¿Ser ateo humanista o serlo nihilista? La conversión de Bill Dunn (The Merry Catholic)
«Intenté ser un ateo humanista y optimista, pero en el fondo la vida sin Dios era un sinsentido»
Bill Dunn es el responsable del blog "The Merry Catholic" (merrycatholic.blogspot.com.es) y autor de varios libros divulgativos sobre la fe. Norteamericano, es padre de dos hijas ya crecidas y lleva 36 años casado. Durante mucho tiempo estuvo alejado de la fe, convencido de que solo había "materia y energía" y de que Dios no existía. Pensaba que bastaba con ser "ateo humanista" y hablar con optimismo de lo magnífica que es la ciencia y la razón. Hasta que sucedió algo tan cotidiano como "milagroso": nació su primer bebé y eso le hizo pensar. Ha explicado su historia a ReL.
Niño católico, adolescente sin fe
"Me eduqué en una familia católica y de niño creía en Dios, básicamente porque me lo decían mis padres. Pero al crecer, a los 14 o 15 años, dejé de creer", recuerda Bill.
No fue el resultado de un profundo razonamiento filosófico juvenil: simplemente, "mis profesores de ciencia me enseñaban que la vida llegó a existir sólo por accidente'".
Se hizo ateo, y especificó: se autodefinía como "humanista secular", que era "una forma elegante de ser ateo". "Creía que sólo existía el mundo natural, que no había nada sobrenatural, ni dioses ni ángeles ni cielo ni infierno ni vida tras la muerte".
¿Ser ateo humanista o ateo nihilista?
"Siendo ateo, intentaba ser un ateo humanista optimista, y centrarme en la ciencia y la razón y en la esperanza de que la humanidad pudiera aportar algo de significado y alegría al mundo. Pero, más en el fondo, creo que yo era más bien tirando a nihilista".
Él intentaba no serlo, pero era algo que estaba ahí. "Un nihilista es un ateo pesimista que cree que la vida es fugaz y llena de dolor, por lo que todo es un sinsentido", define.
"Yo tenía la certeza de que nuestra existencia en este planeta era un accidente, era sólo materia y energía formada por azar aleatorio y ciego. Por lo tanto, la vida no tenía un sentido último. Y creo que esta es la razón principal de que abusara de alcohol y de drogas durante años", admite.
Y nació un bebé
Todo cambió cuando nació su primera hija y tomó al bebé en sus brazos y se maravilló ante el verdadero misterio de la vida, de la llegada a la existencia de un nuevo y complejísimo ser humano.
"Cuando nació mi primera hija, me di cuenta, de repente, de que la vida biológica era demasiado intrincada y compleja como para haber llegado a existir por mero accidente aleatorio, que es lo que en la evolución atea me habían enseñado. Llegué a la conclusión de que tenía que haber un diseñador, un creador de la vida. Y que el creador de la naturaleza, por definición, tiene que estar fuera de la naturaleza, así que tiene que ser sobrenatural. Cuando acepté que hay algo más en la existencia que mera materia y energía, fue bastante fácil aceptar que Dios es real", explica Bill Dunn.
Bill Dunn, autor del blog The Merry Catholic
Leer y compartir la fe
Desde ese momento, Bill se convirtió en un lector apasionado y estudioso de la fe. Acudió a estudios bíblicos y se volcó en aprender más cosas. Desde el principio tuvo claro que su lugar era la Iglesia Católica, porque "es la única que fundó Jesús, encargándole un mensaje perfecto con una organización imperfecta. La Iglesia ortodoxa no existió hasta mil años después y las comunidades protestantes no surgieron hasta 1500 años después. Pese a todos sus fallos, la Iglesia Católica es la primera y la única que Jesús fundó".
Cree que la gente que quiera explorar la fe, puede hacerlo con libros divulgativos y accesibles, como por ejemplo "Why I am Catholic (and you should too)", de Brandon Vogt (por el momento sin traducir al español).
En su opinión, la mejor forma de que cualquier cristiano de a pie comparta la fe es, simplemente, que se anime a contar a sus amigos y conocidos lo que Dios hace en su vida. "Cuando te centras en tu fe y en por qué Dios es parte importante de tu vida, puede ser un testimonio poderoso. Y es mucho menos amenazante y confrontacional que acusar a la otra persona de no creer en las cosas correctas, lo que le pone a la defensiva, incómodo".
También cree que los católicos deberían formarse mucho más y conocer mejor su fe, bien leyendo mucho, o bien acudiendo a cursos y estudios de fe para adultos.
¿Por qué la gente deja la fe?
Él, que fue ateo durante años, constata algunas novedades en los tiempos recientes. Por un lado, ve que los jóvenes que dejan la fe no lo hacen por profundas convicciones filosóficas, sino, simplemente, porque "no lo sienten" o "no les apetece".
"Es el relativismo, el creer que todo es relativo, y que solo existen opiniones personal basadas en sentimientos", analiza. "Dejan de ir a la iglesia y les parece que no está mal, porque es 'lo que sienten', y el relativismo les dice que 'si lo sientes así, está bien'. Nunca se les ocurre preguntarse: "¿Qué quiere Dios que haga yo?"
Aunque Bill evangeliza también desde su blog y sus libros, hace un tiempo que abandonó las redes sociales por el exceso de frivolidad y agresividad que hay en ellas. "Hoy parece que los ateos están más dispuestos a insultar y burlarse de la gente de fe que antes... pero, en Internet, todo el mundo, no sólo ellos, parece ser hoy más agresivo y sarcástico. Ya no se debate, sólo se grita y se ataca", lamenta.
Con todo, anima a las personas capaces de bucear en ese ambiente agresivo en las redes a usarlas también para evangelizar. "Id y echad las redes" es una frase bíblica que ha cobrado un nuevo sentido.
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