Encuentran papeles con su intento, que nadie podía creer
Negrín quería abrir el culto en 1937, con 6.000 clérigos ya asesinados; falló, y mataron 1.000 más
Imaginemos que los terroristas del Estado Islámico ocupasen Israel y durante un año matasen a 4.000 rabinos pero dejasen vivir a los judíos que se declarasen "laicos".
Pasado el primer año de ocupación, y con miles de rabinos y religiosos judíos escondidos en las catacumbas, imaginemos que los portavoces del Estado Islámico tratasen de llegar a un pacto, a través del Gran Rabino de Italia o de Inglaterra por ejemplo, anunciando a los rabinos escondidos que podían salir, y que se les permitiría el culto.
¿Creerían esos rabinos en las promesas de quienes unos meses antes les estaban matando al ritmo de 70 rabinos al día? Y si Estado Islámico estuviese formado por mil facciones en débil alianza, ¿cómo saber que una facción disidente (luego quizá alguien los llamara "incontrolados") no les mataría en cuanto salieran a la luz?
Y, en cualquier caso, ¿no pensarían que se trata de un engaño para localizarles y, en el mejor de los casos, una breve maniobra propagandística de cara al mundo?
Algo similar debió pasar cuando Negrín, presidente del Gobierno en la España de 1937, en plena Guerra Civil y persecución religiosa, intentó negociar a través de los obispos franceses la reapertura del culto católico en la zona de España controlada por la República, una operación que ahora se ha visto documentada con los archivos de Negrín llegados recientemente a España.
¿Cómo pedir al clero español escondido que saliera, cuando en agosto de 1936 habían visto a sus compañeros asesinados al ritmo de 70, a veces con torturas salvajes que dejan pequeñas a las que hoy muestra Estado Islámico? (Pensemos, por ejemplo, que desde que empezó la atroz violencia en Siria en marzo de 2011 hay dos obispos secuestrados, pero ni uno muerto todavía; en cambio, la persecución en España mató a 13 obispos).
¿Cómo podían no dudar de que era un engaño? E incluso si Negrín lo proponía de buena fe ¿acaso era capaz de garantizar que los asesinos -muchos de ellos ahora con responsabilidades militares- no seguirían asesinándoles?
Año 37: con 6.000 clérigos ya asesinados
El 17 de mayo de 1937, después de casi un año de Guerra Civil Española, Juan Negrín es nombrado Presidente del Gobierno de la República.
El 1 de junio, apenas dos semanas después, los obispos españoles (los que seguían vivos, porque 10 ya habían sido asesinados) publicaron su famosa "carta colectiva" tomando partido por el bando nacional... que era el bando que no estaba matando al clero y a los líderes católicos.
Hasta entonces los obispos aún no se habían pronunciado sobre la Guerra Civil aunque los asesinatos de clérigos (personal desarmado, civil, no combatiente y fácilmente reconocible) se habían sucedido.
Esta carta en su título declaraba estar "dirigida a los obispos de todo el mundo con motivo de la guerra de España", es decir, era un documento que buscaba repercusión internacional, y la tuvo.
El historiador Vicente Cárcel Ortí, en un artículo de 2012 en la revista Ecclesia, señala que "aunque es verdad que en la carta se dieron cifras muy exageradas sobre el número de personas asesinadas por motivos religiosos, es cierto —y las investigaciones posteriores lo han demostrado— que por aquellas fechas el número de víctimas eclesiásticas superaba los 6.000, entre ellos diez obispos, sin incluir en esta cifra a los militantes católicos de movimientos y asociaciones de la Iglesia ni los católicos en general".
[Cárcel Ortí hablaba de 4.000 clérigos asesinados en el primer año en su libro La Gran Persecución, Planeta, año 2000, siguiendo el estudio de los años 60 de Antonio Montero, pero en el s.XXI la investigación y recuento de víctimas ha aumentado mucho, sobre todo por las diversas causas de beatificación. Actualmente Cárcel Ortí considera demostrado que se asesinó en total hasta 1939 a unos 7.000 clérigos y unos 3.000 laicos significados por su fe].
¿"Normalizar" el culto... o la imagen de la República?
