Condenada a muerte «por ser católica»
«Nos gustaría que España diera asilo a Asia Bibi», afirma su marido
Ashiq Masih recibirá el sábado el Premio HazteOir 2012 en nombre de su mujer.
El viaje desde Lahore hasta Madrid ha sido muy largo, pero están contentos de estar en España. Ashiq Masih, el marido de Asia Bibi, y su hija Sidra llegaron ayer a España para recoger el Premio HazteOir 2012 en nombre de Asia, quien continúa en una cárcel paquistaní por blasfemia o, como dicen sus familiares, «simplemente por ser cristiana».
Acompañados por Joseph Nadim, de la Fundación Renaissance Education, quien vela por ellos, este organismo no sólo ha acogido a las hijas en su centro escolar sino que ha dado un trabajo a Masih. Los tres aterrizaron en el aeropuerto de Barajas sobre las 2 de la tarde.
Pese al cansancio, agradecen el estar aquí para poder explicar la situación de Asia Bibi. No es fácil para ellos vivir sin su esposa, sin su madre, desde que la detuvieron en junio de 2009. «Voy cada quince días a la prisión de Sheikhupura a verla. Son sólo dos veces al mes, la echo de menos como esposa, y mis hijos (la pareja tiene cinco: un varón y cuatro chicas) la echan de menos como madre», reconoce Masih.
Sidra, la mayor de las hijas, recuerda que su madre se puso a llorar cuando le contaron que ya era seguro, visado incluido, que venían a España. De hecho, Asia Bibi les dio un mensaje especial para los españoles: «Que recen por su libertad». Asia Bibi no sabe leer ni escribir, pero cuando se enteró de que iba a ser premiada por HazteOir, pidió ayuda para escribir una carta en urdu en la que recordaba que la han condenado «a morir en la horca por blasfemar contra el profeta Mahoma. Dios sabe que es una sentencia injusta y que mi único delito, en mi gran país al que tanto amo, ha sido ser católica».
De hecho, el marido de Asia recuerda a La Razón que para salir en libertad le ofrecieron convertirse al islam, algo que ella rechazó y, por tanto, lleva en una celda de aislamiento desde entonces. Nadim admite que es una situación muy dura para la familia, que van a ser las cuartas navidades sin su madre, y que sin embargo, los chicos tienen que seguir con sus vidas.
Llama la atención que Asia Bibi, de 47 años, se encuentre en una celda sin ventanas en el módulo de aislamiento. «Está completamente sola. Su vida corre peligro incluso dentro de la cárcel. Es por su seguridad», cuenta Nadim. Masih, su marido, añade que ni siquiera cocinan para ella por miedo a que la envenenen. Algo que en sus palabras «le ha venido bien para superar el drama de estar encarcelada. Al menos piensa en qué se va hacer de comer y se mantiene distraída».
Masih, Sidra y Nadim saben que también sus vidas corren peligro en Pakistán. Personalidades como el gobernador del Punjab, Salman Tasir, y el ministro de Minorías, Shahbaz Bhatti, murieron asesinados por islamistas simplemente porque apoyaron la causa de Asia Bibi. «Claro que tenemos miedo, pero aun así la ayudamos», reconoce Nadim. Ambos coinciden «en la fe que tiene ella y que esa fe les ayuda a ser valientes y a tener esperanza». Aunque, el día a día en Lahore es bastante complicado. Su marido describe cómo les atacó un grupo de islamistas en noviembre, cuando intentaban visitarla en la cárcel, y se toca la pierna para señalar dónde le hicieron daño. Lo más duro de todo es que «si saliera en libertad, un mullah le mataría. En estos momentos, y tal como están las cosas en Pakistán, la libertad de Asia Bibi significaría su muerte a manos de un fundamentalista religioso». Por ello, estarían muy contentos «si un país como España nos diera la oportunidad de concedernos el asilo político», sentencia Masih, quien en España se siente seguro.
Nadim contextualiza su petición al hablar de la inestabilidad en Pakistán y de la persecución a los cristianos. El marido de Asia Bibi no se cansa de hablar de ella y de intentar hacer ver lo injusta que es su condena y lo mucho que los españoles podemos hacer por ella. «Nos gustaría que estudiasen su caso, pues su única esperanza es un país europeo como España».
La mayor de las hijas de la pareja, Sidra, está prometida. Seguramente se casará sin que su madre esté presente. «El único varón, Imran, ya se casó sin Asia Bibi», cuenta Masih. «Lo vivió con mucha pena, al igual que le pasará a Sidra. De hecho ya le costó contarle su compromiso a su madre». Nadim añade que aunque el tiempo parezca que se ha parado para Asia Bibi, sus hijos tienen que seguir creciendo. Al preguntarles si habrá familias que no quieran tener relaciones con los Bibi porque su madre sea «blasfema», saben que seguramente estén estigmatizados, pero ellos están orgullosos de Asia y de lo fuerte y valiente que es.
