EL OBISPO DE ALMERÍA SOBRE LIBERTAD RELIGIOSA
La ley «no será justa si va contra la identidad mayoritariamente cristiana»
El obispo de Almería, ha denunciado la «falacia de un igualitarismo de falso cuño democrático» que pretende igualar las religiones «como si todas tuvieran el mismo significado histórico y social». También alerta del «alejamiento de los principios morales».
El obispo de Almería ha denunciado, en su última carta pastoral con motivo de la fiesta de la Virgen del Mar, que «la regulación de la libertad religiosa, no será nunca justa ni democrática si, de hecho, va dirigida contra la identidad mayoritariamente cristiana de la sociedad». Sin perjuicio del respeto debido a la copnciencia religiosa de otras personas y colectividades, el prelado ha señalado que «somos claramente sabedores de que nosotros no nos entendemos a nosotros mismos sin el cristianismo como referencia de nuestra historia e inspiración de la sociedad solidariamente fraterna que promueve la fe cristiana».
Monseñor Adolfo González Montes, puntualiza en la carta pastoral, que «la libertad religiosa requiere un tratamiento de la conducta religiosa privada y pública de los individuos y de los pueblos que haga justicia a su realidad social e histórica» y ha insistido en que esta libertad no puede ser reducida a «mera libertad de creencias subjetivas», sino que debe inspirar «todos los ámbitos de la vida» y «tiene verdadero alcance social y público».
Igualitarismo falso
Para el prelado, «cuando se pretende igualar las religiones, como si todas tuvieran el mismo significado histórico y social en la génesis y desarrollo de un pueblo [...] se evidencia la falacia de un igualitarismo de falso cuño democrático, que, con pretexto de un trato igualitario, en realidad ofende a los más y desplaza el significado histórico y social de la religión hacia el limbo de una sociedad sin historia y sin cultura».
En otro orden de cosas, monseñor González también señala en la misiva que «la tentación de hoy es acostumbrarse a un mundo sin esperanza, haciendo propios formas y modos de pensar y de vivir sin otro horizonte que el que pueden ofrecer los sentidos» y alertó ante «una sociedad cada día más controlada por el poder político, y cada día más envilecida por su alejamiento de los principios morales concordes con la dignidad de la persona».