Varias parejas cuentan su testimonio y por qué lo hicieron
Luna de miel en peregrinación: más matrimonios jóvenes cambian la playa por el Rosario y la mochila
Hace pocos días que ha comenzado el Año Jacobeo, el camino espiritual que lleva a Santiago de Compostela y que cada año atrae a más peregrinos. De hecho, debido al coronavirus el Papa ha permitido ampliar también a 2022 este Año Santo.
Estas peregrinaciones atraen a todo tipo de personas. Los hay que no creen y acaban encontrando a Dios; también están los que van con dudas; y los que ya creen pero quieren profundizar su fe.
La realidad es que se está produciendo un fenómeno cada vez más común, el de parejas recién casadas que deciden “llevarse a Dios” a su luna de miel y emplean estos días en realizar alguna peregrinación. Muchos acaban en Santiago de Compostela, quizás la más popular en estos momentos, pero los hay que optan por otras menos frecuentes y hast mucho más largas.
"Dios nos ha dado tanto..."
Famille Chretienne se ha hecho eco de los testimonios de algunos de estos jóvenes matrimonios que cambiaron los hoteles y las playas paradisiacas por la oración, el rosario y la mochila. Entre ellos están Romain y Marie, una pareja muy joven que se casó el pasado mes de agosto y que decidió peregrinar entre los santuarios occidentales de Francia tras decirse el “sí quiero". Mont-Saint Michel, la catedral de Tréguier, el santuario de L´Ille-Bouchard…
¿Por qué lo hicieron? “Dios nos ha dado tanto que no pudimos dejar de ofrecerle nuestra luna de miel. Le debemos nuestro encuentro en la gruta de Lourdes, y todos los actos de nuestra vida diaria son para Él, ¿cómo no colocarlo entonces en el centro de nuestra emergente vida en común?”, aseguran estos jóvenes esposos.
Durante esta particular luna de miel sus días se organizaban en torno a la misa allá donde llegasen. Así, explican que “nos centramos en nuestra relación y en el Señor. Por supuesto, apagamos nuestros teléfonos”.
James y Mathilde, durante el Camino de Santiago
El Camino de Santiago es parte fundamental de la vida de James y Mathilde. Hicieron la primera peregrinación siendo novios, y acabaron haciéndolo como una preparación para la boda y como luna de miel.
“Mi abuela me dijo: “’Si superáis juntos los inconvenientes del Camino estaréis listos para el matrimonio’”, recuerda ella. Y fue en esta ruta de peregrinación por el norte de España donde “nos atrapó el virus del camino”. En esta experiencia buscaban “comunión con Dios y contacto con la naturaleza. El Camino unificó nuestra vida, además nunca sabemos lo que nos espera allí: nos dejamos sorprender y tocar por Él”.
Este matrimonio recuerda un momento muy especial que vivieron entre Burgos y León al comenzar la caminata de noche rezando juntos el Rosario y lo concluyeron meditando textos religiosos después de la cena. En esta luna de miel sólo utilizaron un hotel, ya en Santiago.
"Queremos caminar con Dios"
“Nos han pasado muchas cosas en el Camino. Aquí es donde se concretó nuestra vocación conyugal: allí volvemos todas las vacaciones y nos hemos convertido en hospitalarios. Pero de manera especial queremos caminar con Dios todos los días de nuestra vida, en humildad y gratitud: ¡vivir el Camino en casa de alguna manera!”.
Louise y Alexandre durante su peregrinación en la luna de miel
Más radical fue la luna de miel de Alexandre y Louise, que tras su boda en 2018 recorrieron a pie 1.200 kilómetros a pie y sin dinero conectando el santuario mariano de L´Ile-Brouchard con Fátima pasando por Rocamadour y Lourdes.
“Queríamos ponernos en manos del Señor y ser testigo de sus maravillas en nuestra vida”, explican. Hicieron una peregrinación mendicante pues pidieron comida y cobijo para “desprendernos de lo que tenemos y aceptar recibir de los demás.
Esto fue un desafío para ellos pero que los acabó transformando profundamente. “¡Qué estrés los primeros días al empezar de cero cada mañana! Pero después, ¡qué alegría tan profunda de sentirse libre de toda preocupación, completamente abandonados a Dios”, recalca este matrimonio.
Una de los matrimonios que popularizó este tipo de peregrinaciones y que ha inspirado a recién casados a entregar estos primeros días de matrimonio a Dios fueron Édouard y Mathilde que caminaron de París a Jerusalén y que escribieron el libro Un chemin de promesses.
Estas lunas de miel resumen el vivir la fe de esta nueva generación de jóvenes católicos que aspiran a volver a las fuentes de la fe cristiana: pobreza, atención a los más pobres, aceptación de la voluntad de Dios. Para el padre Castaignos, “estos amantes del radicalismo son parte tanto de la ruptura con un cierto catolicismo burgués como de la continuidad en la fe que han heredado".
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