El famoso poeta soldado inglés Siegfreid Sassoon inspiró a su sobrina a convertirse al catolicismo
Ella era atea, su tío, un famoso poeta de guerra: con una flor la convenció de la existencia de Dios
Entre la podredumbre y la miseria de una trinchera, agachado para evitar las balas. Así escribió Siegfried Sassoon, poeta y soldado inglés, varios de sus poemas durante la I Guerra Mundial. Su vida, llena de altibajos, terminó siendo una inspiración para la hermana Jessica Gatty, su sobrina, que se convirtió al catolicismo gracias a él.
Jessica Gatty tuvo una amistad muy estrecha con Sasson. Durante los diez últimos años de vida del poeta inglés, Gatty encontó a una persona profunda, que aún vivía los horrores de la guerra. “Una parte de él parecía estar conectada a algo más profundo”, ha explicado Gatty a TheGuardian.
El valor de "Jack, el loco"
Sasson había luchado en el frente occidental entre 1916 y 1917. Sus acciones fueron especialmente valientes, y, como oficial del ejército británico, fue protagonista de grandes hazañas en el frente. Ver como sus hombres eran constantemente machacados le produjo, paradójicamente, un valor maníaco. Sus hombres le llamaban “Jack, el loco”. Gracias a su arrojo, consiguió capturar una trinchera alemana en la línea Hinderburg, acción por la que se le honró con varias condecoraciones.
Tras haber sufrido varias heridas, fue enviado a casa, y cuando le propusieron volver al frente, se negó. Los horrores que había vivido allí le perseguirían durante el resto de su vida. Su hermano, además, había muerto en la batalla de Gallipolli, luchando contra los turcos. A partir de entonces, Sasson puso aún más empeño en sus poemas antibelicistas.
Convertido gracias a sus amigos
Se casó en 1933 y tuvo un hijo, George. Antes había tenido varias relaciones homosexuales con otros poetas e intelectuales. “Cuando le conocí, era una de las pocas cosas que sabía sobre él”, ha contado la hermana Gatty. “Eso y que era un poeta muy famoso”.
Influido por sus dos amigos, los escritores católicos Hilarie Beloc y Ronald Knox, y por sus experiencias en la guerra, se convirtió al catolicismo en 1957.
“Tienes que creer que alguien ha creado esto”
No fue hasta 1958 que Sassoon, y su joven sobrina y ahijada Jessica Gatty, entablaron una profunda amistad. En aquel momento Gatty era atea, y se encontraba, como ella misma dice “en una especie de peregrinaje”, intentando encontrar el sentido de la vida.
Un día, caminando por el jardín, el poeta le mostró a Gatty un pétalo. “Tienes que creer que alguien ha creado esto”. Gatty quedó impactada. “Le dije en ese mismo momento que sí, así debía ser. Siegfried tenía razón”, ha explicado la hermana Gatty.
El poeta no hizo más que mostrar lo evidente. Pese al aparente escepticismo de su ahijada, Sassoon se atrevió a ofrecerle este salto de fe a Gatty, y Gatty lo dio.
De tener miedo a las monjas a ser una de ellas
La conversión al catolicismo de la joven molestó a su familia. La madre de Gatty era hermana de la mujer de Sassoon, y estaba molesta con como la trataba el poeta. Cuando Gatty se bautizó en 1961, sus padres estaban muy descontentos. “Le echaban la culpa a Siegfried”, ha contado Gatty. “Ni siquiera pensaron en que tal vez yo misma había tomado esa decisión”.
Sasson presentó a Gatty a la madre Margaret, una monja de la Asunción, con la que había mantenido correspondencia por carta años antes de su conversión. Al principio Gatty tenía miedo de conocer a una monja. “Pero la Madre Margaret no era alguien a quien se le pudiera tener miedo. Era una mujer entrañable con la que empecé a intercambiar cartas”, recuerda Gatty.
La hermana Jessica Gatty
Gatty entró en la Asunción en 1976. Sasson había muerto años atrás y no pudo ver los frutos de la semilla que plantó en su sobrina. “Aún así yo sabía que la ayuda que me prestó le llenó de alegría”, ha contado Gatty. Desde su punto de vista, toda la obra de Sassoon fue un peregrinaje hacia Dios. “Su poesía se convirtió en una oración”, ha contado.
Hoy ella vive en un convento en Twickenham, Inglaterra. Sigue recordando a su tío como un hombre tímido, que rara vez miraba a los ojos de su interlocutor, pero cuando hablaba transmitía todo el horror que había sido para él la guerra. A veces también leía sus poemas. “Pero no muy bien”, recuerda Gatty. “Solía tartamudear al hacerlo. No le gustaba la idea de que solo sería recordado por sus poemas de guerra”.
Sin embargo, siempre tendrá grabados en la memoria los momentos en los que, en la residencia de Sassoon, tocaba el piano para él mientras merendaban pan con mermelada.
El testimonio de Gatty ha ayudado a Jessica Duschen a escribir la obra Silver Birch (Abedul de Plata), basada en los poemas de guerra del autor. La obra cuenta con 180 figurantes.