«El bienestar de Alemania no le garantiza la felicidad»
El cardenal alemán Paul Josef Cordes analiza el país que hoy recibe a Benedicto XVI
El presidente emérito del Pontificio Consejo «Cor Unum», destaca el valor de la presencia del Papa en este rico país y en el Bundestag, su Parlamento.
Hoy llega Benedicto XVI a su patria alemana. Su compatriota, el cardenal germano Paul Josef Cordes, presidente emérito del Pontificio Consejo «Cor Unum», destaca el valor de la presencia del Papa en este rico país y en el Bundestag, su Parlamento.
–¿Cuál es la situación social y religiosa de la Alemania que recibe a Benedicto XVI?
–Económicamente el país está bien. En relación a otras naciones europeas no puede lamentarse. Sin embargo, el bienestar material de un país todavía no garantiza la felicidad de sus habitantes. Hay tantos divorcios cada año, pocos nacimientos, tantos jóvenes que crecen fuera de un matrimonio regular, una población envejecida, no pocos suicidios... La vida de fe en Alemania está muy debilitada. Entre los países europeos secularizados es sin duda uno de los que más sufren este fenómeno.
–¿Por qué en tantas ocasiones las críticas teológicas a Roma vienen de Alemania?
–Los católicos son sólo un tercio de los más de ochenta millones de personas que forman la población total de Alemania. El segundo tercio es protestante mientras que el resto declara que «no está relacionado con ninguna Iglesia». Sólo en la Alemania oriental se contaba durante la dictadura comunista alrededor de 15 millones de no bautizados como consecuencia de la persecución. El protestantismo tiene como herencia criticar al Papa y a la fe católica. Muchos de sus teólogos tienen fama a nivel nacional. Éstos empujan a los medios de comunicación, a los que a menudo les gusta ligarse con fuerzas quejosas. Además, entre los profesores universitarios católicos pagados por el Estado algunos sufren presunción de «superioridad científica».
–¿Qué espera del discurso del Papa en el Parlamento?
–No hablará allí como representante de una confesión, sino como jefe del Estado del Vaticano. Este hecho ha de ser reconocido también por los no católicos y por los no cristianos. Por otro lado, el Parlamento es el lugar donde se deciden el bien presente y futuro de un pueblo. Y el Papa es uno de los personajes contemporáneos más eruditos y estimados. Dice las palabras más sabias y estimulantes con las que un guía de la humanidad puede contar hoy. Ofrecerá por tanto una orientación humana y religiosa que solamente los obtusos y mezquinos no querrán escuchar.
-¿Cuál fue el papel de los cristianos en la unificación alemana tras la caída del Muro de Berlín?
-Sin duda era la fuerza de la fe la que hizo que acabase el socialismo-comunisno en 1989. Los protagonistas fueron los protestantes no corruptos por esa ideología. Los católicos representaban apenas el seis por ciento de la población. Por otro lado, el Gobierno dictatorial no pudo nunca infiltrarse en nuestra Iglesia. Y no en último lugar: sin la figura, las palabras y los viajes del beato Juan Pablo II este sistema dictatorial no habría caído. El papel esencial del Papa precedente es reconocido también por los no creyentes.
–¿Cuáles son para usted las ideas esenciales que marcan hasta ahora el pontificado de Benedicto XVI?
–En mi opinión el Papa Benedicto XVI es el sucesor de Pedro que vuelve a llamar siempre la atención de nuestra mente. Nos recuerda que nada puede sustituir a Dios para satisfacer al hombre. Anuncia continuamente al Padre de Jesucristo. No pierde ninguna ocasión para afirmar que debemos abrir nuestro corazón para encontrar a Él en nuestra vida: en las homilías, las conferencias, los discursos durante las audiencias de los miércoles... Ha publicado ahora el segundo volumen de su libro «Jesús de Nazaret». Lucha sin cansarse contra lo que él llama «la oscuridad de Dios». Es ciertamente notable que ya en los años setenta del siglo pasado su precedesor como obispo de Munich dijese: «El servicio más importante que podemos dar al hombre de hoy es hacerle que esté seguro de que Dios existe, y de que existe para mí y para nosotros». Me parece que Benedicto XVI nos hace exactamente este servicio.
Un intenso viaje papal
JUEVES 22
Llega a Berlín a las 10:30, se reúne con la canciller Merkel a las 12:50, visita el Bundestag a las 16:20 y celebra misa en el estadio Olympia a las 18:30
VIERNES 23
A las 9 se reúne con musulmanes en Berlín y a las 12:20 participa en una oración con protestantes en los agustinos de Erfurt, donde fue monje Lutero (en la foto). Visita el santuario de Etzelsbach
SÁBADO 24
Misa en Erfurt a las 9, viaje en avión a Friburgo de Brisgovia, cuya catedral visita. Saluda al ex canciller Köhl, a representantes ortodoxos, a seminaristas y reza con los jóvenes
DOMINGO 25
Misa a las 10 en el aeropuerto de Friburgo, almuerzo con los obispos alemanes a las 12:45, reunión con los jueces de la Corte Constitucional a las 16:20. Salida en avión desde Lahr a las 19:45
–¿Cuál es la situación social y religiosa de la Alemania que recibe a Benedicto XVI?
