Domingo, 22 de diciembre de 2024

Religión en Libertad

El alemán logró en 1943 el estatus de ciudad hospitalaria, los británicos lo violaron

Asís, una ciudad protegida «por Dios, por San Francisco y por el coronel Müller», de la Wehrmacht

Asís, una ciudad protegida «por Dios, por San Francisco y por el coronel Müller», de la Wehrmacht
El coronel Müller se erigió en el gran protector de la ciudad de Asís, de sus tesoros y de sus habitantes.

ReL

En 1943, la Providencia envió al coronel Valentin Müller, de la Wehrmacht, médico y católico, para preservar Asís, la ciudad de San Francisco, de la destrucción de la Segunda Guerra Mundial. Andrea Cionci ha contado su historia en Il Timone:

Lápida de Valentin Müller en Múnich, que incluye un bajorrelieve con la silueta de Asís.

El otro protector de Asís

Hay muchas páginas oscuras y cruentas de la última guerra que han sido censuradas por la historiografía porque no son funcionales para la retórica de los ganadores. Aun así, también gracias a las publicaciones de los últimos años, obra de intelectuales y estudiosos objetivos, surge una verdad histórica más bien compleja respecto a las visiones simplistas e instrumentales que se han pregonado hasta hoy. 

Aún hoy siguen siendo prácticamente desconocidas, y a lo mejor más difíciles todavía de digerir por parte de la opinión historiográfica, algunas páginas positivas que, incredibile dictu, tuvieron como protagonistas a militares del ejército alemán. Pocos saben, por ejemplo, de la cantidad de obras de arte de la Abadía de Montecassino que fueron salvadas: 70.000 volúmenes de la biblioteca, 1.200 valiosos manuscritos (incluidas obras de Cicerón, Horacio, Virgilio, Ovidio y Séneca), 80.000 documentos, el Tesoro de San Genaro, las reliquias de San Benito y de Santa Escolástica, pinturas de Leonardo, Tintoretto, Ghirlandaio, Tiziano y Rafael. Todo habría sido pulverizado por las bombas americanas que destrozaron la abadía sin la iniciativa del coronel Julius Schlegel (historiador del arte en su vida civil), de la división Herman Göring de la Luftwaffe. Gracias a su intervención estos tesoros fueron trasladados a Roma y a Spoleto antes del bombardeo, para ser después devueltos públicamente a Italia y a la Iglesia. 

La ciudad de Asís en los años 40.

Aún menos conocida -a no ser a nivel local- es la historia del salvador de Asís: el coronel Valentin Müller. Ambos, Schlegel y Müller, eran católicos. Y ambos oficiales alemanes supieron conjugar su deber de soldados con los de su fe.

El médico gobernador de Asís

Nacido en la Baja Franconia en 1891, Valentin Müller frecuentó el seminario diocesano de Würzburg, donde recibió su educación religiosa. Siendo estudiante de medicina fue llamado a las armas durante la Gran Guerra y combatió en el frente. Obtuvo la medalla de plata al valor antes de ser capturado por los ingleses.

Valentin Müller es el segundo por la derecha, en la foto, tomada durante la Primera Guerra Mundial.

En la posguerra, tras terminar sus estudios y con la llegada al poder de Hitler, ejerció su profesión en Baviera, convirtiéndose en uno de los médicos más apreciados del Land. Asistía también a los judíos, algo que estaba prohibido en esa época para un médico ario.

En 1922, el doctor Müller contrajo matrimonio con Maria Hofer, con quien tuvo dos hijos, un niño, Robert, y una niña, Irmgard.

Cuando estalló la Segunda Guerra Mundial, Müller fue nuevamente llamado a las armas, con el grado de coronel médico y participó en varias campañas en Polonia, Francia y Rusia. En este último país tuvo la responsabilidad del Feldlazarett (hospital de campaña) de Stalingrado. Fue gracias a la providencia que evitó, por pocos días, el cerco de Stalingrado por parte del ejército soviético, que capturó a toda la armada del general Paulus. Le habían invitado a ir a Lourdes para mandar una división para el transporte de heridos, con la que llegó, en 1943, a Italia, siendo nombrado gobernador militar de Asís.

Asís, ciudad abierta y hospitalaria

Es un momento histórico dramático. Mussolini había caído, los militares italianos que no se han desperdigado siguen, unos al Duce, otros al rey. Los alemanes ocupantes reaccionan con duras (y anunciadas) represalias a los ataques de los partisanos. En los centros habitados caen las bombas de los aviones aliados, mientras los angloamericanos, que han desembarcado en Sicilia, avanzan lentamente hacia el norte de la península precedidos por el bombardeo masivo de los cañones.