«Para no discutir en un futuro, se lo decimos antes. Si aceptan que su madre esté en la cárcel son bienvenidos a esta familia». Con honestidad y con transparencia, como es, en suma, esta familia cristiana paquistaní.
Acompañados por Joseph Nadim, de la Fundación Renaissance Education, quien vela por ellos, este organismo no sólo ha acogido a las hijas en su centro escolar sino que ha dado un trabajo a Masih. Los tres aterrizaron en el aeropuerto de Barajas sobre las 2 de la tarde.
Pese al cansancio, agradecen el estar aquí para poder explicar la situación de Asia Bibi. No es fácil para ellos vivir sin su esposa, sin su madre, desde que la detuvieron en junio de 2009. «Voy cada quince días a la prisión de Sheikhupura a verla. Son sólo dos veces al mes, la echo de menos como esposa, y mis hijos (la pareja tiene cinco: un varón y cuatro chicas) la echan de menos como madre», reconoce Masih.
Sidra, la mayor de las hijas, recuerda que su madre se puso a llorar cuando le contaron que ya era seguro, visado incluido, que venían a España. De hecho, Asia Bibi les dio un mensaje especial para los españoles: «Que recen por su libertad». Asia Bibi no sabe leer ni escribir, pero cuando se enteró de que iba a ser premiada por HazteOir, pidió ayuda para escribir una carta en urdu en la que recordaba que la han condenado «a morir en la horca por blasfemar contra el profeta Mahoma. Dios sabe que es una sentencia injusta y que mi único delito, en mi gran país al que tanto amo, ha sido ser católica».
De hecho, el marido de Asia recuerda a La Razón que para salir en libertad le ofrecieron convertirse al islam, algo que ella rechazó y, por tanto, lleva en una celda de aislamiento desde entonces. Nadim admite que es una situación muy dura para la familia, que van a ser las cuartas navidades sin su madre, y que sin embargo, los chicos tienen que seguir con sus vidas.
Llama la atención que Asia Bibi, de 47 años, se encuentre en una celda sin ventanas en el módulo de aislamiento. «Está completamente sola. Su vida corre peligro incluso dentro de la cárcel. Es por su seguridad», cuenta Nadim. Masih, su marido, añade que ni siquiera cocinan para ella por miedo a que la envenenen. Algo que en sus palabras «le ha venido bien para superar el drama de estar encarcelada. Al menos piensa en qué se va hacer de comer y se mantiene distraída».
Masih, Sidra y Nadim saben que también sus vidas corren peligro en Pakistán. Personalidades como el gobernador del Punjab, Salman Tasir, y el ministro de Minorías, Shahbaz Bhatti, murieron asesinados por islamistas simplemente porque apoyaron la causa de Asia Bibi. «Claro que tenemos miedo, pero aun así la ayudamos», reconoce Nadim. Ambos coinciden «en la fe que tiene ella y que esa fe les ayuda a ser valientes y a tener esperanza». Aunque, el día a día en Lahore es bastante complicado. Su marido describe cómo les atacó un grupo de islamistas en noviembre, cuando intentaban visitarla en la cárcel, y se toca la pierna para señalar dónde le hicieron daño. Lo más duro de todo es que «si saliera en libertad, un mullah le mataría. En estos momentos, y tal como están las cosas en Pakistán, la libertad de Asia Bibi significaría su muerte a manos de un fundamentalista religioso». Por ello, estarían muy contentos «si un país como España nos diera la oportunidad de concedernos el asilo político», sentencia Masih, quien en España se siente seguro.
Nadim contextualiza su petición al hablar de la inestabilidad en Pakistán y de la persecución a los cristianos. El marido de Asia Bibi no se cansa de hablar de ella y de intentar hacer ver lo injusta que es su condena y lo mucho que los españoles podemos hacer por ella. «Nos gustaría que estudiasen su caso, pues su única esperanza es un país europeo como España».
La mayor de las hijas de la pareja, Sidra, está prometida. Seguramente se casará sin que su madre esté presente. «El único varón, Imran, ya se casó sin Asia Bibi», cuenta Masih. «Lo vivió con mucha pena, al igual que le pasará a Sidra. De hecho ya le costó contarle su compromiso a su madre». Nadim añade que aunque el tiempo parezca que se ha parado para Asia Bibi, sus hijos tienen que seguir creciendo. Al preguntarles si habrá familias que no quieran tener relaciones con los Bibi porque su madre sea «blasfema», saben que seguramente estén estigmatizados, pero ellos están orgullosos de Asia y de lo fuerte y valiente que es.
«Para no discutir en un futuro, se lo decimos antes. Si aceptan que su madre esté en la cárcel son bienvenidos a esta familia». Con honestidad y con transparencia, como es, en suma, esta familia cristiana paquistaní.
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