Las monjas indias de Compostela no estaban ni retenidas ni mal tratadas: el juez no ve delito alguno
Ni fueron retenidas en contra de su voluntad, ni sufrieron un trato degradante ni coacciones.
Esa es la conclusión a la que ha llegado el juez que ha investigado el caso de las tres monjas indias de clausura que abandonaron el convento de las Mercedarias de Santiago tras la denuncia de una excompañera que aseguró a la policía que sus compatriotas estaban allí retenidas en contra de su voluntad.
Tras cinco meses de pesquisas, el magistrado Andrés Lago Louro ha concluido que no hay ningún indicio de delito ni por parte de la Iglesia compostelana ni de la madre superiora y ha decidido dictar el sobreseimiento provisional y el archivo de las actuaciones. La decisión da la razón a la defensa del Arzobispado compostelano, que ejerce el abogado José Antonio Montero.
La ex-monja señora de la limpieza
El caso se remonta a finales de enero. Una exmonja india que había abandonado meses antes el convento de las Mercedarias de Santiago y que estaba trabajando en Madrid como empleada de hogar le dijo a su jefa que las religiosas estaban retenidas y que no las dejaban abandonar el monasterio. Esta mujer puso los hechos en conocimiento de la policía y actuó la Brigada de Extranjería.
Los agentes preguntaron por las cinco religiosas de nacionalidad india que había en el convento compostelano y las llevaron a dependencias judiciales. Allí dos de ellas manifestaron su voluntad de volver a la congregación, pero las otras tres optaron por no regresar.
El juzgado abrió diligencias por tres presuntos delitos: contra la integridad moral, detención ilegal y coacciones. En todos ellos el magistrado considera que no hay indicios ni ninguna prueba que permita continuar con la instrucción del asunto.
Viajaban libremente: no estaban retenidas
En el caso del delito más grave de los tres, el de detención ilegal, el juez señala en su auto que «no es posible» apreciarlo «cuando todas las monjas, inclusive las que han decidido abandonar el convento, han afirmado en sede judicial que podían visitar a sus familias cada siete años, salvo casos justificados como por ejemplo enfermedad de algún pariente, en que podían visitar su país de origen sin necesidad de respetar ese período estipulado en la reglas por las que se rige la comunidad».
De hecho, tras asumir los votos, todas las religiosas pasaron en la India largas temporadas de hasta tres meses y después siempre «decidieron voluntariamente regresar al convento» y añade el magistrado que «todas han admitido que, pese al régimen de clausura en el que se hallaban, sí podían comunicarse habitualmente con sus familias tanto por carta como por teléfono».
Ante tales evidencias, el juez concluye de forma tajante que «no podemos hablar en absoluto de secuestro o detención ilegal».
Dos mercedarias indias en el convento de Santiago de Compostela (imagen de un reportaje fotográfico de Miguel Castaño)
Ni malos tratos ni vejaciones ni humillaciones
En cuanto al delito contra la integridad moral, la investigación judicial considera que ninguna de las monjas indias fue objeto de tratos vejatorios, degradantes o humillantes y nuevamente son las propias afirmaciones de las ya exreligiosas las que permiten llegar a esta conclusión. Resulta concluyente que calificasen como «duras» las condiciones de trabajo, pero que considerasen que era «lo natural de la vida» y que dejasen claro que no estaban preocupadas por este aspecto de su estancia entre las Mercedarias de Santiago. Es más, una de ellas afirmó que «las hermanas eran muy cariñosas y que no les faltaba de nada».
Con semejantes opiniones por parte de las exmonjas, el juez que ha investigado el caso indica en su auto que «no parece necesario que nos extendamos más sobre este punto». Así de claro tiene que «no se ha constatado» en ninguna de las mujeres indias «la existencia de un menoscabo grave a su integridad moral por lo que no podemos hablar de un delito».
Las «contradicciones» de la denunciante
La mujer india que denunció que sus compatriotas estaban retenidas en el convento de las Mercedarias de Santiago ofreció una versión de los hechos que, por sus contradicciones, «llevan a dudar de su veracidad», señala en el auto el juez Lago Louro.
