Sábado, 23 de noviembre de 2024

Religión en Libertad

Después de analizar 6 meses el caso del obispo derrochador de Alemania, el Papa acepta su renuncia

Juan Vicente Boo / ABC

Franz Peter Tebartz-van Elst ya no será obispo de Limburgo ni gobernará ninguna diócesis
Franz Peter Tebartz-van Elst ya no será obispo de Limburgo ni gobernará ninguna diócesis
Después de seis meses de estudio y reflexión a cargo de la Congregación para los Obispos, el Papa ha aceptado la dimisión del obispo de Limburgo, protagonista de un escándalo por haber gastado más de 30 millones de euros en la construcción de una residencia episcopal y centro diocesano presupuestados inicialmente en menos de 6 millones de euros.

El obispo Franz-Peter Tebartz-van Elst presentó su dimisión en Roma el pasado 20 de octubre, precisamente el día en que le recibió el Papa Francisco para oír su versión de los hechos.

Tres días después, el Papa le suspendía en el cargo y le autorizaba «un periodo de permanencia fuera de la diócesis» para crear un clima más sereno mientras continuaba la investigación abierta por la Conferencia Episcopal Alemana.

Una vez terminada, el caso del obispo derrochador paso al estudio de la Congregación de los Obispos y, finalmente, al Papa, que acepta ahora la dimisión de Tebartz-van Elst en virtud del artículo 401, párrafo 2, del Código de Derecho Canónico, sobre la renuncia al cargo de obispo «si por enfermedad u otra causa grave quedase disminuida su capacidad para desempeñarlo».

Se trata de una sanción y no hacen falta más comentarios, como tampoco los hace el comunicado de la Conferencia Episcopal Alemana. Tebartz-van Elst no volverá a la diócesis.

Entretanto, la diócesis de Limburgo, que incluye la ciudad de Frankfurt, queda en manos del obispo Manfred Grothe a título de administrador apostólico hasta que se nombre un titular definitivo.

La Conferencia Episcopal Alemana añade que «el Santo Padre pide al clero y a los fieles de la diócesis de Limburgo acoger con docilidad la decisión de la Santa Sede y esforzarse por recuperar un clima de caridad y reconciliación».

Hacia finales del verano, cuando la prensa sacó a la luz el derroche, el Papa envió a Limburgo al cardenal Giovanni Lajolo para informarse de la situación.

Poco después recibió al entonces presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, Robert Zollitsch, y sucesivamente al cardenal Joachim Meisner, titular dela archidiócesis de Colonia que incluye la diócesis de Limburg. Después recibió y escuchó, por último, al propio interesado.

La lección del caso es clara. Cuando tanta gente pasa estrecheces, los derroches son inaceptables. La Iglesia tiene que dar ejemplo de sobriedad, como les dijo en septiembre del 2011 el Papa Benedicto XVI en su último viaje a Alemania.
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