SOPRENDENTES DECLARACIONES DEL EMBAJADOR ESPAÑOL
Vázquez: «El Vaticano es consciente del esfuerzo en el PSOE para limitar los daños de la ley»
En unas sorprendentes declaraciones, el embajador español ante la Santa Sede, Francisco Vázquez ha asegurado que tanto en el Vaticano como en la jerarquía eclesial en España, se es «consciente del esfuerzo dentro del PSOE para limitar los daños» de la nueva ley del aborto. Motivo por el que no entiende la prohibición del sacramento eucarístico por pecado público.
El embajador de España en la Santa Sede, Francisco Vázquez, asegura que no entiende que miembros de la Iglesia católica hablen de negar el sacramento de la comunión a los políticos que apoyan la ley del aborto cuando, según él, «tanto en el Vaticano como en la Iglesia de España es consciente del esfuerzo dentro del PSOE para limitar los daños» de dicha norma.
En una entrevista en «Revista 21», recogida por Europa Press, Vázquez habla de «diálogo» con la Iglesia y pone como ejemplo del «esfuerzo» realizado por el PSOE que la ley del aborto recoja «lo que concierne al derecho de objeción o los plazos». «Por eso no entiendo cómo hay quien puede hablar de excomulgar a los políticos católicos socialistas, precisamente los que han trabajado para mejorar esa ley», enfatizó.
Vázquez se refiere al obispo de Oviedo para censurar que se acuse al Gobierno de «hostilidad» hacia la Iglesia. «Lo que hay es una necesidad de ir adaptando la legislación a unos escenarios nuevos», explica, ya que «no han cambiado tanto las costumbres, cuanto los estratos de población».
En este sentido, el embajador español adelanta que el borrador de la nueva ley de libertad religiosa tendrá en cuenta la «situación especial para la Iglesia católica» que recoge la Constitución, «porque lo contrario sería negar la evidencia» puesto que «sin la fe católica no se puede entender lo que es la España de hoy». Aunque, previamente advierte de que «el catolicismo ha dejado de ser la única religión en España».
Ni anticlericalismo ni intervención eclesial
Vázquez vuelve a las declaraciones del nuevo obispo de Oviedo para lamentar que, «tal como pasa en el mundo de la política, también en el mundo de la Iglesia hay pluralidad de opiniones y hay quien da a veces opiniones inoportunas». Asimismo, censura el «lastre» que supone que persistan las dos Españas en «el anticlericalismo anacrónico» y «el intervencionismo eclesial».
El ex alcalde de A Coruña, que reconoce que «a veces» es un mal católico, se muestra crítico con que algunos jóvenes socialistas «carezcan de una formación ideológica sólida», y pone de ejemplo que se entienda al aborto como un principio de izquierdas. «Tabaré Vázquez, presidente de Uruguay, socialista y agnóstico, ha vetado la ley del aborto», continúa Vázquez, para quien una postura de izquierdas pasa por «defender al más débil, en este caso, el feto, y también lo es rechazar todo lo que se ejercite con la violencia».
«Desde la izquierda se puede ser contrario al aborto, no sólo desde el catolicismo», defiende el embajador ante la Santa Sede, para quien «no hay ninguna dicotomía entre ser católico y socialista».
Diálogo fluido
Vázquez asegura que la situación actual entre el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero y el Vaticano es de un «diálogo fluido», aunque esto «no impide que haya malentendidos» y «tensiones derivadas más de las relaciones Iglesia española-Gobierno de España que de las relaciones España-Santa Sede».
En esto, explica, ha influido que Zapatero atendiera una sugerencia suya para que fuera la vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega, la que asumiera el papel como interlocutora, así como la ayuda del ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, quien «habla con el Vaticano de Cuba o de la apertura de China».
«En España siempre hubo esa torpeza de entender las relaciones con el Vaticano a nivel estrictamente religioso, un craso error en el que otras potencias, como es el caso de Francia, de Italia, no incurren», lamenta Vázquez tras recordar que la Santa Sede es «un Estado con una dimensión universal» y «un valor político inmenso».
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