Se convirtió al ver cómo los católicos afrontaban la enfermedad y la muerte
Elizabeth Hesselblad: santa, ecuménica, Justa entre las naciones y curó un niño en estado vegetativo
Carlos Miguel Valdés quedó en estado vegetativo total. Durante varios meses fue sometido a distintos tratamientos en La Habana, pero todos resultaron infructuosos… Al salir del hospital pasaron por el convento de las Brigidinas situado en La Habana Vieja, donde la Superiora pidió permiso para orar junto con las hermanas de la comunidad religiosa por la salud del pequeño Carlos Miguel. Acercaron al niño una reliquia de primer grado que conservan en el convento, una falange de un dedo de la entonces beata María Elizabeth Hesselblad y pidieron fervientemente su intercesión para que el Señor obrara un milagro de curación en el niño. Terminado el rezo abandonaron el convento y emprendieron el regreso a Santa Clara. A pocos kilómetros de distancia se percataron que Carlitos, quien todo el tiempo había permanecido totalmente inmóvil como de costumbre, comenzó a mover las piernas y los brazos hasta curarse totalmente. La historia la cuenta Camino Católico.
El domingo 5 de junio de este año, el Papa Francisco celebró la Misa de canonización de Mary Elizabeth Hesselblad, una conversa del luteranismo cuya elevación a los altares se debió a la curación milagrosa de un niño cubano. El beneficiario de la intercesión de la nueva Santa sueca es Carlos Miguel Valdés Rodríguez, un niño originario de Santa Clara (Cuba), a quien el 25 de mayo de 2005, cuando tenía 2 años de edad, le detectaron un tumor en el cerebelo.
Carlos Miguel fue sometido entonces a una operación de alto riesgo. El diagnóstico era meduloblastoma cerebeloso y cuadriplejia por compresión medular. Después de la extirpación del tumor cerebral, el niño quedó en estado vegetativo total. Durante varios meses fue sometido a distintos tratamientos en La Habana, pero todos resultaron infructuosos.
Cuando la Ciencia no llega
Debido a que no se había logrado ningún progreso y el niño continuaba con una discapacidad total, la madre quien también es doctora, acompañada por el obispo de la diócesis de Santa Clara, monseñor Arturo González, fue a recoger al niño. Al salir del hospital pasaron por el convento de las Brigidinas, situado en La Habana Vieja, donde la Superiora pidió permiso para orar junto con las hermanas de la comunidad religiosa por la salud del pequeño Carlos Miguel.
Monseñor Arturo González explica que acercaron al niño una reliquia de primer grado que conservan en el convento, una falange de un dedo de la beata Mary Elizabeth, y pidieron fervientemente su intercesión para que el Señor obrara un milagro de curación en el niño.
Terminado el rezo abandonaron el convento y emprendieron el regreso a Santa Clara. A pocos kilómetros de distancia se percataron que Carlitos, quien todo el tiempo había permanecido totalmente inmóvil como de costumbre, comenzó a mover las piernas y los brazos. “Todos estábamos asombrados y dábamos gracias a Dios por lo que ya considerábamos un milagro”, comentaba el obispo.
La semana siguiente el niño fue al hospital de Santa Clara y entró caminando. Poco después corría. Su recuperación fue cada vez más completa y desde entonces nunca más ha tenido problemas de salud. Actualmente, con 12 años de edad, Carlos Miguel es un excelente estudiante que practica deportes y realiza sin problemas las actividades que hace un niño de su edad.
La ciencia no tiene una respuesta para explicar lo que ha sucedido en la vida de este niño. Pero la fe si la tiene: “He tenido la bendición de ser testigo de este milagro patente obrado por la intercesión de la beata María Isabel Hesselblad”, expresó monseñor Arturo, el Obispo de la diócesis de Santa Clara.
Diez años después del hecho, no ha habido recaídas ni metástasis, así como tampoco secuelas de la cirugía.
La Congregación para las Causas de los Santos del Vaticano estuvo en Santa Clara durante el mes de febrero del 2014 y entrevistó a los neurólogos, los pediatras y también a los religiosos y laicos que estuvieron directamente involucrados en este caso y que han sido testigos de este extraordinario acontecimiento.
El pasado 15 de marzo, el Vaticano anunció la canonización de 5 beatos y entre ellos la de la beata, Madre Mary Elizabeth Hesselblad, canonizada este pasado domingo.
Madre Hesselblad, una vida apasionante
Mary Elizabeth nació en Suecia el 4 de junio de 1870. Israel le nombró “Justa entre las Naciones” por haber salvado a muchos judíos que fueron perseguidas por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial.
Durante muchos años trabajó como enfermera en Estados Unidos. El contacto con pacientes católicos, su caridad, oración, estudio y devoción filial a la Virgen María, la condujeron a convertirse a la fe católica.
El 9 de septiembre de 1911, junto a tres postulantes inglesas, refundó la Orden del Santísimo Salvador de Santa Brígida (había profesado sus votos en 1906) con la misión de orar y trabajar especialmente por la unión de los cristianos de Escandinavia con la Iglesia Católica.
