Hace un año profanaba Notre Dame; hoy se siente usada
Sumisión, disponibilidad, ser «carne de cañón», mente reconfigurada... una ex-Femen lo cuenta todo
Una joven francesa que ha abandonado el polémico movimiento de las Femen tras un año y medio de activismo critica duramente la «desorganización» del grupo y la «discriminación» de algunos de sus miembros. Femen, asegura la exactivista que prepara un libro con su testimonio, «no aplica las reivindicaciones feministas en su seno».
Alice, como «bautiza» Le Figaro a esta treinteañera francesa que prefiere el anonimato, ha contado al diario francés su «decepción» en Femen y los métodos con los que el movimiento reconfigura la mentalidad de sus activistas.
«Ya no existes como individuo», «no piensas por tí misma sino por el grupo, regurgitas lo que te han enseñado», «Femen transforma tu cuerpo y tu mente», relata esta exactivista que participó en la protesta [blasfema y cristianófoba, ndr] en la catedral de Notre Dame de París hace un año.
La joven, que trabaja en París, cuenta cómo había que «repetir una y otra vez los principios fundamentales» de la organización como una lección aprendida al dedillo hasta el punto de perder el espíritu crítico y diluirse en el grupo.
Las que hablan demasiado no tardan en abandonar «voluntariamente» el movimiento, según Alice.
«La primera toma de posesión sobre el individuo es sobre su disponibilidad», señala al recordar que debía estar disponible las 24 horas del día, en detrimento de su trabajo y su pareja.
«Aceptas lentamente una sumisión que rechazas de cara al exterior», analiza. «¿Qué venías a combatir? Ah, sí, la sumisión de las mujeres bajo el patriarcado. Y ¿qué ganas tú? El derecho de decirte por la noche cuando vuelves sola a casa que eres un bastión de la libertad a la que tú misma no tienes derecho».
La desilusión es doble cuando se descubre que las Femen «no respetan a las mujeres, las jefas de la banda tratan a sus reclutas como carne de cañón», afirma su agente literario, Omri Ezrati.
Alice es la primera que osa testificar contra el movimiento y cuenta en detalle su día a día, su reclutamiento, adoctrinamiento y sus entrenamientos para las acciones en la calle desnudas.
No es una «arrepentida», asegura, porque no reniega de su experiencia y defiende el feminismo de Femen, pero sí se describe como una «decepcionada».
Lea también: "Femen: las creé para tener mujeres"
y
"Las Femen ya tienen respuesta: las Antígonas que se infiltraron en ellas"
Alice, como «bautiza» Le Figaro a esta treinteañera francesa que prefiere el anonimato, ha contado al diario francés su «decepción» en Femen y los métodos con los que el movimiento reconfigura la mentalidad de sus activistas.
«Ya no existes como individuo», «no piensas por tí misma sino por el grupo, regurgitas lo que te han enseñado», «Femen transforma tu cuerpo y tu mente», relata esta exactivista que participó en la protesta [blasfema y cristianófoba, ndr] en la catedral de Notre Dame de París hace un año.
La joven, que trabaja en París, cuenta cómo había que «repetir una y otra vez los principios fundamentales» de la organización como una lección aprendida al dedillo hasta el punto de perder el espíritu crítico y diluirse en el grupo.
Las que hablan demasiado no tardan en abandonar «voluntariamente» el movimiento, según Alice.
«La primera toma de posesión sobre el individuo es sobre su disponibilidad», señala al recordar que debía estar disponible las 24 horas del día, en detrimento de su trabajo y su pareja.
«Aceptas lentamente una sumisión que rechazas de cara al exterior», analiza. «¿Qué venías a combatir? Ah, sí, la sumisión de las mujeres bajo el patriarcado. Y ¿qué ganas tú? El derecho de decirte por la noche cuando vuelves sola a casa que eres un bastión de la libertad a la que tú misma no tienes derecho».
La desilusión es doble cuando se descubre que las Femen «no respetan a las mujeres, las jefas de la banda tratan a sus reclutas como carne de cañón», afirma su agente literario, Omri Ezrati.
Alice es la primera que osa testificar contra el movimiento y cuenta en detalle su día a día, su reclutamiento, adoctrinamiento y sus entrenamientos para las acciones en la calle desnudas.
No es una «arrepentida», asegura, porque no reniega de su experiencia y defiende el feminismo de Femen, pero sí se describe como una «decepcionada».
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"Las Femen ya tienen respuesta: las Antígonas que se infiltraron en ellas"
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