Miércoles, 27 de noviembre de 2024

Religión en Libertad

Twitter o los mensajes virales están bien, pero no sirven de nada «si no sacian la sed de Cristo»

Nueve consejos de Munilla para aplicar la Nueva Evangelización y que no quede en «mero postureo»

José Ignacio Munilla.
El obispo de Orihuela-Alicante repasó los aspectos clave para aplicar la Nueva Evangelización y cómo evitar riesgos y amenazas concretos.

José María Carrera

Al intentar aplicar la Nueva Evangelización en la pastoral e iniciativas diarias, son varios los riesgos que enfrentan los católicos. Hay quien puede quedarse en reiterar el término de forma vaga sin aplicaciones concretas o centrarse exclusivamente en la adaptación de las nuevas tecnologías y métodos a la transmisión del Evangelio, entre otros.

El obispo Munilla, actualmente al frente de la diócesis de Orihuela-Alicante, ha dedicado buena parte de su ministerio sacerdotal y episcopal a aplicar y estudiar esta forma de transmitir el Evangelio. En su última ponencia, La misericordia en la Nueva Evangelización, ha explicado en qué consiste realmente, cómo aplicarla desde la autocrítica logrando que no se quede "en mero postureo" y cómo enfrentar algunos de los riesgos rodean su puesta en práctica.

Lo hizo a través de nueve consejos desgranando punto por punto los tres "aspectos clave" en la Nueva Evangelización, acoger, proponer y acompañar:

1º La Nueva Evangelización, mucho más que Twitter

Uno de los primeros aspectos que destacó es que al hablar de Nueva Evangelización se tiende a ir directamente "a temas prácticos, cursos y métodos, presencia en redes, viralizar mensajes…". Algo que siempre es "importante", pero que debe ir siempre ligado a un "nuevo ardor" centrado en "saciar la sed de Cristo".

"Siempre pensamos que la clave está en los métodos, y es verdad que San Juan Pablo II [al enunciarla] dijo que sea `nueva en sus métodos y expresiones´, pero antes dijo `con un renovado ardor´. Cualquier planteamiento que no nazca de aquí, de un corazón enamorado, será falso y artificial, un postureo, buscarnos a nosotros mismos y tener seguidores. La Nueva Evangelización debe nacer de un corazón enamorado y tener en el corazón de Cristo su modelo", explicó.

Acoger

Partiendo de la base de que no vivimos tanto una época de cambio como un cambio de época, Munilla explica que uno de los rasgos más destacados de la misma es la "pérdida del sentido de trascendencia" en unas nuevas generaciones que "parten de cero" en la fe, sin tener "conocimiento alguno" al margen del surgido de la manipulación mediática.

Por eso, el obispo expresa que el primer aspecto de la Nueva Evangelización debe ser la "acogida con los brazos abiertos". Ese primer anuncio, "muchas veces será acoger con cariño a esa persona, hacerla ver que nos importa y que le queremos para que llegue a poder tener una experiencia de Dios. Preguntarle por su vida, por su abuela enferma, emplear tiempo en sus cosas… La Nueva Evangelización comienza al encontrarnos con la persona que sale al camino de nuestra vida y que se dé cuenta que en ella hemos descubierto a alguien en quien Dios está presente".

Rito de iniciación cristiana.

Algo tan simple como acoger a los nuevos feligreses con un "¿cómo estás?" o una sonrisa puede ser clave para su permanencia en la Iglesia. 

2º La acogida debe ser efectiva

Durante la conferencia, Munilla recordó a una pareja de fieles que, siendo católicos, iban cada domingo a un culto protestante. El motivo, decían, era que después de ir a la Iglesia y ser ignorados, asistieron a un culto evangélico donde fueron acogidos de inmediato.

En su opinión, "nos hemos acostumbrado a que la gente va a misa, se sienta y se va", pero en el contexto actual es algo que "no puede continuar". "Cuando uno llega tiene que ser acogido, alguien tendrá que hacer una pastoral de acogida y que se sientan como en casa. Lo que este mundo debe descubrir no es solo que Dios existe, sino que existimos para Dios, que le importamos. Y para hacerle entender eso a la persona, tiene que ser también importante para nosotros", subraya.

3º ¡Y ponérselo fácil a los que llegan!