En diciembre de 2013 la historiadora Emiliana Velázquez Guerra, que trabaja con la Fundación Juan Negrín y admira al personaje, escribía un artículo explicando que 16 días después de tronar por todo el mundo la carta de los obispos españoles describiendo la persecución sangrienta que sufrían los católicos, Negrín empezó una campaña de "normalización" de la situación religiosa (al menos sobre el papel, y ella misma admite que por estrategia tanto como por convicciones) en 6 puntos que enumera así:
» 1.Definición de la situación jurídico-legal de los sacerdotes y religiosos, encarcelados muchos de ellos por el mero hecho de su condición de sacerdotes.
» 2. Normalización del culto
» 3. Asistencia religiosa en el ejército y hospitales militares para amparar a los soldados creyentes en su derecho a solicitar auxilios espirituales.
» 4. Asistencia religiosa en los establecimientos penales de toda clase y a la beneficencia.
» 5. "Libertad" de enseñanza de la religión, según la ley de confesiones y congregaciones religiosas. Título IV, artículo 20.
» 6.Libertad para hacer obras de beneficencia católicas
De hecho, también en la Unión Soviética Stalin cesaría su persecución a los cristianos durante la invasión alemana en 1941, para evitar abrir frentes internos, y después de un gran baño de sangre. El historiador Serguey Firsov explica que en 1937 y en 1938 la persecución religiosa en la URSS contra los cristianos ortodoxos superaba todo lo visto antes en cualquier persecución de la historia: 100.000 ejecuciones y 200.000 deportados o represaliados en apenas 2 años. Y Stalin enviaba asesores a España y su foto enorme ocupaba la puerta de Alcalá en Madrid.
La Puerta de Alcalá en Madrid en 1937, dejando claro el modelo que admiraba la España republicana... ese mismo año y el siguiente Stalin estaba persiguiendo cristianos ortodoxos: esos dos años mató 100.000 y deportó otros 200.000.
Evidentemente, "sobre el papel" Negrín podía promulgar muchas cosas. Pero en España, en las calles, anarquistas, comunistas y anticlericales en general seguían haciendo lo que querían (es decir, matar clérigos y líderes católicos) y los católicos no salían de sus escondites, y con razón, porque a los que encontraban los mataban. Quizá algún "comisario" o "jefe de comité" en vez de fusilarlos declarando "porque eres cura" decía ahora "porque eres enemigo del pueblo", pero poco cambiaba.
Los archivos de Negrín
Hace unos meses llegaron a España los llamados "archivos de Negrín", unos 100.000 documentos que quien fuera el último presidente del Gobierno republicano se llevó al exilio, y ahora analizan 8 voluntarios de la Fundación Juan Negrín y la historiadora Emiliana Velázquez en la sede de la Fundación Juan Negrín en Las Palmas de Gran Canaria, la ciudad natal del político socialista.
Entre esos documentos, Velázquez llama la atención (lo ha recogido la agencia Efe, la prensa canaria y parte de la nacional) sobre unos documentos que demuestran su intento de reestablecer el culto católico en la zona republicana.
Se trata de la llamada "Operación Triángulo", que "buscaba reanudar las relaciones a través de una conexión Barcelona-París-Vaticano", que se puso en marcha en el verano de 1937, recién nombrado presidente Negrín (y después de publicarse la "carta colectiva" que resonaba por todo el mundo señalando el régimen español por sus masacres de clérigos y civiles católicos).
Manuel de Irujo, que era católico, independentista vasco y con Negrín era Ministro de Justicia, fue a Francia para encontrarse con el arzobispo de París y hablar con representantes españoles que estaban en Roma, pero la historiadora admite que finalmente "hubo un jaleo que hizo que quedara en nada".
El intento de Negrín, meses después, de "normalizar el culto", al menos en Barcelona, fracasó, dice la historiadora "fundamentalmente porque se topó con sectores de la iglesia católica que no estaban interesados de ninguna manera en la reconciliación con la zona republicana, por la propaganda".
Pero quizá esos "sectores" simplemente no confiaban en que no les matasen como a sus compañeros asesinados un año antes. Después de todo, nadie detenía a los asesinos, sino que los criminales ocupaban cargos importantes y seguían armados hasta los dientes.
