San Gombert de Avenay, duque, monje y mártir.
Casado por obligación, monje por devoción, mártir por convicción.
San Gombert de Avenay, duque, monje y mártir. 29 de abril.
Fue de familia ilustre, emparentada con los reyes francos y aliada en las batallas y trabajos de los reyes Chilperico y Clotario II. Su hermano fue el gran arzobispo de Reims, San Nivardo (1 de septiembre). Aunque ambos se educaron entre los devaneos y poca vida interior de la corte, fueron piadosos y ejemplares desde niño. Leer las Escrituras, meditar, visitar la capilla y socorrer a los pobres eran sus aficiones. Cuando llegaron a la juventud, Nivardo continuó la carrera eclesiástica a la que estaba destinado, y Gombert fue casado con Santa Bertha (1 y 11 de mayo), joven ilustre por su nacimiento y por sus virtudes. Para nuestro santo, el compromiso había significado una losa pesada, pues la vida monástica era su ilusión, pero la leyenda cuenta que estando lamentando su destino, oyó una voz del cielo que le dijo: "Gombert, no temas dar tu consentimiento para tu matrimonio con Bertha, porque Dios hará de ello algo grande". Una vez casados, Gombert halló en Bertha su compañera ideal de piedad. coincidían en todo su deseo de vivir para Dios, por lo que decidieron en virginidad perpetua, como hermano y hermana en Cristo.
A la muerte de Nivardo, Gombert tuvo un encontronazo con el sucesor de este, San Rieul de Reims (3 de septiembre), pues Nivardo había dejado toda su herencia a la catredral y a las abadías de Villiers y Verzy, pero todas estas propiedades pertenecían a ambos hermanos, cosa que defendió nuestro santo frente a Rieul, que reclamaba todo para la Iglesia. Sin pleitos, lo resolvieron como hermanos en Cristo, dividiendo exactamente a la mitad y por su justo valor todas las tierras y feudos, sin perjudicarse uno al otro.
Según avanzaba la vida de ambos esposos, más les llamaba el claustro a cada uno, así que resolvieron separarse y entrar en religión para entregarse enteramente a Dios. Construyeron un bello monasterio femenino en Reims, dedicado al apóstol San Pedro, que no hay que confundir con el fundado por San Baudry (16 de octubre) para su hermana Santa Bova (24 de abril). Luego de esta obra, Gombert tomó el hábito monástico y junto a otros monjes partió a Irlanda, a visitar los santos lugares desde donde tantos santos misioneros habían evangelizado el continente. Otras versiones dicen que fueron a Altenzell, tierra de frisones. Donde fuese, edificó un monasterio con una bonita iglesia, en un territorio sembrado de paganos. Estos estaban molestos por las conversiones que lograban los monjes, y ver como su religión pagana iba a menos, así que, alentados por sus hechiceros, asaltaron el monasterio. Gombert instó a los monjes a no defenderse, sino a ofrendar la vida a Jesucristo. Fue a la iglesia y postrado ante el Sacramento, esperó la muerte. Los idólatras entraron violentando las puertas, le atraparon y le arrastraron a las afueras del poblado, donde le apalearon y finalmente le decapitaron, a 29 de abril de año incierto, a finales del siglo VII.
Bertha, por su parte, se había consagrado en el monasterio de Val-d’Or, en Avenay, donde sería martirizada por unos parientes de San Gombert. Luego de esto, ella apareció a su asesina (Moncie, prima de Gombert) y le dijo que solo hallaría perdón de Dios si trasladaba las reliquias de su marido al monasterio de Val-d’Or. Así se hizo, y los dos cuerpos reposaron juntos en la misma sepultura hasta hoy. Crónicas del siglo XII cuentan que en las ocasiones en que se abrió el sepulcro, aún podían verse las heridas de ambos, como si fuesen recién hechas, incluso que alguna vez sangraron.
Fuente:
-“Les Petits Bollandistes”. Volumen 5. Bruselas, 1645.