Otro de los aspectos "clave" de Munilla relativos a la acogida es que esta no puede ser "maximalista". Haciendo "un poco de autocrítica", menciona multitud de normas que no son el mejor primer impacto para los nuevos fieles o cristianos, como cuando se acercan al despacho parroquia y se les dice que solo se atiende de 19:00 a 20:00 o que se bautiza solo en domingo.

"Ahora que vemos que bajan tanto los matrimonios y bautismos caemos en que no hay que poner muchas normas a la gente". En el primer contacto con alguien alejado, explica, "lo que tiene que recibir de nosotros no es llegar a un sitio donde todo está organizado con un montón de normas, sino en el que le han querido", agrega.

4º Ayudar en lo material contribuye a la sanación espiritual

Citando la sanación de Jesús del paralítico, Munilla destaca que "la gran necesidad que tiene el hombre del perdón de sus pecados" puede a veces no ser percibida por quienes acuden a la Iglesia. Lo que perciben, dice, "son unas necesidades más perentorias", por eso "cuando salimos en socorro de esas necesidades de alguien y se siente acogido y amado, descubre que la verdadera misericordia es el perdón, que la sed que tiene es de gracia".

5º No poner malas caras: mortificando el ánimo "se llega" mejor

Siguiendo con la "autocrítica", el obispo destaca la importancia de mortificar el estado de ánimo en ese primer encuentro. Lo que no puede ocurrir, afirma, es que "nuestro estado de ánimo tape la misericordia de Dios", como cuando el párroco o catequista tienen un mal día y regañan o miran mal a quienes les pide ayuda. Mortificar nuestros estados de ánimo no solo es "la mortificación más agradable que podemos ofrecerle a Dios", sino que también supone "una disciplina interior y una negación de nosotros mismos" con la que se llega mejor, "totalmente necesaria" en la Nueva Evangelización.

Proponer

6º Asumir una máxima: los creyentes no poseen la verdad, sino que la sirven

En el contexto de la Nueva Evangelización, la sociedad "secularizada y relativista" acusa a los creyentes de soberbia cuando estos proyectan "que se creen en posesión de la verdad". Para Munilla es importante negar esta acusación pero no solo con palabras, sino con obras, "dando la vuelta a esta deformación": "No es cierto que seamos sus poseedores, en todo casos es Jesús, la Verdad, quien nos quiere poseer y erigirnos como siervos e instrumentos suyos. Dios es la única verdad y nosotros somos sus humildes siervos".

Se trata de mostrar una actitud humilde, la de "un siervo con un mensaje del que no es dueño, sino que lo presenta humildemente: la verdad de Dios transmitida y custodiada sin contaminarla con nuestras ideologías o sin amoldarla a nuestra sensibilidad". Esto último, dice, se debe "rechazar contundentemente".

Acompañar

7º Una carrera que termina con la muerte

Lograda la acogida y la propuesta con éxito, la carrera no ha terminado. Esta, dice Munilla, solo termina con la muerte, y el acompañamiento, "estar, ver si la semilla de fe crece o si tiene piedras alrededor que lo impiden" es fundamental cuando otros acogen la verdad.

8º Para acompañar debo ser acompañado

También destaca la importancia de que los apóstoles de la Nueva Evangelización asuman que si quieren acompañar, deben pensar primero en cómo están siendo acompañados ellos mismos, si lo están siendo y si se rodean de referencias que les hacen crecer, que les dan buen consejo, que les dan palabras de discernimiento o si "tiran para arriba" de ellos.

9º Paciencia y ardor, claves del acompañamiento

Uno de los últimos aspectos resaltados por Munilla es la necesidad de integrar "la infinita paciencia de Dios con uno mismo, con los demás y con quienes se acompaña cuando no se sabe si van para adelante o para atrás" con un "corazón ardiente". A veces, advierte, la paciencia suele ser la excusa para caer en la indiferencia con quienes acompañamos, como cuando se dice que "si Dios es misericordioso, no pasa nada".

En este sentido, el obispo calificó como "una de las deformaciones de nuestro tiempo" al "invocar la misericordia para quitar dramatismo al pecado", y concluyó: "Tenemos que ser pacientes pero ardientes y no hacer pactos con la mediocridad o la tibieza. Cristiano es aquel que nunca pierde la esperanza de la santidad".

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