Omella recibe las primeras críticas por acoger a sacerdotes catalanes formados en otras diócesis

El arzobispo Juan José Omella, que llegó a Barcelona el pasado mes de diciembre, ya se ha encontrado críticas por parte de algunos grupos que se oponen a una de sus primeras decisiones: encargar la parroquias de Sant Antoni de Padua, en el barrio de Can Vidalet en Esplugas, y las de Santa Gemma y Sant Enric d'Ossó de L'Hospitalet (ciudades mayoritariamente castellanohablantes y de población inmigrante) a una hermandad de sacerdotes catalanes formados en Toledo.

Se trata de la Hermandad de Hijos de Nuestra Señora del Sagrado Corazón (hhnssc.org), en la que se forman bastantes jóvenes seminaristas catalanes ligados a movimientos de espiritualidad nacidos del Apostolado de la Oración, como Schola Cordis Iesu. La web de la Hermandad describe su espiritualidad como "amor obediente a la Jerarquía y en especial al Santo Padre el Papa", "celebración de la eucaristía y los sacramentos", "devoción tierna a la Virgen María", "cumplimiento de los consejos evangélicos", "amor entrañable a Cristo, contemplado a través su Corazón, y reconocido como Rey y Señor de todo el Universo", "confianza audaz y fuerte en san José" y "el filial abandono enseñado por santa Teresita del Niño Jesús". 

Sexo y nacionalcatolicismo
Las quejas llegan de grupos como Cristianisme Segle XXI. Su presidente, Jaume Botey, ha escrito una carta a Mark Ouellet, prefecto de la Congregación para los Obispos, declarando que los nuevos párrocos tendrán "una espiritualidad desencarnada y preconciliar que no ayuda a interpretar la dura realidad social de esos barrios". Según se desprendería de la carta, Botey conoce la espiritualidad de la Hermandad básicamente a partir de la web.

El texto de Botey afirma que el nuevo arzobispo de Barcelona tomaría una línea de "iglesia cerrada y obsesionada por la moral sexual, alejada de la problemática social". Y proclama que con esos nombramientos en los barrios de Can Vidalet y Pubilla Casas "devuelven a estos barrios al nacionalcatolicismo". 

Los sectores quejosos protestan de que se les ha presentado la designación de los nuevos pastores como un hecho consumado. El pasado 6 de septiembre el arzobispo Omella acudió a una reunión de Consejo Pastoral en la que intentaron que el prelado cambiase su decisión, sin éxito.

Tamayo y Charamsa, el gay polaco ex-cura
Otra de las voces que se quejan del nuevo arzobispo está el teólogo disidente, habitual en las páginas del diario El País, Juan José Tamayo, que en este periódico explicaba el 15 de septiembre: "El 25 de febrero [Omella] me prohibió una conferencia sobre la violencia y las religiones en la parroquia de sant medir, donde nació Comisiones Obreras de Cataluña a mediados de los sesenta". Y añade: "En democracia, Omella niega la libertad de expresión en sus dominios eclesiásticos".

Y más adelante: "En la misma parroquia prohibió la conferencia sobre la homosexualidad e Iglesia del teólogo polaco Krzysztof Charamsa, que unos meses antes había declarado ser 'sacerdote homosexual, feliz y orgulloso de su identidad", explica, refiriéndose a este ex-clérigo que tiene como pareja homosexual a un político independentista catalán.  [Más sobre este "teólogo" Charamsa aquí en ReL]

Mueren 63 curas, se ordenan 15
El periodista Jordi Llisterri escribía el 16 de septiembre en La Vanguardia que "en Barcelona cada vez es más difícil cubrir las 208 parroquias de la diócesis por falta de curas. Los últimos cinco años se han ordenado 15 sacerdotes diocesanos y han muerto 63".

"En este contexto Omella ha nombrado dos curas de la Hermandad de Hijos de Nuestra Señora del Sagrado Corazón de Toledo. Francesc Xavier Prevosti y Fernando Maristany Pintó son dos catalanes miembros de esta hermandad, que se formaron en el seminario de Toledo conocido por su ortodoxia. Prevosti es profesor de la Universidad Abat Oliba. Los dos han ejercido el ministerio en Toledo, y Maristany también fue sacerdote en Navarra. Esta hermandad ya hacía tiempo que se había ofrecido para enviar curas a Barcelona".

Dos jesuitas detrás de la protesta
Según el blog Germinans Germinabit, especializado en información religiosa en Cataluña, cuando se supo de los nombramientos "los dos jesuitas que viven y regentan en la práctica San Antonio de Padua, los padres Xavier Alegre y Josep Miralles, empezaron dar las voces de alarma. Se juntaron a ellos las cinco teresianas que residen en la parroquia de Sant Enric d’Ossó. Con todo, no lograron unir a las otras religiosas que residen en la demarcación parroquial: las Sirvientas del Sagrado Corazón, que poseen el colegio de San José Obrero". 

Al no conseguir que el arzobispo se echara para atrás, añade el blog, "llamaron al equipo médico habitual: Nació Digital, El País, El Periódico y Esglèsia Plural".