El obispo explica cómo enfrentar la acción cotidiana del mal y cómo percatarse de ella
«Hablemos del demonio»: Munilla señala 4 grandes mitos y cómo usar «la coraza frente al maligno»
En una de sus últimas conferencias pronunciada el pasado 26 de mayo, el obispo de la diócesis de Orihuela-Alicante José Ignacio Munilla, ha advertido de los cuatro grandes mitos y errores sobre el demonio en el Occidente secularizado, así como un "manual" para que "los que buscan la santidad" puedan prever la acción diabólica y cómo enfrentarla. Extraemos algunos de ellos:
1º El demonio no es real, solo una representación
Citando la conocida sentencia del poeta romántico Charles Baudelaire, "El mayor truco del diablo es hacernos creer que no existe", Munilla destacó que la visión que se transmite hoy sobre el demonio es representarlo como una "personificación mítica del mal" que no existiría como un ser real. "La fe católica afirma con claridad que existen los ángeles", afirmó Munilla empleando el Credo o el Catecismo. "También los demonios, que no son sino ángeles caídos que han utilizado mal la libertad con que Dios les había creado. Si creemos que no existe, así tiene las manos libre para actuar sin encontrar en nosotros defensa o estrategia defensiva", agregó.
2º El demonio es un dios malvado
Munilla se sorprendía de cómo "en nuestros días conviven dos errores opuestos al mismo tiempo", el de negar la existencia del demonio y el de "exagerar su importancia y suponer que tiene un rango de divinidad, como si fuese un dios malo".
Sin embargo, añade el obispo, "con mucha frecuencia el rechazo de la fe no solo deriva en el ateísmo materialista, sino que acaba refugiándose en los brujos, supersticiones, en el satanismo… El demonio ha abandonado a Dios para entregarse al ocultismo, la brujería y la idolatría", llegando al "absurdo" de creer que es "una entidad o un dios contrario al único Dios verdadero".
3º Jesús hablaba del demonio solo "para su tiempo"
El obispo también se refirió a un tercer error consistente en que cuando Jesús hablaba sobre el demonio "estaba condicionado por el tiempo que vivió". Algo que "no es aceptable", porque "Jesús es el revelador del Padre y pensó, habló y actuó siempre con libertad respecto a los condicionamientos de su tiempo. Habló claramente de la existencia del malino y la llegada del reino de Dios se muestra en que Jesús curó a los enfermos, expulsó a Satanás y realizó los exorcismos mostrando su autoridad sobre el demonio".
4º "No es un tema del que convenga hablar hoy"
En último lugar, Munilla cuestionó a quienes aún creyendo en el demonio, afirman que "no conviene hablar de este tema" argumentando que de esta forma, la Iglesia "hace el ridículo", no se entiende "que el mundo no está dispuesto a hablar de ello o que la cultura contemporánea no es receptiva" con este mensaje.
Recordando que debe ser en un tono "prudente y sobrio, no morboso", Munilla recordó que este planteamiento "no es de recibo", pues tanto "en la Biblia como en la Tradición, Satanás no es una pieza secundaria que pueda ser eliminada", sino "un elemento clave del misterio del mal".
"Seguir a Jesucristo implica renunciar a Satanás como se hace en el bautismo. Es necesario hablar del demonio en nuestro tiempo porque si no, no viviríamos en verdad. Un tratado espiritual que eliminase el combate contra Satanás sería como un manual militar que evitara hablar de la aviación enemiga. Tenemos que hablar en verdad, como el Evangelio, sin dejarnos acomplejar por el tiempo que vivimos", agregó.
Munilla advierte de cómo al rechazar a Dios, el satanismo se oculta en otras formas de "espiritualidad" como la Nueva Era, el satanismo o la brujería. (Fotograma de la cina La Santa Muerte).
Prevenirse del demonio sin exagerarlo ni despreciarlo
Pero, ¿cómo hablar del demonio en nuestros días si no se reconoce su obrar? De hecho, Munilla no solo expresó que no se conozca, sino que en muchos casos "obsesionarse" o hablar de excesivamente de los ataques preternaturales del demonio -infestación, obsesión y posesión- "distrae" de cómo el demonio actúa en el día a día. En este sentido, Munilla no solo previno de "obsesionarse" con estos hechos extraordinarios, sino también de "despreciar los casos que puedan existir".
En su opinión y habiendo estado presente en varios exorcismos, Munilla sabe que "el demonio no es tonto" y no va a atacar "a cara descubierta" con exageradas posesiones en el occidente secularizado, pues "podría tener un efecto contrario, de acercar a la gente a la fe". ¿Cómo actúa entonces el demonio? Según Munilla, hay tres rasgos inconfundibles que le delatan:
1º Una inusual intensidad
"Cuando el hombre llega a hacer ciertas barbaridades con una increíble maldad, uno puede intuir que el malino se ha cebado allí donde el mal es inexplicable".
2º Por los objetivos estratégicos
Munilla también destaca que el influjo demoníaco es reconocible por "acciones muy inteligentes" o por los "objetivos estratégicos". "Por ejemplo, cuando se arranca la fe en Dios conduciendo a la desesperanza, ahí hay un ataque estratégico. O cuando se trastoca la vocación sobrenatural de la Iglesia reduciéndola a una ONG, como un servicio social más que no habla de la salvación o la condenación. O cuando se diluye la religiosidad por una vaga espiritualidad, como acontece hoy con la Nueva Era", ejemplifica.
3º Cuando hay una desproporción en el mal
Para el obispo, otro de los signos esclarecedores de la presencia del mal en el día a día es cuando se da una "desproporción entre la intencionalidad de una acción y sus efectos devastadores". Como ejemplo cita los "cotilleos" que se realizan sin aparente maldad, pero con efectos "devastadores" como pueden ser la destrucción de familias, la división de diócesis o la ruptura de amistades. "Hay tan desproporción entre el haber sido indiscreto cotilleando y su efecto que uno intuye que ahí está el maligno", añadió.
Las siete armas frente al maligno
Precisamente por este último aspecto es por lo que el obispo de Orihuela-Alicante llama a los fieles a "estar prevenidos" para darse cuenta de los ataques y poder "enfrentarlos" con los siete rasgos de la "armadura frente al maligno".
1º "La palabra de Dios, es como una espada que corta sin vacilaciones los lazos del enemigo".
2º "La oración, totalmente necesaria para hacer frente a ese influjo del demonio".
3º "La coraza de la justicia, vivir en la gracia de Dios: cuando vencemos al pecado, vencemos al demonio".
4º "El escudo de la fe: el demonio no tiene por dónde asir al cristiano si este se apoya en la fe"
5º "La fidelidad a la doctrina y a la disciplina de la Iglesia, que ha recibido la promesa de que no será vencida por el maligno. Si soy fiel a la Iglesia, tengo la garantía de que no seré engañado: el que obedece no se equivoca".
6º Apreciar el valor de los sacramentos y especialmente de los sacramentales, la cruz y el agua bendita.
7º Superar el temor al demonio: "Cristo venció al demonio y lo sujetó, es una fuera encadenada que no puede dañar al cristiano si no nos entregamos a él por el pecado. El poder de los demonios está sujeto a la providencia del Señor, que es capaz de usarlos como pruebas purificadoras en nuestra vida".