Recordemos que el 8 de agosto de 1936, después de 20 días de persecución religiosa, Andreu Nin, líder de los comunistas trostkystas del POUM, decía desde Barcelona: «El problema de la Iglesia lo hemos resuelto yendo a la raíz; hemos suprimido los sacerdotes, las iglesias y el culto». Cuando dice esto, ya había unos 1.400 clérigos asesinados en toda España, y ni una iglesia abierta en Barcelona. ¿Quién iba a creer lo que dijera Negrín un año después en la Ciudad Condal? (Andreu Nin sería asesinado al año siguiente en Alcalá de Henares por Alexander Orlov, agente de la NKVD estalinista: los comunistas de distintas obediencias se mataban entre ellos).
Para entender lo que podían sentir los católicos catalanes de las promesas de Negrín desde Barcelona hay que repasar las cifras de clero asesinado en Cataluña (son cifras del libro de Vicente Cárcel del año 2000, sin duda los nuevos datos las han aumentado).
-Diócesis de Lérida: 270 clérigos asesinados, el 65% de los que había.
-Diócesis de Tortosa: 316 asesinados, el 62% del clero.
-Diócesis de Vic: 177 asesinados, el 27% del clero.
-Diócesis de Barcelona: 279 clérigos asesinados, el 22%.
-Diócesis de Gerona: 194 clérigos asesinados, el 20% del clero.
-Diócesis de Urgell: 109 clérigos asesinados, el 20% del clero
-Diócesis de Solsona: 60 clérigos asesinados, el 13% del clero.
Y es que las medidas "sobre papel" de Negrín no eran convincentes para los católicos. De hecho, al menos otros mil clérigos serían asesinados tras ellas.
Cronología de los hechos
Año 1931: 14 de abril, se proclama la Segunda República española. Mayo: asaltos, saqueos y quemas de casi 100 iglesias y edificios religiosos en Madrid, Valencia, Alicante, Murcia, Sevilla y Cádiz. La Guardia Civil y los bomberos no intervienen. 4 de agosto: eliminación del cargo y función de capellanes militares. 21 de agosto: se prohibe a la Iglesia vender bienes muebles o inmuebles. 4 de diciembre: secularización de cementerios y prohibición de enterrar en iglesias. 9 de diciembre: nueva Constitución con un artículo (el 26) dedicado a acabar con los jesuitas y «nacionalizar sus bienes» por su «voto especial de obediencia a autoridad distinta de la legítima del Estado».
Año 1932: 14 de Enero, retirada de crucifijos de las escuelas (el agnóstico Unamuno protestó y planteó «¿Qué se va a poner donde estaba el Cristo agonizante? ¿Una hoz y un martillo? ¿Un compás y una escuadra?»). 24 de enero: disolución de los jesuitas, expulsión de sus consagrados y confiscación de sus bienes (más de 3.000 jesuitas expulsados; salvaron su vida así cuando llegó la matanza 4 años después). Quemas y asaltos de edificios eclesiales en Zaragoza, Córdoba, Cádiz (enero); Sevilla (abril); Granada (julio), Cádiz, Sevilla y Granada (octubre). Sensación de impunidad.
Año 1933: Férrea Ley de Confesiones y Congregaciones religiosas, que nadie consideraría hoy ejemplo de libertad religiosa.
Año 1934: Revolución de Asturias, 33 curas y religiosos asesinados en Mieres, Turón, Oviedo. Destruyen 58 iglesias.
Año 1936, antes del 18 de julio, día de la rebelión militar: 17 curas y religiosos asesinados.
Del 18 de julio al 1 de agosto: al menos 861 clérigos más asesinados.
Agosto de 1936: 2.077 asesinatos (más de 70 al día), incluyendo 10 obispos.
Asesinatos acumulados a 14 de septiembre: 3.400 sacerdotes y religiosos asesinados (no contamos laicos) en menos de 2 meses.
17 de mayo de 1937: Negrín, presidente del gobierno.
1 de junio de 1937: con ya unos 6.000 clérigos y líderes católicos asesinados (personal civil y desarmado), los obispos españoles toman partido por el bando que no les está matando al publicar la "carta colectiva", que busca llegar a la opinión pública internacional.
17 de junio de 1937: Negrín empieza a tomar medidas para contrarrestar la imagen de cristianicida que la República estaba adquiriendo en el extranjero. Su eficacia es muy limitada.
1 de abril de 1939: final de la Guerra Civil Española.
