Martes, 05 de noviembre de 2024

Religión en Libertad

La canadiense Dawn Stefanowicz

Pasó su niñez envuelta en un ambiente totalmente gay. Hoy cuenta su conmovedora historia...

Vivió el sexo en casas de baño, travestismo, sodomía, pornografía, nudismo gay, lesbianismo, bisexualidad, voyeurismo y exhibicionismo.

ReL

Dawn Stefanowicz
Dawn Stefanowicz
Dawn Stefanowicz tiene una de esas historias que no le dejan indiferente a nadie. Vivió una infancia de estilo gay por un padre homosexual que la implicó en su vida desordenada y hedonista.

Hoy Dawn, que ya ha sobrepasado la cuarentena, vive en Ontario (Canadá) con su marido  y sus dos hijos. 

Ha continuación ReL reproduce su conmovedor testimonio. 

Crecer en un hogar homosexual
«Me llamo Dawn Stefanowicz. Crecí en un hogar homosexual en los años 60 y 70 en Toronto, expuesta a muchas personas distintas de la subcultura GLBT (gay, lesbiana, bisexual, transexual) y a prácticas sexuales explícitas.

Expuesta a la vida gay
»Estuve expuesta a un alto riesgo de enfermedades de transmisión sexual debido al abuso sexual, a los comportamientos de alto riesgo de mi padre y a numerosas parejas. Incluso cuando mi padre estaba en lo que parecían relaciones monógamas, continuaba haciendo "cruising" buscando sexo anónimo.

Sida y suicidio
»Llegué a preocuparme profundamente, a amar y entender con compasión a mi padre. Compartía conmigo lo que lamentaba de la vida. Desgraciadamente, siendo niño unos adultos abusaron sexual y físicamente de él. Debido a esto, vivió con depresión, problemas de control, estallidos de rabia, tendencias suicidas y compulsión sexual. Intentaba satisfacer su necesidad por el afecto de su padre, por su afirmación y atención, con relaciones promiscuas y transitorias. Las (ex) parejas de mi padre, con los que me traté y llegué a apreciar con sentimientos profundos, vieron sus vidas drásticamente acortadas por el Sida y el suicidio. Tristemente, mi padre murió de Sida en 1991.

Seguir las reglas de la vida gay
»Las muchas experiencias personales, profesionales y sociales con mi padre no me enseñaron el respeto por la moralidad, la autoridad, el matrimonio o el amor paterno. Me sentía temerosamente acallada porque mi padre no me permitía hablar de él, sus compañeros de casa, su estilo de vida y sus encuentros en esa subcultura. Mientras viví en casa, tuve que vivir según sus reglas.

Maltrato doméstico homosexual
»Sí, amaba a mi padre. Pero me sentía abandonada y despreciada porque mi padre me dejaba a menudo para estar varios días con sus compañeros. Sus parejas realmente no se interesaban por mí. Fui dañada por el maltrato doméstico homosexual, las tentativas sexuales con menores y la pérdida de parejas sexuales como si las personas fueran sólo cosas para usar. Busqué consuelo, busqué el amor de mi padre en diversos novios a partir de los 12 años.

Estilo de vida hedonista
»Desde corta edad, se me expuso a charlas sexualmente explícitas, estilos de vida hedonistas, subculturas GLBT y lugares de vacaciones gay. El sexo me parecía gratuito cuando era niña. Se me expuso a manifestaciones de sexualidad de todo tipo incluyendo sexo en casas de baño, travestismo, sodomía, pornografía, nudismo gay, lesbianismo, bisexualidad, voyeurismo y exhibicionismo. Se aludía al sadomasoquismo y se mostraban algunos aspectos. Las drogas y el alcohol a menudo contribuían a bajar las inhibiciones en las relaciones de mi padre.

Crecer en un hogar no seguro
»Mi padre apreciaba el vestir unisex, los aspectos de género-neutro, y el intercambio de ropas cuando yo tenía 8 años. Yo no veía el valor de las diferencias biológicamente complementarias entre hombre y mujer. Ni pensaba acerca del matrimonio. Hice votos de no tener nunca hijos, porque no crecí en un ambiente de hogar seguro, sacrificial, centrado en los niños.

20 años de experiencias estresantes
»Más de dos décadas de exposición directa a estas experiencias estresantes me causaron inseguridad, de
presión, pensamientos suicidas, miedo, ansiedad, baja autoestima, insomnio y confusión sexual. Mi conciencia y mi inocencia fueron seriamente dañados. Fui testigo de que todos los otros miembros de la familia también sufrían.

Comienza la sanación
»Hasta que no llegué a los 20 y 30 años, hasta después de hacer las elecciones importantes de vida, no empecé a darme cuenta de cómo me había afectado crecer en este ambiente. Mi sanación implicó mirar de frente la realidad, aceptar las consecuencias a largo plazo y ofrecer perdón. ¿Podéis imaginar ser forzados a aceptar relaciones inestables y prácticas sexuales diversas desde corta edad y cómo afectó a mi desarrollo? Mi identidad de género, bienestar psicológico, relaciones con iguales quedaron afectadas. Desgraciadamente, hasta que mi padre, sus parejas sexuales y mi madre murieron, no pude hablar públicamente de mis experiencias.

Niños inocentes sin voz
»Al final, los niños serán las víctimas reales y los perdedores del matrimonio legal del mismo sexo. ¿Qué esperanza puedo ofrecer a niños inocentes sin voz? Gobiernos y jueces deben defender el matrimonio entre hombre y mujer y excluir todos los otros, por el bien de nuestros niños».

Más información: http://www.dawnstefanowicz.org
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