Jueves, 03 de octubre de 2024

Religión en Libertad

Todo empezó con Pío IX...

Fred Hass, el hombre de las colonias papales

Un día su hermana le regaló un raro libro de cocina. Anotados a mano, los ingredientes de un perfume propio y exclusivo de todo un Pontífice...

C.L./ReL

Fred Hass.
Fred Hass.

En junio del año pasado, cuando Benedicto XVI cumplió medio siglo de sacerdocio, la compañía de perfumes Excelsis fabricó en su homenaje la colonia Benedictus. Fue un momento muy especial para el doctor-empresario Frederick Hass, que remataba así una larga serie de productos que nacieron también bajo el signo de la Santa Sede: con su producto estrella, La Colonia del Papa.

Hass, de origen germano-irlandés, nació en 1938 en San Francisco. En 1945 su familia y él se mudaron a San Rafael, donde vivió en un vecindario italiano que le familiarizó con otras costumbres... entre ellas las culinarias, lo cual con el tiempo se revelaría decisivo en su vida.

Hizo el servicio militar (una experiencia que agradeció siempre, porque llevó a su vida una disciplina de la que carecía), estudió medicina cuando abandonó el Ejército, se casó y abrió consulta. Y empezó una vida tranquila en la que sus hobbies eran cuidar el jardín, salir a pescar, y cocinar.

El perfume que usaba Pío IX puede adqurirse hoy.

Un día, ya próxima la jubilación, conociendo esta última afición, su hermana le regaló un viejo libro de recetas que había formado parte de la biblioteca del general Charles Charette, amigo del Papa Pío IX y comandante de la Guardia Suiza. En ese libro, y anotada a mano, Hass encontró una curiosa receta, pero no de un plato, sino de un perfume: La colonia del Papa, se titulaba.

Y la curiosidad le impulsó a fabricarlo. No fue fácil, porque tuvo que buscar a conciencia hasta once ingredientes distintos. Cuando pudo rematar el elixir, le sorprendieron sus aromas cítricos-violetas, y lo calificó como limpio, brillante y encantador.

Su alma de negociante, que siempre le había acompañado desde sus pequeños trapicheos infantiles y juveniles, le hizo intuir que había espacio para ese nuevo producto. Y lo lanzó.

Así nació en 2005 su marca y empresa Excelsis. "Yo no sé escribir bien", afirma (si hermano Robert, poeta, fue Premio Pulitzeer en 2008), "ni sé pintar, pero tengo creatividad". Y tanto: no sólo vive ahora como un alquimista sacando fragancias nuevas de la nada, sino que diseña incluso los frasquitos de colonia y sus etiquetas.

Presume, además, del origen de su producto: "Todos los perfumes actuales se parecen porque se hacen con ingredientes que proporciona el mismo fabricante de Nueva York", dice. La colonia del Papa, sin embargo, y las que la han seguido, se realiza con aceites y plantas naturales traídos de todo el mundo: Italia, Francia, Alemania, Indonesia...

Excelsis nació al tiempo que el pontificado de Joseph Ratzinger y le ha querido consagrar un perfume que corona su línea actual de productos frescos, de aroma duradero y no muy caros. Pero su botellita estrella sigue siendo la que le hizo protagonizar portadas de los diarios hace siete años: la colonia de Pío IX, llegada misteriosamente gracias a uno de los defensores de la Porta Pía frente al unitarismo laicista que dio origen al estado italiano.

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