Esta falta de consistencia de sus acusaciones hace que tampoco sea posible atribuir a la madre superiora de la congregación ningún delito de coacciones.
La mujer india había dicho que la religiosa les retenía la documentación y que las amenazaba con que si se marchaban del convento serían expulsadas a la India, pero el magistrado estima que es «muy dudoso» que esto constituya «un hecho de relevancia penal».
El auto considera «lógico» que la madre superiora custodiase la documentación de las monjas. En primer lugar, porque así lo estipulaban las reglas de la congregación, pero también porque las mujeres, por ser de origen indio y no hablar el castellano, eran «especialmente vulnerables» y precisaban «de la asistencia constante de alguien».
La investigación ha demostrado que varias monjas, entre ellas la que con su denuncia motivó la actuación judicial, viajaron varias veces a la India en posesión de sus documentos durante los más de quince años que permanecieron enclaustradas en las Mercedarias compostelanas. No parece por tanto creíble que esos papeles estuviesen fueran del alcance de sus propietarias ni que la superiora los retuviese para coaccionarlas y evitar así que abandonasen el convento.
El magistrado también se refiere al caso de otras dos monjas indias que dejaron la congregación el 27 de julio del 2011 y que regresaron a su país. La investigación concluye que no puede decirse que fueran expulsadas en contra de su voluntad. Habría sido su deseo salir de España y, en todo caso, aquellos hechos ocurrieron cuando la actual superiora no estaba en el cargo, por lo que no puede hacérsele responsable.
En su decisión de archivar el caso, al margen de que no se han hallado indicios de ninguno de los presuntos delitos investigados, también ha resultado determinante que ninguna de las tres exmonjas haya querido presentar denuncia contra la congregación.
(Nota de ReL: tras esta investigación judicial y sus conclusiones, asombra leer ahora los artículos de tonalidades siniestras que se publicaron en su momento, como este: El régimen de «casi esclavitud» que denuncia la juez de Santiago sobre tres monjas )
En este vídeo, Almudena Rojas Estapé, de 23 años, hija del popular psiquiatra Enrique Rojas, explica su proceso de discernimiento para hacerse novicia carmelita
Esa es la conclusión a la que ha llegado el juez que ha investigado el caso de las tres monjas indias de clausura que abandonaron el convento de las Mercedarias de Santiago tras la denuncia de una excompañera que aseguró a la policía que sus compatriotas estaban allí retenidas en contra de su voluntad.
Tras cinco meses de pesquisas, el magistrado Andrés Lago Louro ha concluido que no hay ningún indicio de delito ni por parte de la Iglesia compostelana ni de la madre superiora y ha decidido dictar el sobreseimiento provisional y el archivo de las actuaciones. La decisión da la razón a la defensa del Arzobispado compostelano, que ejerce el abogado José Antonio Montero.
La ex-monja señora de la limpieza
El caso se remonta a finales de enero. Una exmonja india que había abandonado meses antes el convento de las Mercedarias de Santiago y que estaba trabajando en Madrid como empleada de hogar le dijo a su jefa que las religiosas estaban retenidas y que no las dejaban abandonar el monasterio. Esta mujer puso los hechos en conocimiento de la policía y actuó la Brigada de Extranjería.
Los agentes preguntaron por las cinco religiosas de nacionalidad india que había en el convento compostelano y las llevaron a dependencias judiciales. Allí dos de ellas manifestaron su voluntad de volver a la congregación, pero las otras tres optaron por no regresar.
El juzgado abrió diligencias por tres presuntos delitos: contra la integridad moral, detención ilegal y coacciones. En todos ellos el magistrado considera que no hay indicios ni ninguna prueba que permita continuar con la instrucción del asunto.
Viajaban libremente: no estaban retenidas
En el caso del delito más grave de los tres, el de detención ilegal, el juez señala en su auto que «no es posible» apreciarlo «cuando todas las monjas, inclusive las que han decidido abandonar el convento, han afirmado en sede judicial que podían visitar a sus familias cada siete años, salvo casos justificados como por ejemplo enfermedad de algún pariente, en que podían visitar su país de origen sin necesidad de respetar ese período estipulado en la reglas por las que se rige la comunidad».
