Jueves, 21 de noviembre de 2024

Religión en Libertad

Disco alegre de música infantil de la Familia Melodías: ayuda a un comedor franciscano en Colombia

ReL

La Familia Melodías lanza un disco de música alegre infantil para apoyar un comedor infantil de los Franciscanos Conventuales
La Familia Melodías lanza un disco de música alegre infantil para apoyar un comedor infantil de los Franciscanos Conventuales

Un disco familiar, benéfico y con mucha historia ha empezado a expandir sus canciones para recaudar fondos con destino a una misión de los Franciscanos Menores Conventuales en Corozal (Colombia). Por su finalidad y por su historia larga y entrañable, este CD es un magnífico regalo: para el que lo compra y para el que lo recibe. La Familia Melodías (el cantautor Hervé Alústiza, su esposa y su hijo) nos cuentan las peripecias de esta hazaña musical.

- ¿Por qué habéis sacado este disco?

- [Hervé] Durante dos largas temporadas tuve la suerte de vivir como voluntario en Hogares de las Misioneras de la Caridad (los fundados por la Madre Teresa) en Argentina y en Calcuta. Allí componía música que me ayudaba en muchas situaciones: para niñas sin padres, pequeños con deficiencias graves, chicos sin escuela que podían aprender inglés cantando… Brotaron muchas canciones infantiles.. Los pequeños me comenzaron a llamar Uncle Melody (algo así como “el tío Melodías") y nació en mí un cómico trovador. Les “cuentacantaba” historias de Don Caramelo y los Chupaletas, de don Boniato Nariz, de Pablito Morisquetas …

- ¿Y os fuisteis a Calcuta toda la familia?

- [Hervé] No. En un primer momento, fui sólo. Bueno, como cantautor, viajaba acompañado de mi inseparable guitarra. Al volver a España continué actuando en fiestas familiares, colegios, fundaciones, ONGs, … Con el tiempo Dios me regaló un par de de sorpresas llenas de música. Mi mujer (Teresa Gutiérrez de Cabiedes) se unió a mis eventos infantiles como "Señoríssima Corchea". Años más tarde, nació mi mejor canción: nuestro hijo, que artísticamente fue bautizado como "Giuseppe Bemol".

- Parece un cuento musical…

- [Hervé] ¡Musifantástico! Dentro de la crudeza de la vida y las dificultades, entre niños y discapacitados se palpaba la alegría… Y la música estimulaba como lenguaje universal, también con los voluntarios. Yo cantaba en “hindinglish”… (suelta una carcajada). Ellos hablaban hindi o bengalí y como segunda lengua inglés. Pero algunos ya se sabían “¡Hola don Pepito! ¡Hola don José!”.

 

- No sería fácil permanecer allí en condiciones no muy buenas…

- Aventura, lo fue. Pero, sobre todo, mi mujer lo expresó un día del modo más gráfico, fue como “un máster en humanidad”. Trataba de vivir aquel contraste de ese lugar y ese momento y aunque allí hubiera ratas como gatos, llegara el agua turbia hasta la cintura… Eso al principio puede parecer una vivencia arriesgada con cierto atractivo, pero al rato palidece lo exótico… En cambio, si buscas el sentido de la vida, la trascendencia, lo fundamental y, de alguna manera lo encuentras, te olvidas de aquella primera imagen.

» Las Hermanas fueron mis maestras en lo divino y lo humano. No podré olvidar jamás las horas de Adoración eucarística que compartí con ellas, y en la que veía por la ventana a los moribundos a los que acababa de hablar con la mirada, cortar las uñas, asear. También tengo grabado a fuego el auto sacramental de Navidad con una adaptación de El principito: el narrador era un niño ciego con un gran talento artístico, que luego fue adoptado por un matrimonio de Estados Unidos.Se me hizo evidente que “lo esencial es invisible a los ojos”.

- ¿Y el disco? 

- El último de mis discos, 3653 amaneceres (que también reseñasteis aquí), era un canto al Amor a propósito del décimo aniversario de matrimonio con mi esposa. Lo que vendía nuestro hijo (el mejor mini-representante en los conciertos) lo iba metiendo en una hucha con el deseo de grabar este CD. Poco después mi esposa cumplió cuarenta años y organizó una fiesta con familiares y amigos para dar gracias a Dios: y pidió que si alguien iba a hacerle algún regalo fuese aportar fondos para la producción. La música es el pan nuestro de cada día en esta casa, y suponía un reto transmitir armonía. Arrancamos a ensayar duro. Para la grabación tuvimos la suerte de contar con la ayuda y sintonía de Íñigo Guerrero, de Iglú Producciones, que ha hecho un trabajo impecable.

