Jueves, 21 de noviembre de 2024

Religión en Libertad

El tiempo de verano es un momento especial para el discernimiento en seminarios y congregaciones

¿Cómo puede surgir una vocación?: «Las vocaciones son un regalo de Dios, por eso hay que pedirlas»

Un grupo de novicias de Iesu Communio
Un grupo de novicias de Iesu Communio

Fernando de Navascués / ReL

Este tiempo de verano es un momento propicio para que congregaciones, institutos de vida consagrada y seminarios diocesanos organicen encuentros, candidatados, convivencias… de discernimiento vocacional. Leemos el mandato de Cristo en el evangelio de san Mateo: “Y al ver a la muchedumbre, sintió compasión de ella, porque estaban vejados y abatidos como ovejas que no tienen pastor. Entonces dice a sus discípulos: ‘La mies es mucha y los obreros pocos. Rogad, pues, al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies” (Mt 9, 36-38).

Este mandato de Jesús, como el resto de su mensaje, jamás ha pasado de actualidad. Un vistazo a la prensa es una provocación o una invitación para encontrar hombres y mujeres dispuestos a dar toda la vida para llevar a Cristo a todas partes. La Iglesia es consciente de ello, y siguiendo el mandato de Jesús no cesa de orar por las vocaciones. Es difícil encontrar una página web de una diócesis, congregación o institución católica que no pida o haga alguna referencia a ellas.

Ordenaciones sacerdotales en la diócesis nortemericana de Fort Wayne

Ordenaciones sacerdotales en la diócesis nortemericana de Fort Wayne

¿Cómo puede surgir una vocación?

Un ejemplo de ello es el P. José Luis Martínez, el cual desde la web medium.com se pregunta “¿Cómo puede surgir una vocación?”, y él mismo responde que estas “nacen de la iniciativa de Dios. Es Él quien elige al hombre o la mujer para que le siga en la realidad en donde vive. Desde niños, desde joven adolescente, en la edad adulta”. Se trata por tanto de una “iniciativa que parte de Dios independientemente de la diversidad de formas de ser. Pero Dios se da a conocer mediante hechos concretos como medios. Para unos puede ser el ejemplo de un Padre. El ejemplo de entrega de una consagrada, la entrega de su párroco. El hombre se pregunta siempre por qué y qué es lo que tiene ese Padre o esa consagrada que le llama la atención”.

¿Oración o testimonio?

Los claretianos de la provincia de Santiago se preguntan “¿por qué orar por las vocaciones? ¿No es más eficaz el testimonio? ¿Y no sería mejor emplear ese tiempo en trabajar más decididamente por su animación y mantenimiento?”. En un mundo en el que todo sucede veloz, en el que hay tanta oferta e información, los misioneros claretianos responden que “una cosa no quita la otra. A la vez que las tareas de la animación vocacional, antes, durante y después de ese trabajo es necesaria la oración”.

Y para ello señalan dos motivos. Por un lado hay que saber que “las vocaciones son un regalo de Dios. Por eso hay que pedirlas. En actitud de espera y de confianza, como los apóstoles y María en el Cenáculo. Y al ‘pedir’, nos hacemos conscientes de que no somos nosotros los que ‘producimos’ las vocaciones: deben venir de Dios. Y junto a la petición, el agradecimiento. También para perseverar en la propia vocación, que es imposible sin la fuerza de Dios”. Y por otro lado porque “la oración es imprescindible para acoger la llamada de Dios. Porque la llamada de Dios sólo puede escucharse, avivarse y reforzarse en el encuentro amoroso con el Señor por medio de la oración. El secreto de la vocación está en la relación con Dios. El resto de elementos tienen su importancia, pero sin esa relación no podrá haber una auténtica vocación cristiana, tanto en su inicio como en su desarrollo. La Iglesia no necesita gestores o especialistas, sino hombres y mujeres de Dios, que desde su donación completa al Señor sean sus testigos en el mundo”.

Un grupo de Hermanitas del Cordero con el Santo Padre

Un grupo de Hermanitas del Cordero con el Santo Padre

Pero, ¿cómo orar?

No falta el que objeta sobre la importancia de la oración en la promoción vocacional como si con él no fuera el tema, desentendiéndose de una visión eclesial, incluso en no pocas ocasiones desdeñándola. Sin embargo, es el propio Cristo quien nos enseña a orar y quien nos pide que oremos. La diócesis de Brooklyn apunta que “Jesús dedicaba parte del día en oración para así poder ejercer su ministerio con efectividad. Tomó su ministerio con efecto porque dedicaba tiempo a la oración. Dios le hablaba a través de Su oración y lo guiaba en el camino de la vida”.

