Tildada de «culto totalitario» en Alemania
Italia concede exenciones fiscales a la Cienciología
En una medida sorprendente, aunque no exenta de polémica, el Gobierno italiano ha decidido dar a la Cienciología de un trato fiscal muy beneficioso.
Los gobiernos de Suiza, Alemania y Bélgica definen oficialmente a la Cienciología como «un culto totalitario». Más aún, en Alemania concretamente en 2007 el ministro del Interior aseguró que no era una organización compatible con la Constitución, abriendo incluso la posibilidad de una prohibición.
En Francia una investigación parlamentaria en 1995 la clasificó como «culto peligroso» y cuatro años después se le condenó por fraude a una multa de 600.000 euros. Incluso en el Parlamento Europeo en 1997 se citó la Cienciología como ejemplo del fenómeno sectario que invade el continente.
Por el contrario, en Italia se define como una religión y jamás ha sido sometida a indagaciones gubernamentales de ningún tipo.
Denuncia de la prensa
La denuncia periodística saltó a manos del diario Il Corriere della Sera hace pocos días, que recuerda además, que el Gobierno italiano no ha firmado aún acuerdos de reconocimiento ni siquiera con las Iglesias protestantes. Sin embargo, gracias a una sentencia de la casación ha acordado la exención fiscal para la Cienciología.
Estos «discutibles beneficios» concedidos por el Estado italiano, asegura el periódico, chocan frontalmente con las ingentes sumas de dinero que la organización consigue gracias a los cursos de Dianética y que se han hecho visibles en los numerosos centros que ha abierto a lo largo de todo el país. Milán, Turín, Verona, Padua, Roma... Por citar sólo algunas de las más importantes.
Un negocio redondo
Pero no sólo de aquí obtiene el dinero la organización en Italia. El movimiento de caja es constante gracias a los engaños que ejercen contra quienes se inscriben a sus cursos. Quienes no tienen suficiente dinero tienen que firmar un contrato como personal de servicio o de administración para compensar los gastos, de manera que si quieren dejar la Cienciología tienen que devolver el dinero de los cursos.
Por la irrisoria cifra de 50 euros semanales, el adepto tiene que trabajar y aceptar cláusulas abusivas como las siguientes: «El importe de la cuota es muy variable y depende por completo de los ingresos semanales de la asociación, independientemente de la calidad y cantidad del trabajo que he hecho»; «la asociación desenvuelve sus actividades todos los días desde las 9 hasta las 23 horas, por tanto mi colaboración dentro de ella tendrá que ser acordada en relación a tal horario»; en cualquier momento el adepto puede ser expulsado «cuando es su falta de voluntad y/o la oposición a los propósitos de la Iglesia, sin que a estos efectos se determinen la calidad o calidad de sus actividades». Y así una tras otra.
«Cabe preguntarse, -afirma Il Corriere-, si un contrato de este tipo sería lícito y cómo es posible que la Agencia Provincial de Trabajo, Ayuntamientos, Comunidades Autónomas y Sindicatos acepten que en el año 2012 existen personas que firman acuerdos de este tipo cuando están buscando ayuda».
Escépticos a la exención
Aún así, no todos están de acuerdo con las exenciones fiscales aprobadas en Italia para la Cienciología.
También hay figuras públicas que no dudan de la ilegalidad de las prácticas de esta secta. El procurador jefe adjunto del Tribunal de Milán, Pietro Forno, es una de ellas. Durante los años 90 puso bajo investigación a la Cienciología:«A los adeptos a la Cienciología les encanta contar que nunca han sido condenados, pero no es cierto, porque mi investigación se concluyó con condenas de casación por fraude y por aprovecharse de personas con discapacidades», señala.
Pero no sólo eso. El magistrado enumera largamente otras muchas formas de fraude de la Cienciología: sus centros antidroga se aprovechan de las familias desesperadas por sus hijos toxicodependientes, a las personas disturbadas se les practican test de personalidad con medidores de energía y ciclos de curación...
Secta piramidal en busca de dinero
María Pia Gardini, precisamente madre de una hija toxicodependiente, entró en 1985 en la Cienciología: «Considero a esta organización una secta piramidal que busca el dinero. A mí me han robado casi dos millones de dólares. Son muy fuertes en Italia, están por todas partes y se aprovechan de los jóvenes. [...] Hacen negocio con la fe», denuncia.
Gardini considera que, dada la crisis y el hecho de que hay poca gente que tenga dinero, aprovechan todo lo que puedan coger: «Hacen caja con los cursos, que en los niveles más altos pueden llegar a costar miles de dólares la hora. Yo entré para intentar ayudar a mi hija Federica, pero no lo conseguí y ella murió», cuenta. En realidad con ellos no es posible la curación, «tienes que tomar vitaminas y polvos que no sirven para nada», se lamenta.
... Pero también entusiastas
Aunque los testimonios de fraude sufridos a manos de la Cienciología son muchos, también la organización ha encontrado defensores importantes. El alcalde de Milán, Giuliano Pisapia, fue abogado de la Cienciología durante el tiempo del proceso de investigación llevado a cabo por Pietro Forno en 1997, y ya entonces afirmó que «no puede ser ni el Estado ni la magistratura quienes den una definición de religión, porque si así fuera, se violaría el principio de la libertad religiosa del artículo 8 de nuestra Constitución. Los poderes públicos no pueden sustituir la conciencia individual en la valoración que lo que pertenece a la esfera de la religión y de la fe, y menos aún elaborar criterios con los que juzgar si una determinada asociación puede considerarse más o menos de carácter religioso».