Católicos asesinados por su fe acumulados al acabar la guerra (y con ella, la persecución religiosa): un total de 7.000 clérigos y unos 3.000 seglares, según el recuento más actualizado de Vicente Cárcel Ortí.
Pasado el primer año de ocupación, y con miles de rabinos y religiosos judíos escondidos en las catacumbas, imaginemos que los portavoces del Estado Islámico tratasen de llegar a un pacto, a través del Gran Rabino de Italia o de Inglaterra por ejemplo, anunciando a los rabinos escondidos que podían salir, y que se les permitiría el culto.
¿Creerían esos rabinos en las promesas de quienes unos meses antes les estaban matando al ritmo de 70 rabinos al día? Y si Estado Islámico estuviese formado por mil facciones en débil alianza, ¿cómo saber que una facción disidente (luego quizá alguien los llamara "incontrolados") no les mataría en cuanto salieran a la luz?
Y, en cualquier caso, ¿no pensarían que se trata de un engaño para localizarles y, en el mejor de los casos, una breve maniobra propagandística de cara al mundo?
Algo similar debió pasar cuando Negrín, presidente del Gobierno en la España de 1937, en plena Guerra Civil y persecución religiosa, intentó negociar a través de los obispos franceses la reapertura del culto católico en la zona de España controlada por la República, una operación que ahora se ha visto documentada con los archivos de Negrín llegados recientemente a España.
¿Cómo pedir al clero español escondido que saliera, cuando en agosto de 1936 habían visto a sus compañeros asesinados al ritmo de 70, a veces con torturas salvajes que dejan pequeñas a las que hoy muestra Estado Islámico? (Pensemos, por ejemplo, que desde que empezó la atroz violencia en Siria en marzo de 2011 hay dos obispos secuestrados, pero ni uno muerto todavía; en cambio, la persecución en España mató a 13 obispos).
¿Cómo podían no dudar de que era un engaño? E incluso si Negrín lo proponía de buena fe ¿acaso era capaz de garantizar que los asesinos -muchos de ellos ahora con responsabilidades militares- no seguirían asesinándoles?
Año 37: con 6.000 clérigos ya asesinados
El 17 de mayo de 1937, después de casi un año de Guerra Civil Española, Juan Negrín es nombrado Presidente del Gobierno de la República.
El 1 de junio, apenas dos semanas después, los obispos españoles (los que seguían vivos, porque 10 ya habían sido asesinados) publicaron su famosa "carta colectiva" tomando partido por el bando nacional... que era el bando que no estaba matando al clero y a los líderes católicos.
Hasta entonces los obispos aún no se habían pronunciado sobre la Guerra Civil aunque los asesinatos de clérigos (personal desarmado, civil, no combatiente y fácilmente reconocible) se habían sucedido.
Esta carta en su título declaraba estar "dirigida a los obispos de todo el mundo con motivo de la guerra de España", es decir, era un documento que buscaba repercusión internacional, y la tuvo.
El historiador Vicente Cárcel Ortí, en un artículo de 2012 en la revista Ecclesia, señala que "aunque es verdad que en la carta se dieron cifras muy exageradas sobre el número de personas asesinadas por motivos religiosos, es cierto —y las investigaciones posteriores lo han demostrado— que por aquellas fechas el número de víctimas eclesiásticas superaba los 6.000, entre ellos diez obispos, sin incluir en esta cifra a los militantes católicos de movimientos y asociaciones de la Iglesia ni los católicos en general".
[Cárcel Ortí hablaba de 4.000 clérigos asesinados en el primer año en su libro La Gran Persecución, Planeta, año 2000, siguiendo el estudio de los años 60 de Antonio Montero, pero en el s.XXI la investigación y recuento de víctimas ha aumentado mucho, sobre todo por las diversas causas de beatificación. Actualmente Cárcel Ortí considera demostrado que se asesinó en total hasta 1939 a unos 7.000 clérigos y unos 3.000 laicos significados por su fe].
¿"Normalizar" el culto... o la imagen de la República?
En diciembre de 2013 la historiadora Emiliana Velázquez Guerra, que trabaja con la Fundación Juan Negrín y admira al personaje, escribía un artículo explicando que 16 días después de tronar por todo el mundo la carta de los obispos españoles describiendo la persecución sangrienta que sufrían los católicos, Negrín empezó una campaña de "normalización" de la situación religiosa (al menos sobre el papel, y ella misma admite que por estrategia tanto como por convicciones) en 6 puntos que enumera así:
» 1.Definición de la situación jurídico-legal de los sacerdotes y religiosos, encarcelados muchos de ellos por el mero hecho de su condición de sacerdotes.
