Defender la familia y los valores cristianos, entre sus prioridades
Católico marcado por los scout y la abadía de Solesmes, Francois Fillon aspira a presidir Francia
Francia ha iniciado su carrera para la presidencia en unas elecciones que se celebrarán el próximo mes de abril y que son consideradas por los analistas como históricas ante la actual situación que vive el país, varias veces golpeado por el terrorismo yihadista.
Y por tanto, también los partidos preparan su asalto al Eliseo. Los socialistas llegan desgastados tras su gestión de esta ola de atentados mientras el Frente Nacional de los Le Pen pretende atraer hacia sí a los descontentos y temerosos con el terrorismo. Entre medias se sitúa la derecha de la UMP que quiere volver al Eliseo. Y tres son los candidatos que se postulan para ello: Nicolás Sarkozy, Alain Juppé y Francois Fillon.
Precisamente este último, Francois Fillon, se presenta como una de las esperanzas para los católicos franceses y para todos aquellos que defienden las raíces cristianas de un país que tradicionalmente ha sido definido como “la hija predilecta de la Iglesia”.
Durante años Fillon ha sido primer ministro por lo que ahora quiere dar el salto a la presidencia. Una sana laicidad y preservar los valores cristianos son dos de sus principales prioridades, sobre todo cuando la polémica con el islam viene marcando a Francia durante los últimos años.
Un político católico entre un mar de masones
El político conservador francés es católico y se muestra públicamente orgulloso de serlo. Educado por los jesuitas allí se empapó de la fuerza para dar la batalla, en este caso en la política. Además, en su vida le ha marcado muy profundamente la abadía benedictina de Solesmes, junto a la que vive.
En una reciente entrevista con Famille Chretienne, Fillon afirmaba que “por así decirlo, los monjes me han adoptado. Después de todo, podrían haber tenido una actitud distante pero no ha sido el caso”.
Sobre esta abadía destaca varios aspectos que le han llamado mucho la atención y que le han servido de cara a presentarse a las primarias de su partido para optar a la presidencia.
Por un lado, destaca el hecho de que los monjes benedictinos lleven más de mil años en este lugar observando la regla de su fundador. “Esta lealtad me lleva a pensar en la profundidad de nuestra historia y en nuestra identidad”.
Por otro lado, Fillon afirma que estos religiosos son artistas que convirtieron el canto gregoriano en su “quintaesencia”. “¿Cómo no ser sensible a esta búsqueda de la perfección?”. Pero además le ha llamado mucho la atención “la relación simple y directa” que tienen con el mundo. “Aunque no tuviesen radio y televisión es posible discutir con ellos sobre lo que ocurre en el mundo. Los monjes no son interlocutores con los que se pueda ser superficial”.
Pero mucha más influencia que esta abadía, Fillon ha sido marcado por su infancia y adolescencia en los scout católicos, con gran influencia en Francia. “Me dejó una verdadera y sincera fe católica”, afirma, para añadir que quizá sin esta ayuda extra la asistencia a la misa dominical no hubiera sido suficiente para consolidar su fe.
Del mismo modo, el ex primer ministro hace un recorrido de los tres últimos Papas, para los que sólo tiene buenas palabras. Sobre Benedicto XVI afirma que “me impresionó la sensación de inmensa bondad y ternura, tanto en sus ojos como en su forma de ser”. Con san Juan Pablo II se reunió varias veces pero cuando “ya estaba cansado” pero aun así “tenía una energía y un carisma increíble”.
Sobre Francisco considera que es un Papa que se adelanta y apresura, que desafía a los ricos y a las mentes. “Su encíclica sobre el medio ambiente y la relación entre el hombre y la naturaleza es notable. Suena como una advertencia profética”. Y añade otro dato relevante, este Papa es “lo contrario a la burocracia”.
Defender la familia, una prioridad
Además Fillon habla de dos asuntos clave en Francia y que cree que hay que abordar rápidamente: los ataques a la familia y el islamismo.
