Presentará en Europa su uso del cine para evangelizar
El cura mexicano que come cola de rata, filma películas y bautiza musulmanes en la sabana del Chad
El padre Gabriel Arroyo Salcido, misionero javeriano mexicano en Chad, llevaba ya 4 años en África, con poco dominio del idioma y comiendo cosas extrañas, como cola de rata, que los habitantes del lugar le ofrecían como manjar de honor.
Un día llegó un joven musulmán y le dijo: "Padre, yo quiero bautizarme". Y detrás de este joven, llegaron más.
¿Cómo consiguió este misionero de Chihuahua que jóvenes de un país africano con mayoría musulmana se acercaran al bautizo?
Arroyo convirtió una debilidad en una fuerza: como predicar en la lengua nativa le era muy difícil, decidió filmar escenas de la Biblia y luego emitirlas con un equipo proyector a pilas, y usar actores locales en la lengua del lugar. Muchos jóvenes, incluyendo musulmanes y animistas, se acercaron a participar y conocer más. El proyecto empezó con 20 o 30 participantes... y llegó a sumar 1.600 implicados.
Proyectadas sobre paredes o sábanas, las breves películas a pilas se fueron emitiendo en lengua musey en la comunidad de Pala, una zona sin electricidad ni servicios, donde se acaba el desierto del Sáhara y empieza el trópico subsahariano. Muchos jóvenes no cristianos se sintieron interpelados por el Evangelio y pidieron el bautismo y entrar en la vida cristiana.
El padre Gabriel acompañado de acólitos
De la noche a la mañana, ¡el cine!
"Es muy importante que las películas las hacíamos con gente de la aldea y en su lengua musey. Allá no hay luz, no hay servicios, no hay infraestructura, y de la noche a la mañana se vieron en un mundo moderno, y esto les llamó la atención. Estos proyectores se conectaban a baterías de troca o a grupos electrógenos que se conectan a motores de diesel", detalló después, de vacaciones en México, en un artículo de Paloma Sánchez en El Heraldo de Chihuahua.
Dos de los cortos fueron después transmitidos a nivel nacional en Chad, y el misionero fue enviado a París, donde se especializó en una universidad privada como director de cine, complementado con web master, infografista. Después le invitaron a organizar el Congreso Internacional para Evangelizar a través de Nuevas Tecnologías que se realizará en Milán, el próximo enero. En septiembre de 2016 será el director del Centro de Producción Multimedia para África Francófona, que producirá películas, series, reportajes y documentales de la Iglesia Católica.
Hipopótamos y cocodrilos
Para el padre Gabriel, África ha sido el centro de su vida y su misión evangelizadora durante once años. Allí tenía a su cargo 4 parroquias que abarcaban 64 aldeas, sumando unos 5.000 cristianos, una minoría en un entorno musulmán. En la vida cotidiana de sus feligreses había problemas con hipopótamos, cocodrilos y otros animales, problemas que un párroco de México no está acostumbrado a escuchar.
49 catecúmenos se estiran en el suelo en presencia de Dios, antes de ser bautizados... un gesto que no se estila en los bautismos de adultos en Occidente
El sacerdote se cuidó muy mucho de no caer enfermo. En su zona, y de hecho en casi todo el país, no hay hospitales y apenas hay médicos. Cuando un misionero cae gravemente enfermo debe ser evacuado al extranjero.
"La lengua era muy difícil; el calor era seco durante la mitad del año y húmedo la otra. Es la sabana africana. Nunca hace frío, es donde termina el desierto y empieza la zona tropical. A pesar de haber sido una colonia francesa, Chad nunca se evangelizó”, detalla de su ambiente.
Sobre el entorno islámico de su zona detalla: “Vivir en un pueblo musulmán era muy complicado, aunque no eran tan radicales. Trabajé muy bien con ellos y nos querían muchísimo. Ellos hacen su mezquita y su comercio; el cristiano pone la escuela, el pozo, el hospital, biblioteca, un teatro y después la iglesia. Eso ellos lo valoran mucho y es un testimonio de ayuda que tiene mucho valor evangélico. Únicamente el 4% es cristiano, los demás son de religiones tradicionalistas africanas y el resto musulmanes", detalló.
En varias comunidades del P. Gabriel la misa se celebra bajo árboles o enramados provisionales
Aprender a comer de todo… o fingirlo
La comida en su zona se componía de masa de sorgo, que es aderezada con salsa de hierbas silvestres; animales como ardilla, rata o pescado podrido. El padre Arroyo comentó que "cuando me salía la cola de la rata, sí me daba un poco de asco; a mí no me gustan las menudencias, y allá les encanta, es lo más rico que hay, y no hay ni cómo lavarlas, y eso era el plato para mí, por ser el invitado de honor. Me acostumbré… un poco me aguanté y otro le convidaba al que estaba al lado mío".
Vocación en un congreso misionero
El padre Gabriel tiene 44 años. Se ordenó sacerdote misionero en 2004 en San Francisco de Borja, parte de la Diócesis de Chihuahua. De niño fue monaguillo, cantó en el coro parroquial, ayudaba en la parroquia y a los veintipocos años, estudiando publicidad, quería “darse un descanso” de cosas religiosas y de Dios… pero asistió a un congreso de misioneros en Monterrey con 24 años y sintió el llamado a ser misionero. Estudió filosofía con los jesuitas de Guadalajara (Jalisco) y teología en Roma. Pasó un año en París aprendiendo francés antes de ir a Chad.
"Mi vida si no hubiera sido sacerdote misionero, hubiera seguido en el mundo de la publicidad, y hubiera estado bien, pero esta vocación que tengo es tan grande... sé que esto ha sido para mí lo mejor. Me dejé conducir, quien obedece nunca se equivoca".
