Más allá de la censura
Desde hace unas semanas viene apareciendo en los medios que uno frecuenta, más por obligación que con devoción, la inopinada especie de que un caballero está presto a dar a luz. Leo distraídamente los titulares con la misma desconfianza con que en la lejana niñez pasaba ante ciertas barracas cuyas puertas nunca llegué a traspasar: siempre había algo mejor en que gastarse el duro que cada día aportábamos a la economía de los probos feriantes.
Naturalmente, la supuesta noticia del parturiento hay que insertarla en esos falsos debates con que se intoxica a la opinión antes de que el Gobierno de turno se decida a asestar un nuevo golpe de BOE a la moral y a las costumbres, en este caso la llamada Ley Trans. Como entre legisladores anda la cosa, no puede extrañar que el diputado de Vox por Sevilla Francisco José Contreras haya creído necesario expresar su opinión en Twitter sobre el asunto de este, a mi juicio, inobjetable modo: "Un hombre no puede quedar embarazado. Un hombre no tiene útero ni óvulos".
Lo asombroso viene ahora, no en que una señora que se siente macho diga que está "embarazado" y los medios lo recojan, y la gente se lo crea: Twitter ha procedido a bloquear la cuenta del diputado y catedrático, autor de algunos libros imprescindibles para saber qué mundo se nos prepara, por "incumplir las reglas que prohíben los comportamientos de incitación al odio". Tremendo es que puedan bloquear tus comunicaciones acusándote de incitar al odio por un mensaje como el transcrito; peor aún es que se consienta esa banalización del odio, mucho más peligrosa de la que desde hace tanto tiempo se logró con el amor hasta convertirlo en cualquier cosa.
¿Esto se le ocurre a cualquier becario/censor de Twitter o responde a la presión de ciertos grupos bien subvencionados cuya mayor ocupación consiste en tratar de imponernos su dictadura? Porque acaba de saberse que la cuenta en Facebook de Life Site News, el principal altavoz del movimiento provida en Estados Unidos, ha sido clausurada debido a la presión de un conjunto de asociaciones abortistas y pro-LGTB que pocos días después publicaron un comunicado, ojo al dato, consternadas por haber tenido que presionar a Facebook para que lo hiciera y que la idea no surgiera de la propia empresa.
¿Derechos constitucionales? ¿Leyes? ¿Sentido común? Qué gran arco de triunfo se hacen algunos con esas bagatelas.
Publicado en Diario de Sevilla.