Sobre el primero de los puntos el propio político conservador ya se opuso firmemente a la llamada “ley Taubira” que aprobaba el llamado matrimonio homosexual y permitía la adopción. Durante las marchas de la Manif pour Tous fue también criticado por no ser un participante más en dichas manifestaciones.
Él se defiende: “Luché contra le ley Taubira en el Parlamento. Hablé y mi posición no ha cambiado un ápice” y “sentí que la fuerza de este movimiento iba a ser apolítica”.
Pero, ¿qué va a hacer ahora si llega a la presidencia? Reconoce que la derogación completa de la ley es prácticamente imposible pero sí asegura si llega a la presidencia “propondría al Parlamento reescribir la ley de filiación. He hablado con expertos y abogados y he escrito un texto que se basa en el principio de que un niño siempre es el resultado de un padre y una madre”.
A partir de este principio propone limitar las adopciones a las parejas heterosexuale así como la procreación médica asistida para que sólo pueda ser utilizada por parejas infértiles pues debe ser “una solución médica a un problema médico”. Del mismo modo, pretende prohibir la maternidad subrogada (vientres de alquiler), “una inaceptable explotación de los cuerpos de las mujeres”.
Defender a los cristianos de Oriente para defender Europa
En segundo lugar, Francois Fillon une el problema islamista de Francia con el exterminio de cristianos en Oriente Medio. Para él, “defender las comunidades cristianas de estos países es defender el diálogo de las religiones y las culturas. Es de vital importancia para Francia”.
El ex primer ministro habla de “totalitarismo islamista” y cree que después de la eliminación de los cristianos vendrá la expulsión o exterminio de todos los judíos de Oriente Medio y siguiendo esta teoría pronto a los europeos les aplicarán esta misma política de los islamistas: “territorio es igual a religión”.
De este modo, cree que “si permitimos que expulsen a los cristianos de Oriente vamos a facilitar el nacimiento de estados confesionales” generando un “choque de civilizaciones” que ya está en estado embrionario.
Incluso Fillon dice algo que pocos políticos se atreven a reconocer en Francia pese a la evidencia. “Hay que llamar a las cosas por su nombre y en Francia hay un problema con la radicalización del islam”. Para luchar contra esto propone una recuperación real de la identidad francesa y de los valores que realmente forjaron la nación, entre ellos los valores cristianos.
Y por tanto, también los partidos preparan su asalto al Eliseo. Los socialistas llegan desgastados tras su gestión de esta ola de atentados mientras el Frente Nacional de los Le Pen pretende atraer hacia sí a los descontentos y temerosos con el terrorismo. Entre medias se sitúa la derecha de la UMP que quiere volver al Eliseo. Y tres son los candidatos que se postulan para ello: Nicolás Sarkozy, Alain Juppé y Francois Fillon.
Precisamente este último, Francois Fillon, se presenta como una de las esperanzas para los católicos franceses y para todos aquellos que defienden las raíces cristianas de un país que tradicionalmente ha sido definido como “la hija predilecta de la Iglesia”.
Durante años Fillon ha sido primer ministro por lo que ahora quiere dar el salto a la presidencia. Una sana laicidad y preservar los valores cristianos son dos de sus principales prioridades, sobre todo cuando la polémica con el islam viene marcando a Francia durante los últimos años.
Un político católico entre un mar de masones
El político conservador francés es católico y se muestra públicamente orgulloso de serlo. Educado por los jesuitas allí se empapó de la fuerza para dar la batalla, en este caso en la política. Además, en su vida le ha marcado muy profundamente la abadía benedictina de Solesmes, junto a la que vive.
En una reciente entrevista con Famille Chretienne, Fillon afirmaba que “por así decirlo, los monjes me han adoptado. Después de todo, podrían haber tenido una actitud distante pero no ha sido el caso”.
Sobre esta abadía destaca varios aspectos que le han llamado mucho la atención y que le han servido de cara a presentarse a las primarias de su partido para optar a la presidencia.
Por un lado, destaca el hecho de que los monjes benedictinos lleven más de mil años en este lugar observando la regla de su fundador. “Esta lealtad me lleva a pensar en la profundidad de nuestra historia y en nuestra identidad”.
