Domingo, 22 de diciembre de 2024

Religión en Libertad

Muere a los 100 años el padre Acevedo: se fue de misionero itinerante neocatecumenal a los 75 años

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Francisco Acevedo, sacerdote de Málaga, a los cien años se mostraba feliz, activo y muy agradecido a Dios
Francisco Acevedo, sacerdote de Málaga, a los cien años se mostraba feliz, activo y muy agradecido a Dios

Francisco Acevedo nació en plena Primera Guerra Mundial, en 1915, en un pueblo de Cádiz que pertenecía a la diócesis de Málaga, y hasta hace muy poco se mantenía activo ayudando en la parroquia de San Patricio, en el barrio malagueño de Huelin.

Ha muerto este domingo 3 de julio, con los 100 años cumplidos el 1 de agosto. El párroco de San Patricio, Adrián Troncoso, celebró una primera misa por su alma, y el obispo de Málaga, Jesús Catalá preside otra este lunes. El entierro es en el pueblo de Rincón de la Victoria, con sus parientes, según su deseo.

En un siglo de vida y más de 70 años al servicio de la Iglesia, le dio tiempo para hacer muchas cosas. Fue formador del seminario. En los años 50 combatió el chabolismo. Fue párroco 40 años en San Patricio. Tuvo al siervo de Dios Herrera Oria como obispo y cardenal. Fue ordenado en julio de 1943 en el Santuario de la Gran Promesa de Valladolid: eran los años de la Segunda Guerra Mundial. 

Y cuando debía jubilarse, con 75 años... ¡se unió a un equipo misionero itinerante del Camino Neocatecumenal y pasó 18 años evangelizando por el sur de Portugal! En 2008 volvió definitivamente a Huelin, y aún, con 95 años, celebraba misa y atendía a los grupos de jóvenes.

Hasta hace pocos meses, aún participaba habitualmente en las celebraciones de la parroquia de San Patricio a la que había dedicado 4 décadas.

Por su vida pasaron 9 obispos... incluso santos
Le gustaba recordar que durante su vida pasaron por Málaga 9 obispos: Manuel González (no ha llegado, por poco, a verlo canonizado pero sí beatificado; fue el que le acogió de seminarista), Balbino Santos, Ángel Herrera Oria, Emilio Benavent, Ángel Suquía, Ramón Buxarrais, Fernando Sebastián (como administrador apostólico), Antonio Dorado y Jesús Catalá. Cuando le hablaban del Papa Benedicto, hacía bromas respecto al anterior, Benedicto XV, el de su infancia.

Más feliz que nadie en el mundo
Entrevistado por la prensa local al cumplir cien años, afirmaba rotundamente ser «más feliz que nadie» en este mundo.

El secreto de su jovialidad, decía, era «saber vivir la vida sin agobios, como un regalo de Dios». Explicaba que dejó de «hacer contabilidad de futuro» hace bastante tiempo. «Yo suelo decir que estoy ya viviendo a fondo perdido y así me va de maravilla», afirmaba. 

La época del chabolismo
Recuerda la época en que el barrio de Huelín sufría una gran miseria y chabolismo. «Huelin era un barrio obrero, repleto de fábricas y con muchas personas viviendo en chabolas. Cuando venían las riadas por los arroyos que daban a lo que es la calle Princesa se producía un caos. Y con los temporales del mar y los levantes, el rebalaje también afectaba a las chabolas cercanas a la orilla. A mí me dolía muchísimo aquella situación», cuenta el anciano presbítero, que en más de una ocasión tenía que pedir prestado un caballo para poder transitar por el barrio y realizar su tarea pastoral.

La solución, explicó en La Opinión de Málaga,  vino de la mano de su amigo, Claudio Gallardo, un laico que iba frecuentemente a la misa de las siete de la mañana. «Éramos uña y carne», apunta. Un día, Don Francisco lo llevó a visitar las chabolas. Gallardo se impresionó hondamente al ver las condiciones de vida de la gente y se convenció de la necesidad de acabar con aquello. El propio Gallardo relataba hace algunos años que cuando vio los ojos de los jóvenes que habitaban las chabolas se dijo convencido: «Hay que acabar con este río de tristeza».

De la visita de aquella mañana surgió el germen de lo que sería, entre finales de los años 60 e inicio de los 70, la construcción en régimen de cooperativa de más de 6.000 viviendas sociales en las barriadas de Nuevo San Andrés, junto a la Carretera de Cádiz, y de Miraflores de los Ángeles. A una parte de ellas fueron a vivir estas familias. El día que comenzaron a derribar las chabolas antes de reubicar a estas personas fue uno de los más felices en la vida de Don Francisco que, sin embargo, se quita todo el mérito en el asunto.

La parroquia de San Patricio instituyó además sociedades cooperativas de consumo, en las que se trataba de ayudar con alimentos y productos rebajados a las familias con más necesidades. 

Alimentado por la comunión diaria
«Yo he estado en muchos sitios, y siempre de maravilla, pero Huelin es mi hogar, al que quiero muchísimo. Parece como si nunca hubiera salido de aquí», comentaba en su sillón al cumplir 100 años. Aún mantenía «un buen apetito» aunque detallaba que lo que más le alimentaba era la comunión diaria. «No me puede faltar. La necesito para vivir en cristiano. Yo le pido a Dios todos los días que me ayude a querer lo que Él quiera. Así soy feliz y merece la pena vivir. Todo es un regalo», enseñaba, centenario.

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