- Una obra de arte conjunta…

- Todo esto no podría ser posible sin el apoyo de mi mujer y mi hijo. Quién me iba a decir hace casi dos décadas que aquellas canciones las iba a grabar después con mi familia. En su día las Misioneras de la Caridad las querían tener. Busqué medios en Calcuta y tropecé con Nacho Cano, que tenía una fundación. Pero la producción no fue posible y grabé unos cassettes que se quedaron en aquellos hogares infantiles.

- ¿Qué significa el título “¡Afinados , listos… ya!”?

- Hay que prepararse, entre gorgoritos, gárgaras y onomatopeyas para saltar, brincar y bailar… Queríamos también rendir un homenaje a la música infantil sana y divertida, que contagia a toda la familia. Basta  con mover el cuerpo al ritmo y dejarse llevar, inventarse coreografías o seguir las sugeridas.

- ¿Las canciones tienen coreografías?

Los ritmos de las canciones invitan a danzar estilos variados (desde la ranchera al sonido country, pasando por el doo wop, el rock and roll clásico o el pop melódico). Muchas son ideales para hacer los gestos que canta la letra. Con una de ellas, “El mono Bartolo”, grabamos con niños un vídeo promocional del disco.

- ¿En qué formatos está el disco?

En formato físico y en digital. Aunque parece que la gente no compra discos y se baja todo por internet, mucha gente sigue prefiriendo un CD físico (en el que hemos intentado conservar el espíritu de alegría y sencillez franciscanas). Además, en las actuaciones suelen querer comprar un recuerdo palpable.

- ¿Sois de España, estuviste en Argentina y en la India y lanzáis un disco con beneficios para Colombia?

- Desde el primer momento estaba claro que era un proyecto familiar y benéfico. Tenemos un gran amigo franciscano responsable de una Misión con comedor y apoyo escolar en Corozal (Colombia). Sabíamos, por tanto, que cada euro llegaría a su destino. Con los diez euros de un disco se pueden aportar diez comidas para los niños de la escuela. El disco es universal porque ni el corazón ni la música saben de fronteras. Es lógico amar la tierra donde uno nace y, al mismo tiempo, todos somos peregrinos en este mundo.

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Comedor infantil y de apoyo escolar de los Franciscanos Conventuales de Corozal (Colombia); cada disco vendido apoya con 10 comidas

- Pregunta para la madre: ¿Cuesta mucho dar a luz un proyecto así?

- [Teresa] Los partos siempre son partos: un contraste entre el sacrificio y el gozo de dar vida. Este proyecto ha sido una oportunidad de crecer y soñar juntos. Desde que supimos que Giuseppe estaba en el vientre materno le compusimos (cantados) el “Jesusito de mi vida” y el “Ángel de mi guarda”. Hervé cogía cada noche la guitarra y se acercaba al micrófono-ombligo. Yo hacía las segundas voces (que es lo mío). El día que nació fue muy emocionante cantarlo con el bebé en el regazo. Supongo que por eso Dios nos regaló un hijo lleno de música. Desde muy pequeño toca instrumentos y eso hace que su padre y él llenen la casa de melodías. Muchas veces pienso que en Nazaret vivirían glorificando a Dios así, con cante y baile entre pucheros, con alabanzas salmódicas y también con alegres cantos profanos. 

» Hay personas que se sorprenden de que nos liemos la manta a la cabeza con este disco sin tener toda nuestra vida materialmente solucionada. Pero, sinceramente, con un proyecto así no vamos a paliar casi las necesidades de una misión. Y el grano de arena que podemos poner tampoco iba a arreglar el sustento diario. Más bien, esa semilla de mostaza, es un desafío lanzado a la Providencia.  Y, sin duda, se multiplicará en sus manos. 

- ¿Y cómo sobrellevar la dosis de riesgo que acarrea?

- Nuestro punto fuerte no es la gestión empresarial: pero sí podíamos dar muchos pequeños pasos para lanzar un proyecto. Así, a la “franciscana”, confiando en que Dios se ocupará. Y todos los que quieran ayudar son bienvenidos. Pero hay algo que tenemos muy claro. A pequeña escala o a gigante el mundo no cambia: puede cambiar nuestro corazón y el de otros muchos. Hacia ahí apunta esta música: los platos de comida son la consecuencia de alguien que responde, desde su interior, a una llamada. 

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Pepe Melodías, Giuseppe Bemol y la Señoríssima Corchea, nombres artísticos para ayudar a las misiones con música y humor

- ¿Eso sería, entonces, “misión cumplida”?

- Sólo el hecho de poder apoyar el talento artístico de mi esposo y sacar punta a la riqueza de su vida son dones de valor incalculable. Pero también lo es vivir en trío-trinidad la alegría de reconocer cuánto Amor y cuántos dones nos ha regalado Dios, ¡gratis! No hemos elegido dónde nacer, ni tener fe, ni poder comer todos los días y dormir bajo techo… Nos ha regalado vivir con lo justo, en armonía y siempre con su música de fondo. ¡Somos unos afortunados!

