Volcada en la política independentista
La monja Forcades predica el sacerdocio femenino y no ve a Francisco como un reformador
La monja benedictina catalana Teresa Forcades, famosa por sus apariciones en los medios de comunicación en los que cuestiona aspectos básicos de la Doctrina de la Iglesia ha hecho unas declaraciones a la agencia EFE en las que duda del compromiso del Papa de reformar la Iglesia y continúa insistiendo en el sacerdocio femenino.
Forcades dijo desear que el Papa Francisco cumpla con su discurso de “empobrecer materialmente a la Iglesia porque ello iría en beneficio de un enriquecimiento moral que es lo que más nos interesa”.
En la entrevista, la monja benedictina, teóloga y doctora en medicina, que está impulsando junto al economista Arcadi Oliveres una plataforma popular de indignados para que concurra a las elecciones catalanas, ha afirmado que la Iglesia y sus ONGs, con Cáritas al frente, está haciendo muchas cosas para ayudar a los más desfavorecidos, “aunque siempre se puede hacer más”.
Tras reconocer que en su comunidad del convento de Sant Benet de Montserrat han tenido que reducir gastos y que a veces les cuesta llegar a final de mes, Forcades se ha mostrado partidaria de que el patrimonio de la Iglesia se destine a los más desfavorecidos, aunque no entregarlo al gobierno, ni catalán ni español, porque "con los casos de corrupción que hay, no sé cómo se gestionaría".
Para la monja, "la situación ideal de la Iglesia de Jesús es la pobreza, la Iglesia católica ha de ser la iglesia de los pobres".
"El Papa ha hablado un poco de esto y ahora veremos si verdaderamente hace empobrecer la Iglesia en un sentido material, porque eso iría en beneficio de un enriquecimiento moral, que es lo que más nos interesa", ha declarado la religiosa, según reporta Valores Religiosos.
La benedictina ha argumentado que ni teológicamente ni bíblicamente "no hay nada en contra del sacerdocio femenino", aunque ha situado como el principal mal de Iglesia católica "el clericalismo eclesial", es decir, la imposición de que las personas que ocupen órganos de decisión en la jerarquía eclesiástica han de ser ordenadas como sacerdote, algo a lo que no pueden acceder actualmente las mujeres.
"Entre Dios y cada persona no puede haber ningún intermediario", ha subrayado la monja, partidaria de dar entrada a laicos a órganos de dirección eclesiales.
"Si San Francisco no era presbítero y San Benito tampoco ¿por qué los que representan la dirección de los franciscanos o los benedictinos tienen que ser sacerdotes? ¿Por qué esta vinculación de la toma de decisiones a la ordenación?"."¡Tenemos que superar el clericalismo!", ha pedido Teresa Forcades, esperanzada con "los gestos" del papa Francisco, aunque "ya veremos qué pasa a nivel estructural".
La religiosa benedictina ha recordado el papel que jugó Juan XXIII en los cambios de la Iglesia de su época, pero ha recordado que estuvieron motivados desde la base y de un movimiento litúrgico y teológico interno "que pedían esos cambios".
"Ahora estamos en un momento parecido, en cuanto a la base de la Iglesia, que pide cambios, y el Papa Francisco aún tiene que demostrar si es un nuevo Juan XXIII para ejercer este liderazgo".
"En ningún caso, ni en la Iglesia ni en la sociedad, no se puede iniciar un cambio si en la base no hay una voluntad de que este cambio vaya adelante", ha sentenciado Teresa Forcades, partidaria de emprender una revolución social "pacífica y democrática" para superar las políticas neoliberales que están asfixiando a las clases más pobres.
Forcades dijo desear que el Papa Francisco cumpla con su discurso de “empobrecer materialmente a la Iglesia porque ello iría en beneficio de un enriquecimiento moral que es lo que más nos interesa”.
En la entrevista, la monja benedictina, teóloga y doctora en medicina, que está impulsando junto al economista Arcadi Oliveres una plataforma popular de indignados para que concurra a las elecciones catalanas, ha afirmado que la Iglesia y sus ONGs, con Cáritas al frente, está haciendo muchas cosas para ayudar a los más desfavorecidos, “aunque siempre se puede hacer más”.
Tras reconocer que en su comunidad del convento de Sant Benet de Montserrat han tenido que reducir gastos y que a veces les cuesta llegar a final de mes, Forcades se ha mostrado partidaria de que el patrimonio de la Iglesia se destine a los más desfavorecidos, aunque no entregarlo al gobierno, ni catalán ni español, porque "con los casos de corrupción que hay, no sé cómo se gestionaría".
Para la monja, "la situación ideal de la Iglesia de Jesús es la pobreza, la Iglesia católica ha de ser la iglesia de los pobres".
"El Papa ha hablado un poco de esto y ahora veremos si verdaderamente hace empobrecer la Iglesia en un sentido material, porque eso iría en beneficio de un enriquecimiento moral, que es lo que más nos interesa", ha declarado la religiosa, según reporta Valores Religiosos.
La benedictina ha argumentado que ni teológicamente ni bíblicamente "no hay nada en contra del sacerdocio femenino", aunque ha situado como el principal mal de Iglesia católica "el clericalismo eclesial", es decir, la imposición de que las personas que ocupen órganos de decisión en la jerarquía eclesiástica han de ser ordenadas como sacerdote, algo a lo que no pueden acceder actualmente las mujeres.
"Entre Dios y cada persona no puede haber ningún intermediario", ha subrayado la monja, partidaria de dar entrada a laicos a órganos de dirección eclesiales.
"Si San Francisco no era presbítero y San Benito tampoco ¿por qué los que representan la dirección de los franciscanos o los benedictinos tienen que ser sacerdotes? ¿Por qué esta vinculación de la toma de decisiones a la ordenación?"."¡Tenemos que superar el clericalismo!", ha pedido Teresa Forcades, esperanzada con "los gestos" del papa Francisco, aunque "ya veremos qué pasa a nivel estructural".
La religiosa benedictina ha recordado el papel que jugó Juan XXIII en los cambios de la Iglesia de su época, pero ha recordado que estuvieron motivados desde la base y de un movimiento litúrgico y teológico interno "que pedían esos cambios".
"Ahora estamos en un momento parecido, en cuanto a la base de la Iglesia, que pide cambios, y el Papa Francisco aún tiene que demostrar si es un nuevo Juan XXIII para ejercer este liderazgo".
"En ningún caso, ni en la Iglesia ni en la sociedad, no se puede iniciar un cambio si en la base no hay una voluntad de que este cambio vaya adelante", ha sentenciado Teresa Forcades, partidaria de emprender una revolución social "pacífica y democrática" para superar las políticas neoliberales que están asfixiando a las clases más pobres.
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