mundo del Príncipe de la Mentira durante largos años, le ha llevado a conocer los profundos resortes de la acción del mal. Así, respecto al aborto, asegura que la presencia de Satanás tras cada homicidio de un nonato está motivada «porque, no pudiendo él mismo engendrar un "ser" a su imagen y semejanza, Satán tiene celos de la Mujer, fuente de vida, que da a luz un nuevo ser a imagen de Dios y a semejanza del hombre». Fray Christian de la Vierge asegura que «en todo aborto hay, respecto a la Revelación, un atentado directo contra dos misterios de la fe: el de la Inmaculada Concepción y el de la Encarnación del Hijo de Dios». Ciñéndose al análisis de este último, el exorcista expone que, si tenemos en cuenta «que toda la Escritura está cimentada sobre una profecía fundamental proferida cuatro veces: la de la Virgen que engendra» (Génesis 3, 15; Isaías 7, 14; Miqueas 5, 1-4 y Apocalipsis 12), «al no poder conseguir nada contra la mujer primordial, la Virgen Madre, Satanás entonces va a perseguir a sus vivas imágenes, que son todas las mujeres encintas, con el fin de "devorar" el niño por nacer, incluso antes de su nacimiento; no ya porque "él" tenga el presentimiento de que que este niño llegará a ser (pues solo Dios conoce el futuro y no desvela Sus designios a Su peor enemigo), sino simplemente porque este niño será un "súbdito" del Reino de Cristo». Aún más, fray Christian expone que Satanás, «sabe muy bien por qué ataca con prefrencia a la mujer» que tiene «el privilegio de poder transmitir vida, lo que enfurece al diablo, celoso porque él es incapaz de engendrar un ser de su propia semejanza.