“Con frecuencia tenemos el deseo de servir a Dios y a los demás, pero no sabemos por dónde empezar”, explica la web de la diócesis norteamericana. “Es la consolidación y la oración de todos nosotros la que sostiene y suscita las vocaciones sacerdotales y a la vida consagrada”. Podemos fomentar las vocaciones por medio de nuestro compromiso a hacer oración uniéndonos a grupos parroquiales u otras organizaciones “en donde no solo se ora por un crecimiento en las vocaciones sacerdotales, vida consagrada y por quienes necesitan discernimiento; sino también por la santificación de quienes ya fueron ordenados e hicieron su profesión de fe”. A modo de ejemplo los miembros de la "Sociedad de Oración por las Vocaciones" de la diócesis de Brooklyn ofrecen diariamente una oración por el “crecimiento de vocaciones sacerdotales y en la vida consagrada”; también diariamente una oración “para que Dios derrame Su Gracia sobre los sacerdotes y religiosos que sirven a la Diócesis”; semanalmente rezan un rosario “para un incremento a las vocaciones en nuestra Diócesis, por perseverancia en su formación al sacerdocio para los seminaristas y para los hombres y mujeres en formación dentro de las comunidades religiosas”; asisten a misa una vez al mes por las mismas intenciones; y ofrecen cualquier sufrimiento que padezca como ofrenda por un crecimiento de vocaciones.

Un grupo de novicios franciscanos

Un grupo de novicios franciscanos

Oración individual o en grupo

La diócesis de Sevilla tiene formados más de 60 grupos en los que hay una media de 15 o 20 personas, “aunque también hay excepciones tan notorias como la de la Hermandad de la Amargura de Constantina, que cuenta con 1000 personas”, explica el seminarista Pablo Bernal, coordinador de la red. Entre ellos hay agrupaciones parroquiales, grupos de oración de madres, monasterios o hermandades, y “además contamos con un grupo de oración francés en Lyon y otro de una pastoral hispana en California”. Sus miembros reciben mensualmente una oración que puede estar redactada por un seminarista, extraída de algún santo o de la propia Escritura. Y, tal como explica Bernal, “las personas que lo desean acceden a la página web y rezan la oración que está publicada. Si bien desde el Seminario se anima a que los orantes se suscriban al envío mensual vía correo electrónico de las plegarias”.

Necesidades pastorales

Las hermanas hospitalarias tienen el necesario y muy actual carisma de “la acogida, asistencia y cuidado especializado y preferente a las personas con enfermedad mental, discapacidad psíquica y física y otras enfermedades, teniendo en cuenta las necesidades y urgencias de cada tiempo y lugar, con preferencia por los más pobres y olvidados”. Y ellas también animan a todos a la oración por las vocaciones. Desde su propia web ofrecen una semana de oración por las vocaciones, pues “con la alegría de reconocer que hemos recibido el don de la vocación, lo vivimos con gozo y deseamos que otras y otros lo compartan, sintiéndonos comprometidas en esta tarea de despertar y consolidar vocaciones, nos unimos en oración para que el Señor nos regale nuevos operarios en la viña de la Hospitalidad”.

En esa llamada a la oración no fallan instituciones que podríamos considerar fundamentales para el cumplimiento de la misión evangelizadora y activa de la Iglesia como Ayuda a la Iglesia Necesitada. Desde su página nos recuerdan que “cada día en todo el mundo, más de 660.000 mujeres dan su vida a Dios, en la oración y la entrega a los demás. Muchas de estas religiosas además están fuera de sus países, movidas por la vocación a la que han sido llamadas, o en lugares donde los conflictos armados y la pobreza han lacerado las vidas de millones de personas. Son una presencia callada, pero que sostiene la esperanza y llevan el amor de Dios allí donde más se necesita”, por eso, piden que “sostengámoslas también nosotros a ellas con oración”.

Webs vocacionales

El inmenso mundo de internet ofrece diferentes y variadas propuestas en las que los jóvenes y los no tan jóvenes pueden también encontrar respuestas a sus inquietudes de carácter vocacional. Dos ejemplos de ello son la página mivocacion.es, de la diócesis de Ávila, en España, la cual aporta recursos, oración, música y otros contenidos para ayuda al discernimiento; y la web vocacion.org, que dirige el sacerdote Miguel Segura, que atiende personalmente a cuantos acuden a él y tiene una amplia sección de preguntas y respuestas sobre temas vocacionales para quien está interesado.

Oración en familia por las vocaciones

Oración en familia por las vocaciones, una responsabilidad de todos

Pero… ¿qué rezar?

Una buena ayuda la ofrece la diócesis católica de Arlington, en Virginia, la cual invita a sus diocesanos a unirse al “al medio millón de católicos en las 74 parroquias y misiones de la Diócesis en oración por las vocaciones en nuestras familias, para nuestras familias”. En su web hay un apartado dedicado a las vocaciones en el que se ofrecen en español oraciones para comunidades parroquiales, asociaciones o para el uso individual. Están enfocadas a descubrir la vocación a la que cada católico está llamado: la vocación sacerdotal, a la vida consagrada o al matrimonio. Algunos de sus títulos son “Oración diaria para descubrir mi vocación”, “Oración de un esposo y esposa”, “Oración de las vocaciones para los padres”, “Oración de una madre por los sacerdotes” y “Rezando con las escrituras”, entre otros temas.

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