Durante y después de la Segunda Guerra Mundial, Mary Elizabeth realizó una intensa obra de caridad a favor de los pobres y de los perseguidos a causa de leyes de racismo; y promovió un movimiento por la paz con católicos y no católicos, trabajando fuertemente en el ecumenismo.
Fue beatificada por el Papa San Juan Pablo II el 9 de abril del año 2000. El 14 de diciembre de 2015 el Papa Francisco aprobó el segundo milagro atribuido a Mary Elizabeth Hesselblad, y la canonizó el pasado domingo 5 de junio de 2016.
El domingo 5 de junio de este año, el Papa Francisco celebró la Misa de canonización de Mary Elizabeth Hesselblad, una conversa del luteranismo cuya elevación a los altares se debió a la curación milagrosa de un niño cubano. El beneficiario de la intercesión de la nueva Santa sueca es Carlos Miguel Valdés Rodríguez, un niño originario de Santa Clara (Cuba), a quien el 25 de mayo de 2005, cuando tenía 2 años de edad, le detectaron un tumor en el cerebelo.
Carlos Miguel fue sometido entonces a una operación de alto riesgo. El diagnóstico era meduloblastoma cerebeloso y cuadriplejia por compresión medular. Después de la extirpación del tumor cerebral, el niño quedó en estado vegetativo total. Durante varios meses fue sometido a distintos tratamientos en La Habana, pero todos resultaron infructuosos.
Cuando la Ciencia no llega
Debido a que no se había logrado ningún progreso y el niño continuaba con una discapacidad total, la madre quien también es doctora, acompañada por el obispo de la diócesis de Santa Clara, monseñor Arturo González, fue a recoger al niño. Al salir del hospital pasaron por el convento de las Brigidinas, situado en La Habana Vieja, donde la Superiora pidió permiso para orar junto con las hermanas de la comunidad religiosa por la salud del pequeño Carlos Miguel.
Monseñor Arturo González explica que acercaron al niño una reliquia de primer grado que conservan en el convento, una falange de un dedo de la beata Mary Elizabeth, y pidieron fervientemente su intercesión para que el Señor obrara un milagro de curación en el niño.
Terminado el rezo abandonaron el convento y emprendieron el regreso a Santa Clara. A pocos kilómetros de distancia se percataron que Carlitos, quien todo el tiempo había permanecido totalmente inmóvil como de costumbre, comenzó a mover las piernas y los brazos. “Todos estábamos asombrados y dábamos gracias a Dios por lo que ya considerábamos un milagro”, comentaba el obispo.
La semana siguiente el niño fue al hospital de Santa Clara y entró caminando. Poco después corría. Su recuperación fue cada vez más completa y desde entonces nunca más ha tenido problemas de salud. Actualmente, con 12 años de edad, Carlos Miguel es un excelente estudiante que practica deportes y realiza sin problemas las actividades que hace un niño de su edad.
La ciencia no tiene una respuesta para explicar lo que ha sucedido en la vida de este niño. Pero la fe si la tiene: “He tenido la bendición de ser testigo de este milagro patente obrado por la intercesión de la beata María Isabel Hesselblad”, expresó monseñor Arturo, el Obispo de la diócesis de Santa Clara.
Diez años después del hecho, no ha habido recaídas ni metástasis, así como tampoco secuelas de la cirugía.
La Congregación para las Causas de los Santos del Vaticano estuvo en Santa Clara durante el mes de febrero del 2014 y entrevistó a los neurólogos, los pediatras y también a los religiosos y laicos que estuvieron directamente involucrados en este caso y que han sido testigos de este extraordinario acontecimiento.
El pasado 15 de marzo, el Vaticano anunció la canonización de 5 beatos y entre ellos la de la beata, Madre Mary Elizabeth Hesselblad, canonizada este pasado domingo.
Madre Hesselblad, una vida apasionante
Mary Elizabeth nació en Suecia el 4 de junio de 1870. Israel le nombró “Justa entre las Naciones” por haber salvado a muchos judíos que fueron perseguidas por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial.
Durante muchos años trabajó como enfermera en Estados Unidos. El contacto con pacientes católicos, su caridad, oración, estudio y devoción filial a la Virgen María, la condujeron a convertirse a la fe católica.
El 9 de septiembre de 1911, junto a tres postulantes inglesas, refundó la Orden del Santísimo Salvador de Santa Brígida (había profesado sus votos en 1906) con la misión de orar y trabajar especialmente por la unión de los cristianos de Escandinavia con la Iglesia Católica.
Durante y después de la Segunda Guerra Mundial, Mary Elizabeth realizó una intensa obra de caridad a favor de los pobres y de los perseguidos a causa de leyes de racismo; y promovió un movimiento por la paz con católicos y no católicos, trabajando fuertemente en el ecumenismo.
Fue beatificada por el Papa San Juan Pablo II el 9 de abril del año 2000. El 14 de diciembre de 2015 el Papa Francisco aprobó el segundo milagro atribuido a Mary Elizabeth Hesselblad, y la canonizó el pasado domingo 5 de junio de 2016.
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