En Francia una investigación parlamentaria en 1995 la clasificó como «culto peligroso» y cuatro años después se le condenó por fraude a una multa de 600.000 euros. Incluso en el Parlamento Europeo en 1997 se citó la Cienciología como ejemplo del fenómeno sectario que invade el continente.
Por el contrario, en Italia se define como una religión y jamás ha sido sometida a indagaciones gubernamentales de ningún tipo.
Denuncia de la prensa
La denuncia periodística saltó a manos del diario Il Corriere della Sera hace pocos días, que recuerda además, que el Gobierno italiano no ha firmado aún acuerdos de reconocimiento ni siquiera con las Iglesias protestantes. Sin embargo, gracias a una sentencia de la casación ha acordado la exención fiscal para la Cienciología.
Estos «discutibles beneficios» concedidos por el Estado italiano, asegura el periódico, chocan frontalmente con las ingentes sumas de dinero que la organización consigue gracias a los cursos de Dianética y que se han hecho visibles en los numerosos centros que ha abierto a lo largo de todo el país. Milán, Turín, Verona, Padua, Roma... Por citar sólo algunas de las más importantes.
Un negocio redondo
Pero no sólo de aquí obtiene el dinero la organización en Italia. El movimiento de caja es constante gracias a los engaños que ejercen contra quienes se inscriben a sus cursos. Quienes no tienen suficiente dinero tienen que firmar un contrato como personal de servicio o de administración para compensar los gastos, de manera que si quieren dejar la Cienciología tienen que devolver el dinero de los cursos.
Por la irrisoria cifra de 50 euros semanales, el adepto tiene que trabajar y aceptar cláusulas abusivas como las siguientes: «El importe de la cuota es muy variable y depende por completo de los ingresos semanales de la asociación, independientemente de la calidad y cantidad del trabajo que he hecho»; «la asociación desenvuelve sus actividades todos los días desde las 9 hasta las 23 horas, por tanto mi colaboración dentro de ella tendrá que ser acordada en relación a tal horario»; en cualquier momento el adepto puede ser expulsado «cuando es su falta de voluntad y/o la oposición a los propósitos de la Iglesia, sin que a estos efectos se determinen la calidad o calidad de sus actividades». Y así una tras otra.
«Cabe preguntarse, -afirma Il Corriere-, si un contrato de este tipo sería lícito y cómo es posible que la Agencia Provincial de Trabajo, Ayuntamientos, Comunidades Autónomas y Sindicatos acepten que en el año 2012 existen personas que firman acuerdos de este tipo cuando están buscando ayuda».
Escépticos a la exención
Aún así, no todos están de acuerdo con las exenciones fiscales aprobadas en Italia para la Cienciología.
También hay figuras públicas que no dudan de la ilegalidad de las prácticas de esta secta. El procurador jefe adjunto del Tribunal de Milán, Pietro Forno, es una de ellas. Durante los años 90 puso bajo investigación a la Cienciología:«A los adeptos a la Cienciología les encanta contar que nunca han sido condenados, pero no es cierto, porque mi investigación se concluyó con condenas de casación por fraude y por aprovecharse de personas con discapacidades», señala.
Pero no sólo eso. El magistrado enumera largamente otras muchas formas de fraude de la Cienciología: sus centros antidroga se aprovechan de las familias desesperadas por sus hijos toxicodependientes, a las personas disturbadas se les practican test de personalidad con medidores de energía y ciclos de curación...
Secta piramidal en busca de dinero
María Pia Gardini, precisamente madre de una hija toxicodependiente, entró en 1985 en la Cienciología: «Considero a esta organización una secta piramidal que busca el dinero. A mí me han robado casi dos millones de dólares. Son muy fuertes en Italia, están por todas partes y se aprovechan de los jóvenes. [...] Hacen negocio con la fe», denuncia.
Gardini considera que, dada la crisis y el hecho de que hay poca gente que tenga dinero, aprovechan todo lo que puedan coger: «Hacen caja con los cursos, que en los niveles más altos pueden llegar a costar miles de dólares la hora. Yo entré para intentar ayudar a mi hija Federica, pero no lo conseguí y ella murió», cuenta. En realidad con ellos no es posible la curación, «tienes que tomar vitaminas y polvos que no sirven para nada», se lamenta.
... Pero también entusiastas
Aunque los testimonios de fraude sufridos a manos de la Cienciología son muchos, también la organización ha encontrado defensores importantes. El alcalde de Milán, Giuliano Pisapia, fue abogado de la Cienciología durante el tiempo del proceso de investigación llevado a cabo por Pietro Forno en 1997, y ya entonces afirmó que «no puede ser ni el Estado ni la magistratura quienes den una definición de religión, porque si así fuera, se violaría el principio de la libertad religiosa del artículo 8 de nuestra Constitución. Los poderes públicos no pueden sustituir la conciencia individual en la valoración que lo que pertenece a la esfera de la religión y de la fe, y menos aún elaborar criterios con los que juzgar si una determinada asociación puede considerarse más o menos de carácter religioso».
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