» 2. Normalización del culto
» 3. Asistencia religiosa en el ejército y hospitales militares para amparar a los soldados creyentes en su derecho a solicitar auxilios espirituales.
» 4. Asistencia religiosa en los establecimientos penales de toda clase y a la beneficencia.
» 5. "Libertad" de enseñanza de la religión, según la ley de confesiones y congregaciones religiosas. Título IV, artículo 20.
» 6.Libertad para hacer obras de beneficencia católicas
De hecho, también en la Unión Soviética Stalin cesaría su persecución a los cristianos durante la invasión alemana en 1941, para evitar abrir frentes internos, y después de un gran baño de sangre. El historiador Serguey Firsov explica que en 1937 y en 1938 la persecución religiosa en la URSS contra los cristianos ortodoxos superaba todo lo visto antes en cualquier persecución de la historia: 100.000 ejecuciones y 200.000 deportados o represaliados en apenas 2 años. Y Stalin enviaba asesores a España y su foto enorme ocupaba la puerta de Alcalá en Madrid.
La Puerta de Alcalá en Madrid en 1937, dejando claro el modelo que admiraba la España republicana... ese mismo año y el siguiente Stalin estaba persiguiendo cristianos ortodoxos: esos dos años mató 100.000 y deportó otros 200.000.
Evidentemente, "sobre el papel" Negrín podía promulgar muchas cosas. Pero en España, en las calles, anarquistas, comunistas y anticlericales en general seguían haciendo lo que querían (es decir, matar clérigos y líderes católicos) y los católicos no salían de sus escondites, y con razón, porque a los que encontraban los mataban. Quizá algún "comisario" o "jefe de comité" en vez de fusilarlos declarando "porque eres cura" decía ahora "porque eres enemigo del pueblo", pero poco cambiaba.
Los archivos de Negrín
Hace unos meses llegaron a España los llamados "archivos de Negrín", unos 100.000 documentos que quien fuera el último presidente del Gobierno republicano se llevó al exilio, y ahora analizan 8 voluntarios de la Fundación Juan Negrín y la historiadora Emiliana Velázquez en la sede de la Fundación Juan Negrín en Las Palmas de Gran Canaria, la ciudad natal del político socialista.
Entre esos documentos, Velázquez llama la atención (lo ha recogido la agencia Efe, la prensa canaria y parte de la nacional) sobre unos documentos que demuestran su intento de reestablecer el culto católico en la zona republicana.
Se trata de la llamada "Operación Triángulo", que "buscaba reanudar las relaciones a través de una conexión Barcelona-París-Vaticano", que se puso en marcha en el verano de 1937, recién nombrado presidente Negrín (y después de publicarse la "carta colectiva" que resonaba por todo el mundo señalando el régimen español por sus masacres de clérigos y civiles católicos).
Manuel de Irujo, que era católico, independentista vasco y con Negrín era Ministro de Justicia, fue a Francia para encontrarse con el arzobispo de París y hablar con representantes españoles que estaban en Roma, pero la historiadora admite que finalmente "hubo un jaleo que hizo que quedara en nada".
El intento de Negrín, meses después, de "normalizar el culto", al menos en Barcelona, fracasó, dice la historiadora "fundamentalmente porque se topó con sectores de la iglesia católica que no estaban interesados de ninguna manera en la reconciliación con la zona republicana, por la propaganda".
Pero quizá esos "sectores" simplemente no confiaban en que no les matasen como a sus compañeros asesinados un año antes. Después de todo, nadie detenía a los asesinos, sino que los criminales ocupaban cargos importantes y seguían armados hasta los dientes.
Recordemos que el 8 de agosto de 1936, después de 20 días de persecución religiosa, Andreu Nin, líder de los comunistas trostkystas del POUM, decía desde Barcelona: «El problema de la Iglesia lo hemos resuelto yendo a la raíz; hemos suprimido los sacerdotes, las iglesias y el culto». Cuando dice esto, ya había unos 1.400 clérigos asesinados en toda España, y ni una iglesia abierta en Barcelona. ¿Quién iba a creer lo que dijera Negrín un año después en la Ciudad Condal? (Andreu Nin sería asesinado al año siguiente en Alcalá de Henares por Alexander Orlov, agente de la NKVD estalinista: los comunistas de distintas obediencias se mataban entre ellos).
