Domingo, 17 de noviembre de 2024

Religión en Libertad

LA RELIGIOSA GERTRUDIS ROL

La historia de la monja que ama a los gitanos que la recibieron a pedradas

La madre Gertrudis ha formado a 3.000 gitanos y abre ahora una ermita para su patrona, la "Majarí Calí".

Avan/ReL

Ermita de la Virgen Gitana, la Majarí Calí
Ermita de la Virgen Gitana, la Majarí Calí

La religiosa Gertrudis Rol ha promovido la construcción de una ermita dedicada a la Virgen Gitana, la “Majarí Calí”, para fomentar su devoción en la localidad valenciana de Torrent, a donde llegó hace ahora 40 años.

Entonces fue recibida a pedradas por un grupo de gitanos cuando intentaba enseñarles a sumar con una pequeña pizarra bajo un árbol. Hoy, más de tres mil niños y niñas gitanas han pasado por las aulas del colegio “Madre Petra” que fundó en aquel lugar “la madre Gertrudis” y en cuya construcción colaboró con un donativo personal el papa Juan Pablo II.

“Hace 40 años nadie se atrevía a entrar aquí”
“Hace 40 años, cuando llegamos nadie se atrevía a entrar aquí” ha reconocido la religiosa, que ha precisado que, sin embargo, “al ver que respondíamos a las piedras con cariño, cambiaron su actitud y se dieron a nosotras de una forma muy generosa”, hasta el punto de que “todo lo que hacíamos para enseñarles les parecía algo grande porque nunca antes les habían tratado así”.

La madre Gertrudis, que pertenece a la congregación San José de la Montaña Madres Desamparados, asegura que “si me pusiera a contar todas las experiencias de estos años con los gitanos, haría libros enteros y no serían suficientes para tanta satisfacción y gusto por haberlas compartido con ellos”.

“Por mucha faena que haya, lo primero debe ser escuchar a las madres de los niños gitanos, y también del resto de alumnos, muchos de ellos inmigrantes, que me llaman cuando están apuradas por problemas graves, como por ejemplo el fallecimiento o enfermedad de un ser querido”.

“Quiero ser para ellas el paño de lágrimas y su consuelo, y saben que cuando les hemos aconsejado alguna cosa, por el bien de ellos, han cerrado los ojos y han confiado plenamente en nosotras”, asegura la religiosa.

Ahora, “le pido a la Virgen gitana que siga demostrando ese cariño de madre, que se le nota con todos nosotros al cien por cien, y que nos de la ilusión de saber responderle”. Para la madre Gertrudis, “saber responder a la Virgen es hacer las cosas cada día mejor, con más cariño, más ilusión y dándonos a los demás, haciendo que todo el mundo la quiera”.

Los favores de la Virgen gitana
La iniciativa de construir ahora una ermita para la “Majarí Calí” surgió ante el “continuo interés de sus devotos y muchas personas que han obtenido favores tras encomendarse a la Virgen gitana”, según la religiosa. “Son numerosos los peregrinos que preguntan por Ella y se acercan para darle gracias, ya no sólo de Torrent y Valencia y otros pueblos, sino también desde otras localidades españolas e, incluso, desde Roma”.

La ermita, realizada con ladrillos ‘caravista’ y cañizos, se alza ya en el jardín del colegio con una réplica de la “Majarí Calí” original, de 1,30 metros de alto, que ha sido elaborada en resina por una profesora de Bellas Artes del centro escolar.

La capilla de apenas tres metros de alto tiene una de sus cuatro paredes totalmente acristalada “para que pueda verse y venerarse desde el exterior la imagen que ha sido instalada sobre un carro de madera”.

Hoy, el colegio cuenta con más de doscientos alumnos en su mayoría de la ciudad de Valencia y de otras localidades próximas. También ofrece talleres de inserción sociolaboral a más de 50 jóvenes de entre 16 y 30 años, en los que aprenden los oficios de corte y confección, peluquería, jardinería y mecánica.

Según la directora del centro, "la clave del éxito del colegio es la responsabilidad y la participación que tienen los propios padres gitanos en las bases y desarrollo de la labor educativa, que contrasta con el absentismo habitual en estas actividades".

También el colegio Madre Petra constituyó hace diez años la primera coral de niñas gitanas que se formó en el mundo, integrada por 32 alumnas de entre 7 y 15 años, que ensayan tres horas semanales.

Juan Pablo II y Benedicto XVI
Entre los benefactores del colegio Madre Petra se encuentra el propio Papa Juan Pablo II que en 1998 envió un donativo personal de tres mil euros (medio millón de pesetas) para colaborar en las obras de ampliación del colegio.

En una carta, entonces, el Pontífice les invitaba a ser "apóstoles de la nueva evangelización, portadores de esperanza, amor al prójimo y respeto de la dignidad de la vida humana" y les instaba a "contribuir con el ejemplo personal, la coherencia de vida y la colaboración en las diversas actividades del apostolado gitano a instaurar el reino de Cristo, único salvador".

Igualmente, el papa Benedicto XVI envió el pasado mes de abril un mensaje a los niños gitanos del colegio Madre Petra de Torrent en el que les expresaba que "les siente muy cercanos en el corazón" y pedía al Señor que "les ayude con su gracia en este momento tan importante" de su formación humana y cristiana. 

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