MÁXIMA EXPECTACIÓN
Varios obispos anglicanos se reunieron de forma secreta con el Vaticano la semana pasada
La crisis de la comunión anglicana sigue pasándole factura. Últimamente diversas comunidades han vuelto a la Iglesia católica, pero la información del «Sunday Telegraph» tiene especial relevancia ante la próxima visita del Papa al Reino Unido.
La pasada semana, un grupo de obispos anglicanos se reunieron en el Vaticano con representantes de la Santa Sede «para poner en marcha pasos efectivos hacia una conversión en masa de sacerdotes al catolicismo», informa este domingo el diario The Sunday Telegraph.
Según el diario británico, el arzobispo anglicano de Canterbury, Rowan Williams, habría intentando evitar este nuevo abandono de obispos y sacerdotes, que parece sin embargo imparable por la aprobación a la ordenación episcopal de mujeres y homosexuales, que está minando la confianza de los prelados anglicanos más conservadores.
La reunión tuvo lugar con representantes de la Congregación para la Doctrina de la Fe, y habría estado avalada por los obispos anglicanos de Fulham (John Broadhurst, quien ya en 2009 mantuvo contactos con el cardenal Christoph Schönborn), Richborough y Ebbsfleet, quienes habrían informado a Roma de la disposición de un nutrido grupo de sacerdotes anglicanos de volver a la Iglesia. De hecho, ellos mismos podrían ser los primeros candidatos a hacerlo.
Todos estos movimientos tienen lugar a raíz de la Constitución Apostólica Anglicanorum coetibus, promulgada por Benedicto XVI el 4 de noviembre de 2009, donde disponía la posibilidad para los anglicanos conversos de mantener en el seno de la Iglesia algunas de sus tradiciones.
Por parte de la Iglesia de Inglaterra este tipo de iniciativas se ven con gran recelo, cara a la visita que realizará el Papa al Reino Unido entre el 16 y el 19 de septiembre. En ese sentido, parece que el arzobispo católico de Westminster, Vincent Nichols, no estuvo en la reunión de la semana pasada, para no aumentar las tensiones y porque, al parecer, no todos los obispos católicos ingleses aprueban la forma en que está teniendo lugar este movimiento de aproximación.