«No es verdadero desarrollo»
El cardenal de Sri Lanka y los budistas se unen para evitar la apertura de un casino en el país
El cardenal y los líderes budistas dicen no al juego de azar. Sucede en Sri Lanka, en donde el Consejo de las religiones (del que forma parte el arzobispo de Colombo, en calidad de co-presidente) ha adoptado una postura muy clara y fuerte ante la intención del gobierno de abrir las puertas del país al magnate de las apuestas australiano James Packer, que tiene en mente construir un “resort” de 400 millones de dólares «integrado con salas de juego».
Un negocio que, a pesar del abierto rechazo de los monjes, el presidente budista Mahinda Rajapaksa estaría dispuesto a acoger con los brazos abiertos en nombre del desarrollo y del crecimiento. Tan dispuesto está que quiere hacer que el parlamento apruebe una ley que garantizaría diez años de exenciones fiscales para todos los que inviertan en este sector.
La propuesta de ley estaba a punto de ser votada en el parlamento, pero fue suspendida debido a las protestas que encabezaron los líderes religiosos: en un país que ha sufrido durante años el conflicto étnico sangriento entre los sinhalas y los tamiles, los budistas, hinduistas, cristianos y musulmanes se unieron para oponerse al juego de azar. «Introducir estos grandes casinos representaría un desastre nacional», declaró el venerable budista Maduluwawe Sobitha Thera.
El cardenal Ranjith criticó particularmente la idea de que la industria de las apuestas pueda convertirse en un impulso para el desarrollo del país. «No aportará ventajas para la gente –comentó el arzobispo de Colombo. En cambio, ganaríamos mucho dotando a Sri Lanka de una industria turística eficiente, pero esta vía no puede caer tan bajo como para abrir las puertas a los casinos. El gobierno debe pensar más bien en atraer inversiones para la promoción de las industrias tradicionales o el sector agrícola, y no debe permitir que los inversores extranjeros exploten de esta manera nuestros recursos naturales».
El de Sri Lanka no es un caso aislado: la industria del juego de azar representa un mercado que crece impetuosamente a nivel global.
Por lo demás, James Packer es uno de los hombres más ricos de Australia, con un patrimonio que gira alrededor de los 6 mil millones de dólares; sus hoteles (que siempre cuentan con lujo y casinos) atraen a millones de visitantes de toda Asia. Además de los que creó en Australia, ha hecho otros dos en Macao y uno en Londres. Si su proyecto llegara a buen puerto, Sri Lanka (un país en el que los ingresos promedio de la gente superan por poco los 2000 dólares al año) se convertiría en uno de los nuevos santuarios de las apuestas.
Un negocio que, a pesar del abierto rechazo de los monjes, el presidente budista Mahinda Rajapaksa estaría dispuesto a acoger con los brazos abiertos en nombre del desarrollo y del crecimiento. Tan dispuesto está que quiere hacer que el parlamento apruebe una ley que garantizaría diez años de exenciones fiscales para todos los que inviertan en este sector.
La propuesta de ley estaba a punto de ser votada en el parlamento, pero fue suspendida debido a las protestas que encabezaron los líderes religiosos: en un país que ha sufrido durante años el conflicto étnico sangriento entre los sinhalas y los tamiles, los budistas, hinduistas, cristianos y musulmanes se unieron para oponerse al juego de azar. «Introducir estos grandes casinos representaría un desastre nacional», declaró el venerable budista Maduluwawe Sobitha Thera.
El cardenal Ranjith criticó particularmente la idea de que la industria de las apuestas pueda convertirse en un impulso para el desarrollo del país. «No aportará ventajas para la gente –comentó el arzobispo de Colombo. En cambio, ganaríamos mucho dotando a Sri Lanka de una industria turística eficiente, pero esta vía no puede caer tan bajo como para abrir las puertas a los casinos. El gobierno debe pensar más bien en atraer inversiones para la promoción de las industrias tradicionales o el sector agrícola, y no debe permitir que los inversores extranjeros exploten de esta manera nuestros recursos naturales».
El de Sri Lanka no es un caso aislado: la industria del juego de azar representa un mercado que crece impetuosamente a nivel global.
Por lo demás, James Packer es uno de los hombres más ricos de Australia, con un patrimonio que gira alrededor de los 6 mil millones de dólares; sus hoteles (que siempre cuentan con lujo y casinos) atraen a millones de visitantes de toda Asia. Además de los que creó en Australia, ha hecho otros dos en Macao y uno en Londres. Si su proyecto llegara a buen puerto, Sri Lanka (un país en el que los ingresos promedio de la gente superan por poco los 2000 dólares al año) se convertiría en uno de los nuevos santuarios de las apuestas.
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