Por otro lado, Fillon afirma que estos religiosos son artistas que convirtieron el canto gregoriano en su “quintaesencia”. “¿Cómo no ser sensible a esta búsqueda de la perfección?”. Pero además le ha llamado mucho la atención “la relación simple y directa” que tienen con el mundo. “Aunque no tuviesen radio y televisión es posible discutir con ellos sobre lo que ocurre en el mundo. Los monjes no son interlocutores con los que se pueda ser superficial”.
Pero mucha más influencia que esta abadía, Fillon ha sido marcado por su infancia y adolescencia en los scout católicos, con gran influencia en Francia. “Me dejó una verdadera y sincera fe católica”, afirma, para añadir que quizá sin esta ayuda extra la asistencia a la misa dominical no hubiera sido suficiente para consolidar su fe.
Del mismo modo, el ex primer ministro hace un recorrido de los tres últimos Papas, para los que sólo tiene buenas palabras. Sobre Benedicto XVI afirma que “me impresionó la sensación de inmensa bondad y ternura, tanto en sus ojos como en su forma de ser”. Con san Juan Pablo II se reunió varias veces pero cuando “ya estaba cansado” pero aun así “tenía una energía y un carisma increíble”.
Sobre Francisco considera que es un Papa que se adelanta y apresura, que desafía a los ricos y a las mentes. “Su encíclica sobre el medio ambiente y la relación entre el hombre y la naturaleza es notable. Suena como una advertencia profética”. Y añade otro dato relevante, este Papa es “lo contrario a la burocracia”.
Defender la familia, una prioridad
Además Fillon habla de dos asuntos clave en Francia y que cree que hay que abordar rápidamente: los ataques a la familia y el islamismo.
Sobre el primero de los puntos el propio político conservador ya se opuso firmemente a la llamada “ley Taubira” que aprobaba el llamado matrimonio homosexual y permitía la adopción. Durante las marchas de la Manif pour Tous fue también criticado por no ser un participante más en dichas manifestaciones.
Él se defiende: “Luché contra le ley Taubira en el Parlamento. Hablé y mi posición no ha cambiado un ápice” y “sentí que la fuerza de este movimiento iba a ser apolítica”.
Pero, ¿qué va a hacer ahora si llega a la presidencia? Reconoce que la derogación completa de la ley es prácticamente imposible pero sí asegura si llega a la presidencia “propondría al Parlamento reescribir la ley de filiación. He hablado con expertos y abogados y he escrito un texto que se basa en el principio de que un niño siempre es el resultado de un padre y una madre”.
A partir de este principio propone limitar las adopciones a las parejas heterosexuale así como la procreación médica asistida para que sólo pueda ser utilizada por parejas infértiles pues debe ser “una solución médica a un problema médico”. Del mismo modo, pretende prohibir la maternidad subrogada (vientres de alquiler), “una inaceptable explotación de los cuerpos de las mujeres”.
Defender a los cristianos de Oriente para defender Europa
En segundo lugar, Francois Fillon une el problema islamista de Francia con el exterminio de cristianos en Oriente Medio. Para él, “defender las comunidades cristianas de estos países es defender el diálogo de las religiones y las culturas. Es de vital importancia para Francia”.
El ex primer ministro habla de “totalitarismo islamista” y cree que después de la eliminación de los cristianos vendrá la expulsión o exterminio de todos los judíos de Oriente Medio y siguiendo esta teoría pronto a los europeos les aplicarán esta misma política de los islamistas: “territorio es igual a religión”.
De este modo, cree que “si permitimos que expulsen a los cristianos de Oriente vamos a facilitar el nacimiento de estados confesionales” generando un “choque de civilizaciones” que ya está en estado embrionario.
Incluso Fillon dice algo que pocos políticos se atreven a reconocer en Francia pese a la evidencia. “Hay que llamar a las cosas por su nombre y en Francia hay un problema con la radicalización del islam”. Para luchar contra esto propone una recuperación real de la identidad francesa y de los valores que realmente forjaron la nación, entre ellos los valores cristianos.
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