Es posible seguir los pasos del P. Gabriel en español en su Facebook: https://www.facebook.com/gabesx
Un día llegó un joven musulmán y le dijo: "Padre, yo quiero bautizarme". Y detrás de este joven, llegaron más.
¿Cómo consiguió este misionero de Chihuahua que jóvenes de un país africano con mayoría musulmana se acercaran al bautizo?
Arroyo convirtió una debilidad en una fuerza: como predicar en la lengua nativa le era muy difícil, decidió filmar escenas de la Biblia y luego emitirlas con un equipo proyector a pilas, y usar actores locales en la lengua del lugar. Muchos jóvenes, incluyendo musulmanes y animistas, se acercaron a participar y conocer más. El proyecto empezó con 20 o 30 participantes... y llegó a sumar 1.600 implicados.
Proyectadas sobre paredes o sábanas, las breves películas a pilas se fueron emitiendo en lengua musey en la comunidad de Pala, una zona sin electricidad ni servicios, donde se acaba el desierto del Sáhara y empieza el trópico subsahariano. Muchos jóvenes no cristianos se sintieron interpelados por el Evangelio y pidieron el bautismo y entrar en la vida cristiana.
El padre Gabriel acompañado de acólitos
De la noche a la mañana, ¡el cine!
"Es muy importante que las películas las hacíamos con gente de la aldea y en su lengua musey. Allá no hay luz, no hay servicios, no hay infraestructura, y de la noche a la mañana se vieron en un mundo moderno, y esto les llamó la atención. Estos proyectores se conectaban a baterías de troca o a grupos electrógenos que se conectan a motores de diesel", detalló después, de vacaciones en México, en un artículo de Paloma Sánchez en El Heraldo de Chihuahua.
Dos de los cortos fueron después transmitidos a nivel nacional en Chad, y el misionero fue enviado a París, donde se especializó en una universidad privada como director de cine, complementado con web master, infografista. Después le invitaron a organizar el Congreso Internacional para Evangelizar a través de Nuevas Tecnologías que se realizará en Milán, el próximo enero. En septiembre de 2016 será el director del Centro de Producción Multimedia para África Francófona, que producirá películas, series, reportajes y documentales de la Iglesia Católica.
Hipopótamos y cocodrilos
Para el padre Gabriel, África ha sido el centro de su vida y su misión evangelizadora durante once años. Allí tenía a su cargo 4 parroquias que abarcaban 64 aldeas, sumando unos 5.000 cristianos, una minoría en un entorno musulmán. En la vida cotidiana de sus feligreses había problemas con hipopótamos, cocodrilos y otros animales, problemas que un párroco de México no está acostumbrado a escuchar.
49 catecúmenos se estiran en el suelo en presencia de Dios, antes de ser bautizados... un gesto que no se estila en los bautismos de adultos en Occidente
El sacerdote se cuidó muy mucho de no caer enfermo. En su zona, y de hecho en casi todo el país, no hay hospitales y apenas hay médicos. Cuando un misionero cae gravemente enfermo debe ser evacuado al extranjero.
"La lengua era muy difícil; el calor era seco durante la mitad del año y húmedo la otra. Es la sabana africana. Nunca hace frío, es donde termina el desierto y empieza la zona tropical. A pesar de haber sido una colonia francesa, Chad nunca se evangelizó”, detalla de su ambiente.
Sobre el entorno islámico de su zona detalla: “Vivir en un pueblo musulmán era muy complicado, aunque no eran tan radicales. Trabajé muy bien con ellos y nos querían muchísimo. Ellos hacen su mezquita y su comercio; el cristiano pone la escuela, el pozo, el hospital, biblioteca, un teatro y después la iglesia. Eso ellos lo valoran mucho y es un testimonio de ayuda que tiene mucho valor evangélico. Únicamente el 4% es cristiano, los demás son de religiones tradicionalistas africanas y el resto musulmanes", detalló.
En varias comunidades del P. Gabriel la misa se celebra bajo árboles o enramados provisionales
Aprender a comer de todo… o fingirlo
La comida en su zona se componía de masa de sorgo, que es aderezada con salsa de hierbas silvestres; animales como ardilla, rata o pescado podrido. El padre Arroyo comentó que "cuando me salía la cola de la rata, sí me daba un poco de asco; a mí no me gustan las menudencias, y allá les encanta, es lo más rico que hay, y no hay ni cómo lavarlas, y eso era el plato para mí, por ser el invitado de honor. Me acostumbré… un poco me aguanté y otro le convidaba al que estaba al lado mío".
Vocación en un congreso misionero
El padre Gabriel tiene 44 años. Se ordenó sacerdote misionero en 2004 en San Francisco de Borja, parte de la Diócesis de Chihuahua. De niño fue monaguillo, cantó en el coro parroquial, ayudaba en la parroquia y a los veintipocos años, estudiando publicidad, quería “darse un descanso” de cosas religiosas y de Dios… pero asistió a un congreso de misioneros en Monterrey con 24 años y sintió el llamado a ser misionero. Estudió filosofía con los jesuitas de Guadalajara (Jalisco) y teología en Roma. Pasó un año en París aprendiendo francés antes de ir a Chad.
"Mi vida si no hubiera sido sacerdote misionero, hubiera seguido en el mundo de la publicidad, y hubiera estado bien, pero esta vocación que tengo es tan grande... sé que esto ha sido para mí lo mejor. Me dejé conducir, quien obedece nunca se equivoca".
Es posible seguir los pasos del P. Gabriel en español en su Facebook: https://www.facebook.com/gabesx
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