De hecho, tras asumir los votos, todas las religiosas pasaron en la India largas temporadas de hasta tres meses y después siempre «decidieron voluntariamente regresar al convento» y añade el magistrado que «todas han admitido que, pese al régimen de clausura en el que se hallaban, sí podían comunicarse habitualmente con sus familias tanto por carta como por teléfono».
Ante tales evidencias, el juez concluye de forma tajante que «no podemos hablar en absoluto de secuestro o detención ilegal».
Dos mercedarias indias en el convento de Santiago de Compostela (imagen de un reportaje fotográfico de Miguel Castaño)
Ni malos tratos ni vejaciones ni humillaciones
En cuanto al delito contra la integridad moral, la investigación judicial considera que ninguna de las monjas indias fue objeto de tratos vejatorios, degradantes o humillantes y nuevamente son las propias afirmaciones de las ya exreligiosas las que permiten llegar a esta conclusión. Resulta concluyente que calificasen como «duras» las condiciones de trabajo, pero que considerasen que era «lo natural de la vida» y que dejasen claro que no estaban preocupadas por este aspecto de su estancia entre las Mercedarias de Santiago. Es más, una de ellas afirmó que «las hermanas eran muy cariñosas y que no les faltaba de nada».
Con semejantes opiniones por parte de las exmonjas, el juez que ha investigado el caso indica en su auto que «no parece necesario que nos extendamos más sobre este punto». Así de claro tiene que «no se ha constatado» en ninguna de las mujeres indias «la existencia de un menoscabo grave a su integridad moral por lo que no podemos hablar de un delito».
Las «contradicciones» de la denunciante
La mujer india que denunció que sus compatriotas estaban retenidas en el convento de las Mercedarias de Santiago ofreció una versión de los hechos que, por sus contradicciones, «llevan a dudar de su veracidad», señala en el auto el juez Lago Louro.
Esta falta de consistencia de sus acusaciones hace que tampoco sea posible atribuir a la madre superiora de la congregación ningún delito de coacciones.
La mujer india había dicho que la religiosa les retenía la documentación y que las amenazaba con que si se marchaban del convento serían expulsadas a la India, pero el magistrado estima que es «muy dudoso» que esto constituya «un hecho de relevancia penal».
El auto considera «lógico» que la madre superiora custodiase la documentación de las monjas. En primer lugar, porque así lo estipulaban las reglas de la congregación, pero también porque las mujeres, por ser de origen indio y no hablar el castellano, eran «especialmente vulnerables» y precisaban «de la asistencia constante de alguien».
La investigación ha demostrado que varias monjas, entre ellas la que con su denuncia motivó la actuación judicial, viajaron varias veces a la India en posesión de sus documentos durante los más de quince años que permanecieron enclaustradas en las Mercedarias compostelanas. No parece por tanto creíble que esos papeles estuviesen fueran del alcance de sus propietarias ni que la superiora los retuviese para coaccionarlas y evitar así que abandonasen el convento.
El magistrado también se refiere al caso de otras dos monjas indias que dejaron la congregación el 27 de julio del 2011 y que regresaron a su país. La investigación concluye que no puede decirse que fueran expulsadas en contra de su voluntad. Habría sido su deseo salir de España y, en todo caso, aquellos hechos ocurrieron cuando la actual superiora no estaba en el cargo, por lo que no puede hacérsele responsable.
En su decisión de archivar el caso, al margen de que no se han hallado indicios de ninguno de los presuntos delitos investigados, también ha resultado determinante que ninguna de las tres exmonjas haya querido presentar denuncia contra la congregación.
(Nota de ReL: tras esta investigación judicial y sus conclusiones, asombra leer ahora los artículos de tonalidades siniestras que se publicaron en su momento, como este: El régimen de «casi esclavitud» que denuncia la juez de Santiago sobre tres monjas )
En este vídeo, Almudena Rojas Estapé, de 23 años, hija del popular psiquiatra Enrique Rojas, explica su proceso de discernimiento para hacerse novicia carmelita
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