Jueves, 21 de noviembre de 2024

Religión en Libertad

San Lucio de Cavargna. El quesero mártir.

Cuando la caridad, y no solo la fe, es motivo de la entrega martirial.

Ramón Rabre

San Lucio con su atributo principal: un queso.
San Lucio con su atributo principal: un queso.

San Lucio (o Uguzzo) de Cavargna, pastor y mártir de la caridad. 12 de julio.

La primera “vita” crítica se escribió en 1861, después de más de cinco siglos de culto. Anteriormente su memoria ya aparece en el "Catalogus sanctorum Italiae", de 1613. Según estas, que recogen las tradiciones anteriores, sus padres eran unos pobres pastores de Val Cavargna, allá entre el siglo XII o XIII. El niño fue llamado “Lucio” por una inspiración divina a sus padres, pues sería “luz” en el mundo. Recibió una sólida educación basada en el Evangelio, y apenas creció lo suficiente, sus padres le encargaron el pastoreo de las ovejas, por lo que pasaba largos tiempos entre las montañas en soledad, lo que aprovechaba para dedicarse a la oración y la contemplación.

En invierno, cuando las ovejas se quedaban en casa, sus padres le colocaron con un fabricante de quesos, para que le ayudase y algún día pudiera dedicarse a ello. La leyenda nos dice que su ardiente caridad le llevó hacer milagros: a partir del suero inservible, desechado por el quesero, fabricaba quesos que daba a los pobres. Su maestro, enterado, pensó que le robaba y le echó. Y Dios entonces le envió un castigo, dice la leyenda, pues sus quesos se pudrieron, las ovejas murieron y sus pastos se secaron. Y sin embargo, a otro quesero que acogió al caritativo niño, le ocurrió que sus ovejas produjeron el doble de leche, los pastos reverdecían incluso en invierno.

Ante esto, el primer quesero fue llenándose de envidia y rencor, dirigiendo su odio hacia el jovencito Lucio. Cada prodigio que oía le llenaba el corazón de más y más odio. Y una noche en que el joven iba hacia su casa, le salió al encuentro y le mató con el propio cuchillo de Lucio. En el lugar donde fue asesinado, se formó un pequeño lago, convertido en fuente posteriormente, donde los pobres y enfermos hallaban salud, y la leyenda dice que el día de su fiesta estas aguas se volvían rojas.

El terrible asesinato fue visto por todos como un verdadero martirio por la caridad evangélica, más que por la fe. Pronto su tumba se convirtió en meta de peregrinos, en especial de aquellos que buscaban la salud de la vista. Se le invoca como santo abogado de los fabricantes de queso, los pastores, los animales domésticos y los pobres. Es además abogado para obtener buen tiempo y es invocado contra la sequía, las tormentas y el granizo, y estos últimos patronatos se dan por el día de su memoria, en pleno verano.

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