El Oberst Valentin Müller (1891-1951).

 

En este contexto, la población de Asís habría sufrido pérdidas ingentes y nada habría quedado de la ciudad seráfica: ni sus delicados pilares románicos, ni sus cándidos campanarios, maravillosas obras de arte, conventos, monasterios. El coronel Müller era muy consciente de todo esto. Por esta razón, se dedicó incansablemente para conseguir que Asís fuera declarada ciudad hospitalaria y, con el tiempo, "ciudad abierta", es decir, cedida virtualmente al enemigo sin combatir. En base al derecho bélico, ni el ejército alemán ni el aliado habrían podido entrar en ella o emprender acciones de guerra contra ella.

Para conseguirlo, lo primero que hizo el gobernador fue alejar de Asís a las tropas alemanas y a la Feldegendarmerie, la policía militar. Dentro de los muros permaneció sólo el personal del Sanitätstruppe y, claro está, los cientos de soldados alemanes heridos y enfermos que habían llegado del frente sur. En un estudio que acaba de ser publicado en la Rivista Italiana di Sanità Militare, el profesor Ettore Calzolari (originario de Asís y coronel médico del Cuerpo Militar Voluntario de la Cruz Roja Italiana), escribe: "Los edificios requisados fueron ocupados por servicios sanitarios y marcados con una gran cruz pintada en el techo. Mientras tanto, con el aval del coronel Müller, el obispo y algunos frailes menores conventuales pusieron en marcha una importante acción diplomática con el fin de obtener de las partes en conflicto el estatus de ciudad hospitalaria para Asís. Con este fin, el padre Bonaventura Massi, custodio del Sacro Convento, viajó a Florencia para reunirse con el jefe de la Oficina Alemana para la Tutela de las Obras de Arte: existía el problema de salvaguardar no sólo la ciudad, sino también el depósito de obras de arte que se había constituido. El resultado del encuentro fue positivo. A los pocos días, Müller se reunió cerca de Foligno con el Feldemariscal Kesserling (Comandante de todas las fuerzas alemanas en Italia), que le prometió la emisión de una orden del día especial con la que se prohibía a las tropas alemanas en retirada su entrada en Asís".

Sin esperar los tiempos de la burocracia militar, el coronel Müller declaró a Asís ciudad abierta y hospitalaria, colgando por doquier manifiestos impresos con la cruz roja. Dos edificios que estaban fuera de los muros fueron requisados para alojar a los heridos gracias al placet del obispo Giuseppe Placido Maria Nicolini. Así, el Oasi del Sacro Cuore y el seminario regional fueron excluidos del riesgo de ser ocupados por las tropas combatientes de la Wehrmacht, lo que habría atraído el bombardeo del enemigo sobre la ciudad.

Salvador de Asís y de los judíos

Muy pronto, la figura de este íntegro gobernador, que iba cada día a misa a las 6 de la mañana, conquistó el corazón de los habitantes de Asís, hasta el punto que empezaron a decir que la ciudad "estaba protegida por Dios, San Francisco y el coronel Müller". Como escribe Alessandro Bentivoglio: "El coronel siempre intervenía de manera oportuna y rápida, no dejando a nadie sin recibir justicia. Tanto es así, que la sede de su comando se convirtió en la meta de todos lo que necesitaban ayuda, porque todos sabían que podían obtenerla de él".

En Asís hay una calle consagrada al hombre que protegió la ciudad en sus momentos más difíciles.

Además de salvar a la ciudad, el comandante alemán cerró los ojos ante el hecho de que muchos habitantes de Asís estaban dando refugio a judíos, acogiéndolos en conventos o proporcionándoles falsos documentos. A mediados de junio de 1944, ante el avance de los aliados, el coronel Müller tuvo que retirarse con todo el convoy sanitario. Mientras coordinaba las operaciones pudo circular libremente sin escolta porque incluso los partisanos habían hecho correr la voz de que "no le tocaremos un pelo al coronel".

Müller hizo un último acto de caridad cristiana cuando evitó que se destruyeran las existencias de fármacos y equipos sanitarios que no podrían llevar con ellos durante la retirada, lo que era práctica común para evitar que cayeran en manos enemigas. Confió todo el material al obispo.

El ejército inglés se ocupó de alterar esta obra maestra de retirada: los británicos violaron el estatus hospitalario de la ciudad y entraron en Asís el 17 de junio provocando, como toda respuesta, un bombardeo con cañones por parte del ejército alemán que causó algunas víctimas civiles.

Traducido por Elena Faccia Serrano.

Vida del coronel Valentin Müller

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