A PESAR DE TODO...
Religión pierde fuerza, pero mantiene un fortísimo respaldo de padres y alumnos
Los españoles muestran una realidad muy distinta a la que intentan fabricar las corrientes laicistas de ingeniería social, que intentan relegar a un segundo plano una asignatura que los afectados consideran esencial, como atestiguan las cifras.
El informe anual de la Comisión Episcopal de Enseñanza y Catequesis es elocuente en el dato: el 72,1% de los niños y jóvenes de los colegios e institutos de toda España están cursando enseñanza religiosa y moral católica en el curso 2009-2010, un total de 3.430.654 alumnos.
Por tipos de centros, ha aumentado el porcentaje de alumnos que cursan religión en la escuela católica (99,5%). En los de titularidad estatal, la media porcentual entre todas las etapas es del 64,1% y en los de iniciativa social civil, la media se sitúa en el 71%.
Estas cifras muestran una caída porcentual global de un 1,5% respecto al año anterior. El comunicado del citado organismo de la Conferencia Episcopal recuerda que la enseñanza de esta asignatura está sometida a las trabas introducidas por la Ley Orgánica de Educación (LOE), que impide que sea cursada en igualdad de oportunidades.
El escaso peso curricular que la ley otorga a esta asignatura, y su deficiente ubicación en el horario lectivo, desalientan sobre todo a los alumnos de mayor edad, cuya opinión cobra peso ante sus padres a la hora de decidir si cursarla o no.
Por tipos de centros, ha aumentado el porcentaje de alumnos que cursan religión en la escuela católica (99,5%). En los de titularidad estatal, la media porcentual entre todas las etapas es del 64,1% y en los de iniciativa social civil, la media se sitúa en el 71%.
Estas cifras muestran una caída porcentual global de un 1,5% respecto al año anterior. El comunicado del citado organismo de la Conferencia Episcopal recuerda que la enseñanza de esta asignatura está sometida a las trabas introducidas por la Ley Orgánica de Educación (LOE), que impide que sea cursada en igualdad de oportunidades.
El escaso peso curricular que la ley otorga a esta asignatura, y su deficiente ubicación en el horario lectivo, desalientan sobre todo a los alumnos de mayor edad, cuya opinión cobra peso ante sus padres a la hora de decidir si cursarla o no.
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