Francesca Chaouqui se defiende atacando: «Todo lo hizo él. Yo intenté detenerle»
"Estoy tranquila, me siento con la conciencia tranquila: he contado sólo la verdad a quien está investigando la fuga de documentos en la Curia". Francesca Immacolata Chaouqui demuestra serenidad al salir de una larga reunión con su abogada, Giuila Buongiorno. El tono es sereno. Intenta minimizar la montaña que se le ha venido encima. Y asegura que no tiene "nada que ver con cuervos ni topos". Está segura de que las cosas se arreglarán. No tiene dudas.
Plena colaboración
También aporta una versión normalizadora del trabajo que ha compartido en el Vaticano con monseñor Lucio Ángel Vallejo Balda. "Todo lo ha hecho él, más bien yo intenté detenerle". Francesca Immacolata Chaouqui niega todas las acusaciones: "Sé que no he hecho nada y estoy segura de haber aclarado completamente mi posición".
La impresión que la atenaza es la de haber quedado atrapada en un asunto al que es ajena. Precisa que su colaboración con las autoridades vaticanas "no debe interpretarse como un arrepentimiento ni como una admisión de culpa, porque no tengo nada que admitir y nada de lo que arrepentirme". Por tanto su "plena colaboración" no debe entenderse "en el sentido técnico del término". No había "ningún cajón que vaciar", sino una ayuda que prestar para iluminar todo lo ocurrido. Francesca Immacolata Chaouqui lo explica en detalle. No se ha autoinculpado, ha aportado "toda la información que conozco sobre los hechos".
Sin presiones
El motivo por el que está colaborando con la Gendarmería y con la magistratura vaticanas es que le alienta un único objetivo: "La imagen de la Santa Sede". Por tanto, "no ha habido presiones", sino "la voluntad de acompañar la búsqueda de la verdad, aportando una contribución a la investigación". "No he sentido ni siquiera mínimamente una atmósfera de contraposición, no estamos en la actitud de acusación-defensa", puntualiza Francesca Immacolata Chaouqui. Una serenidad en el tono que contrasta con la triste descripción de los clamorosos hechos que la han situado en el centro del escenario. "No me esperaba algo así, siempre me he mantenido al margen", repite: "Soy totalmente inocente y lo demostraré".
Imagen falsificada
No entiende que haya una actitud contra ella. No se considera una arrepentida y quiere contribuir a una auténtica reconstrucción de los hechos. No lo define como una detención. Se ha limitado a "contar lo que sé" y está acogida en una comunidad religiosa femenina. Además no se reconoce "en la imagen mediática de los cuervos y de los topos" que está dando la vuelta al mundo con la noticia de las muñecas esposadas en el Vaticano. No se reconoce en esa situación de intoxicaciones y grupos de poder en la curia. "No tengo esa experiencia ni vivo en ese clima", garantiza: "Mi única intención ha sido prestar un servicio al Vaticano".
La fuga de información
Francesca Immacolata Chaouqui se confiesa dolorida por el escándalo. "Colaboro porque hacer surgir la verdad es mi única intención y tengo el ánimo sereno", afirma: "No tengo nada que temer y las cosas se aclararán". Intenta mantenerse emotivamente a salvo de la tempestad que la ha embestido. Un ciclón.
Entretanto, el Opus Dei especifica que ella "nunca ha sido miembro ni cooperadora" de la Prelatura. Una precisión que ya se ha hecho "varias veces antes", desde aquel julio de 2013 cuando fue llamada a formar parte de la comisión para el estudio y reorganización de las estructuras económicas y administrativas de la Santa Sede, conducida por el monseñor español del Opus Dei Lucio Ángel Vallejo Balda: "Estoy tranquila porque sé que soy inocente, no soy yo quien tiene que arrepentirse".
Más información: Sandro Magister recuerda que ya advirtió hace dos años de que la detenida no era de fiar.
Publicado en Vatican Insider.
Traducción de Carmelo López-Arias.
Plena colaboración
También aporta una versión normalizadora del trabajo que ha compartido en el Vaticano con monseñor Lucio Ángel Vallejo Balda. "Todo lo ha hecho él, más bien yo intenté detenerle". Francesca Immacolata Chaouqui niega todas las acusaciones: "Sé que no he hecho nada y estoy segura de haber aclarado completamente mi posición".
La impresión que la atenaza es la de haber quedado atrapada en un asunto al que es ajena. Precisa que su colaboración con las autoridades vaticanas "no debe interpretarse como un arrepentimiento ni como una admisión de culpa, porque no tengo nada que admitir y nada de lo que arrepentirme". Por tanto su "plena colaboración" no debe entenderse "en el sentido técnico del término". No había "ningún cajón que vaciar", sino una ayuda que prestar para iluminar todo lo ocurrido. Francesca Immacolata Chaouqui lo explica en detalle. No se ha autoinculpado, ha aportado "toda la información que conozco sobre los hechos".
Sin presiones
El motivo por el que está colaborando con la Gendarmería y con la magistratura vaticanas es que le alienta un único objetivo: "La imagen de la Santa Sede". Por tanto, "no ha habido presiones", sino "la voluntad de acompañar la búsqueda de la verdad, aportando una contribución a la investigación". "No he sentido ni siquiera mínimamente una atmósfera de contraposición, no estamos en la actitud de acusación-defensa", puntualiza Francesca Immacolata Chaouqui. Una serenidad en el tono que contrasta con la triste descripción de los clamorosos hechos que la han situado en el centro del escenario. "No me esperaba algo así, siempre me he mantenido al margen", repite: "Soy totalmente inocente y lo demostraré".
Imagen falsificada
No entiende que haya una actitud contra ella. No se considera una arrepentida y quiere contribuir a una auténtica reconstrucción de los hechos. No lo define como una detención. Se ha limitado a "contar lo que sé" y está acogida en una comunidad religiosa femenina. Además no se reconoce "en la imagen mediática de los cuervos y de los topos" que está dando la vuelta al mundo con la noticia de las muñecas esposadas en el Vaticano. No se reconoce en esa situación de intoxicaciones y grupos de poder en la curia. "No tengo esa experiencia ni vivo en ese clima", garantiza: "Mi única intención ha sido prestar un servicio al Vaticano".
La fuga de información
Francesca Immacolata Chaouqui se confiesa dolorida por el escándalo. "Colaboro porque hacer surgir la verdad es mi única intención y tengo el ánimo sereno", afirma: "No tengo nada que temer y las cosas se aclararán". Intenta mantenerse emotivamente a salvo de la tempestad que la ha embestido. Un ciclón.
Entretanto, el Opus Dei especifica que ella "nunca ha sido miembro ni cooperadora" de la Prelatura. Una precisión que ya se ha hecho "varias veces antes", desde aquel julio de 2013 cuando fue llamada a formar parte de la comisión para el estudio y reorganización de las estructuras económicas y administrativas de la Santa Sede, conducida por el monseñor español del Opus Dei Lucio Ángel Vallejo Balda: "Estoy tranquila porque sé que soy inocente, no soy yo quien tiene que arrepentirse".
Más información: Sandro Magister recuerda que ya advirtió hace dos años de que la detenida no era de fiar.
Publicado en Vatican Insider.
Traducción de Carmelo López-Arias.
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