» En un proyecto así hay que dedicar tiempo y ganas: humildemente, el que se puede. Aunque quizás la parte más costosa es exponerse en público. Oramos fuerte al Espíritu Santo para discernir si compensaba “exhibirnos” en internet haciendo “el mono” y que nuestro hijo menor se expusiera así o recibiera comentarios sobre la fama y el talento que no concuerdan con lo que procuramos inculcarle. Y concluimos que merecía la pena arriesgar. Lo de las redes sociales, Giuseppe y yo lo llevamos peor (a pesar de ser, de profesión, periolista).

- Preguntamos al niño: Giuseppe Bemol, ¿no te gusta actuar?

- [Responde el niño] Grabando en el estudio me lo pasé bomba. Pero cuando salió el vídeo de Youtube mucha gente me decía cosas y eso me da mucha vergüenza. A mí me gusta más cantar y tocar en casa, con la familia o mis amigos… Pero mis padres me explicaron que los dones de Dios son para compartirlos. No sé, algo así como contagiar alegría. Y aunque a veces me cueste, pues... Intento hacerles caso y pensar en hacer felices a los demás. Mi madre me ha enseñado a pinchar el globo de la vergüenza. 

- Hay una canción con un curioso título: Kamihibai. ¿Te has inventado tú la palabra, Giuseppe?

- ¡Nooo! Es una palabra de Japón que significa “Teatro de papel”. Mi padre me cuenta muchos desde que soy pequeño, y también los dibuja. Mis amigos, cuando vienen a casa, siempre quieren que haya actuación. Nos sentamos en el suelo y él va asomando los dibujos por una ventana de madera. Para cada canción de este disco está dibujando un cuento como kamishibai. ¡Eso me encanta! A veces me deja ayudarle a dibujar o darle ideas…

- ¿Tú vendes discos?

- Yo les digo a todos que los compren para que muchos niños coman. Mi madre siempre dice que muchos pocos suman mucho. Con este disco me he dado cuenta de que ser misionero no sólo es sacar dinero de la hucha. O sea, que yo puedo ser un regalo. Bueno, yo... y tú.

-  ¿Tenéis algún proyecto más? [Se ríen]

- [Hervé] Esta casa es una olla express de proyectos. Siempre estamos metidos en algo artístico (mi mujer es escritora y, como conferenciante, le hemos acompañado también con música en familia). Yo compongo, escribo e ilustro libros infantiles (que testea Giuseppe…). Pero nuestro proyecto más importante es vivir el presente llenándolo de Amor. Tratar de descubrir dónde quiere Dios que demos el siguiente paso. La verdad es que tenemos el sueño de poder ir algún día juntos en misión a Colombia, a Argentina o a Calcuta (por mi historia personal). Pero la verdad es que, mirando billetes de avión (ríe) me temo que tendremos que empezar por latitudes más cercanas. En el viaje de novios pude ir a Calcuta con mi “media naranja dulce”.

» Sería un tesoro vivir una experiencia de misión en familia. Enriquece ¡tanto! el alma salir de casa y sumergirse en esos trozos de Cielo que son cada Misión: nos ayuda a valorar lo que tenemos, lo que realmente importa y a veces olvidamos, nos pone delante de personas que han dejado todo por Jesucristo sirviendo a los más pobres. Para nuestro hijo sería un viaje que dejaría en su alma una huella imborrable y para nosotros supondría cumplir un sueño. Pero la misión más importante es nuestro aquí y ahora. 

- Ojalá mucha gente sume ese poco que hace un mucho...

Los niños de un comedor escuela de Colombia estarán encantados de compartir pan y música. En esta aventura ya ha colaborado mucha gente. Gracias a los Franciscanos (orquestados por Jordi Alcaraz) a Iñigo Guerrero (con las programaciones y producción); también con la aportación de grandes músicos como Jon UleciaDaniel UleciaEneko PáezAndrea Szamek, Ignacio Torrano, Javier Vives y las voces infantiles de las familias Aranguren LeónGutiérrez de Cabiedes Gonzalvo. ¡Eh! ¡Pero siempre son bienvenidos embajadores para este proyecto apasionante! ¿Te unes?

 

Quienes deseen hacer donativos tienen a su disposición un ingreso o transferencia al BBVA: ES1301829465690201842038 o por Bizum (600390959) 

Si quiere escuchar o adquirir ¡Afinados, listos… ya! de La Familia Melodías pinche AQUÍ

El CD puede adquirirse en formato físico en parroquias, colegios y comunidades de los Franciscanos Menores Conventuales de España. También puede comprarse en lafamiliamelodias@gmail.com.

Sobre el disco y el proyecto benéfico puede encontrarse información en fb.me/lafamiliamelodias

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La información sobre la Misión Franciscana puede visitarse en: http://misionesfranciscanasofmconv.blogspot.com/ 

 

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