Para entender lo que podían sentir los católicos catalanes de las promesas de Negrín desde Barcelona hay que repasar las cifras de clero asesinado en Cataluña (son cifras del libro de Vicente Cárcel del año 2000, sin duda los nuevos datos las han aumentado).
-Diócesis de Lérida: 270 clérigos asesinados, el 65% de los que había.
-Diócesis de Tortosa: 316 asesinados, el 62% del clero.
-Diócesis de Vic: 177 asesinados, el 27% del clero.
-Diócesis de Barcelona: 279 clérigos asesinados, el 22%.
-Diócesis de Gerona: 194 clérigos asesinados, el 20% del clero.
-Diócesis de Urgell: 109 clérigos asesinados, el 20% del clero
-Diócesis de Solsona: 60 clérigos asesinados, el 13% del clero.
Y es que las medidas "sobre papel" de Negrín no eran convincentes para los católicos. De hecho, al menos otros mil clérigos serían asesinados tras ellas.
Cronología de los hechos
Año 1931: 14 de abril, se proclama la Segunda República española. Mayo: asaltos, saqueos y quemas de casi 100 iglesias y edificios religiosos en Madrid, Valencia, Alicante, Murcia, Sevilla y Cádiz. La Guardia Civil y los bomberos no intervienen. 4 de agosto: eliminación del cargo y función de capellanes militares. 21 de agosto: se prohibe a la Iglesia vender bienes muebles o inmuebles. 4 de diciembre: secularización de cementerios y prohibición de enterrar en iglesias. 9 de diciembre: nueva Constitución con un artículo (el 26) dedicado a acabar con los jesuitas y «nacionalizar sus bienes» por su «voto especial de obediencia a autoridad distinta de la legítima del Estado».
Año 1932: 14 de Enero, retirada de crucifijos de las escuelas (el agnóstico Unamuno protestó y planteó «¿Qué se va a poner donde estaba el Cristo agonizante? ¿Una hoz y un martillo? ¿Un compás y una escuadra?»). 24 de enero: disolución de los jesuitas, expulsión de sus consagrados y confiscación de sus bienes (más de 3.000 jesuitas expulsados; salvaron su vida así cuando llegó la matanza 4 años después). Quemas y asaltos de edificios eclesiales en Zaragoza, Córdoba, Cádiz (enero); Sevilla (abril); Granada (julio), Cádiz, Sevilla y Granada (octubre). Sensación de impunidad.
Año 1933: Férrea Ley de Confesiones y Congregaciones religiosas, que nadie consideraría hoy ejemplo de libertad religiosa.
Año 1934: Revolución de Asturias, 33 curas y religiosos asesinados en Mieres, Turón, Oviedo. Destruyen 58 iglesias.
Año 1936, antes del 18 de julio, día de la rebelión militar: 17 curas y religiosos asesinados.
Del 18 de julio al 1 de agosto: al menos 861 clérigos más asesinados.
Agosto de 1936: 2.077 asesinatos (más de 70 al día), incluyendo 10 obispos.
Asesinatos acumulados a 14 de septiembre: 3.400 sacerdotes y religiosos asesinados (no contamos laicos) en menos de 2 meses.
17 de mayo de 1937: Negrín, presidente del gobierno.
1 de junio de 1937: con ya unos 6.000 clérigos y líderes católicos asesinados (personal civil y desarmado), los obispos españoles toman partido por el bando que no les está matando al publicar la "carta colectiva", que busca llegar a la opinión pública internacional.
17 de junio de 1937: Negrín empieza a tomar medidas para contrarrestar la imagen de cristianicida que la República estaba adquiriendo en el extranjero. Su eficacia es muy limitada.
1 de abril de 1939: final de la Guerra Civil Española.
Católicos asesinados por su fe acumulados al acabar la guerra (y con ella, la persecución religiosa): un total de 7.000 clérigos y unos 3.000 seglares, según el recuento más actualizado de Vicente Cárcel Ortí.
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