–Económicamente el país está bien. En relación a otras naciones europeas no puede lamentarse. Sin embargo, el bienestar material de un país todavía no garantiza la felicidad de sus habitantes. Hay tantos divorcios cada año, pocos nacimientos, tantos jóvenes que crecen fuera de un matrimonio regular, una población envejecida, no pocos suicidios... La vida de fe en Alemania está muy debilitada. Entre los países europeos secularizados es sin duda uno de los que más sufren este fenómeno.
–¿Por qué en tantas ocasiones las críticas teológicas a Roma vienen de Alemania?
–Los católicos son sólo un tercio de los más de ochenta millones de personas que forman la población total de Alemania. El segundo tercio es protestante mientras que el resto declara que «no está relacionado con ninguna Iglesia». Sólo en la Alemania oriental se contaba durante la dictadura comunista alrededor de 15 millones de no bautizados como consecuencia de la persecución. El protestantismo tiene como herencia criticar al Papa y a la fe católica. Muchos de sus teólogos tienen fama a nivel nacional. Éstos empujan a los medios de comunicación, a los que a menudo les gusta ligarse con fuerzas quejosas. Además, entre los profesores universitarios católicos pagados por el Estado algunos sufren presunción de «superioridad científica».
–¿Qué espera del discurso del Papa en el Parlamento?
–No hablará allí como representante de una confesión, sino como jefe del Estado del Vaticano. Este hecho ha de ser reconocido también por los no católicos y por los no cristianos. Por otro lado, el Parlamento es el lugar donde se deciden el bien presente y futuro de un pueblo. Y el Papa es uno de los personajes contemporáneos más eruditos y estimados. Dice las palabras más sabias y estimulantes con las que un guía de la humanidad puede contar hoy. Ofrecerá por tanto una orientación humana y religiosa que solamente los obtusos y mezquinos no querrán escuchar.
-¿Cuál fue el papel de los cristianos en la unificación alemana tras la caída del Muro de Berlín?
-Sin duda era la fuerza de la fe la que hizo que acabase el socialismo-comunisno en 1989. Los protagonistas fueron los protestantes no corruptos por esa ideología. Los católicos representaban apenas el seis por ciento de la población. Por otro lado, el Gobierno dictatorial no pudo nunca infiltrarse en nuestra Iglesia. Y no en último lugar: sin la figura, las palabras y los viajes del beato Juan Pablo II este sistema dictatorial no habría caído. El papel esencial del Papa precedente es reconocido también por los no creyentes.
–¿Cuáles son para usted las ideas esenciales que marcan hasta ahora el pontificado de Benedicto XVI?
–En mi opinión el Papa Benedicto XVI es el sucesor de Pedro que vuelve a llamar siempre la atención de nuestra mente. Nos recuerda que nada puede sustituir a Dios para satisfacer al hombre. Anuncia continuamente al Padre de Jesucristo. No pierde ninguna ocasión para afirmar que debemos abrir nuestro corazón para encontrar a Él en nuestra vida: en las homilías, las conferencias, los discursos durante las audiencias de los miércoles... Ha publicado ahora el segundo volumen de su libro «Jesús de Nazaret». Lucha sin cansarse contra lo que él llama «la oscuridad de Dios». Es ciertamente notable que ya en los años setenta del siglo pasado su precedesor como obispo de Munich dijese: «El servicio más importante que podemos dar al hombre de hoy es hacerle que esté seguro de que Dios existe, y de que existe para mí y para nosotros». Me parece que Benedicto XVI nos hace exactamente este servicio.
Un intenso viaje papal
JUEVES 22
Llega a Berlín a las 10:30, se reúne con la canciller Merkel a las 12:50, visita el Bundestag a las 16:20 y celebra misa en el estadio Olympia a las 18:30
VIERNES 23
A las 9 se reúne con musulmanes en Berlín y a las 12:20 participa en una oración con protestantes en los agustinos de Erfurt, donde fue monje Lutero (en la foto). Visita el santuario de Etzelsbach
SÁBADO 24
Misa en Erfurt a las 9, viaje en avión a Friburgo de Brisgovia, cuya catedral visita. Saluda al ex canciller Köhl, a representantes ortodoxos, a seminaristas y reza con los jóvenes
DOMINGO 25
Misa a las 10 en el aeropuerto de Friburgo, almuerzo con los obispos alemanes a las 12:45, reunión con los jueces de la Corte Constitucional a las 16:20. Salida en avión desde Lahr a las 19:45
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