Un manifiesto a favor de la vida, matrimonio y libertad religiosa reúne 500.000 apoyos en EE UU

No se trata, por lo tanto, de una iniciativa de las iglesias propiamente dicha; tampoco se trata de un paso mas en el acercamiento doctrinal ni en la dificil tarea de la unidad en los dogmas, autentico nudo gordiano del dialogo ecumenico; se trata, por el contrario, de una iniciativa que nace de los propios fieles, de los creyentes de todas las confesiones cristianas, y que se articula en torno a tres cuestiones basicas y compartidas que afectan sobre todo a la cosmovision cristiana de la sociedad.

El Comite de redaccion encargado de dar forma al documento final estuvo formado por Robert Geroge McCormick, profesor de Jurisprudencia de la Universidad de Princeton, y Timothy George, profesor de la Universidad de Samford, y al mismo se han unido, entre otros, Donald Wuerl, arzobispo de Washington; el arzobispo de Nueva York, Timothy Dolan; el arzobispo de Philadelpia, Justin Rigalli; y el obispo de Denver, Charles Chaput 

Batalla por la hegemonia cultural
Por otra parte, y aquí reside su verdadera importancia, supone un autentico revulsivo para la vivencia de la fe cristiana en el mundo actual, que se enfrenta a una batalla por la hegemonia cultural en la que la iniciativa por el momento corresponde a todos aquellos que desde un laicismo militante pretenden hacer desaparecer el hecho religioso de la vida publica.

Frente a esta pretension totalizante, cada vez se alzan con mayor fuerza las voces unidas de todos los creyentes cristianos para reclamar sencillamente la vigencia y validez de todos los derechos humanos fundamentales, que estan siendo subvertidos en la practica por los artifices de ese nuevo “mundo feliz” en el que la religiosidad debe ser apartada.

Vida, familia y libertad de conciencia
Los tres ejes en torno a los que se articula la Declaracion de Manhattan son la defensa del sagrado derecho a la vida desde su inicio hasta su final natural, la defensa del matrimonio entre hombre y mujer y la familia como nucleo central en torno al cual se articula y vertebra cualquier sociedad que pretenda ser verdaderamente humana, y la defensa de la libertad de creencias y religiosa con todas sus consecuencias, incluyendo su presencia en la vida publica como un elemento mas de la vida social, junto con una defensa de la objecion de conciencia ante la ley injusta, inmoral e incluso inhumana.

Opotunidad para las tres Iglesias
Una lectura pausada pone de manifiesto enseguida que no se trata pues de un documento doctrinal, sino cultural; no estan involucradas cada una de las Iglesias a las que pertenecen los signatarios, sino que estos se han adherido a titulo particular y, en definitiva, que no se trata de un documento que entre de lleno en las cuestiones nucleares de la fe, sino que hace referencia a la dinamica de las sociedades desarrolladas actuales y al modo en que el cristiano se integra en las mismas.

Para un lector de ambito hispano, su redaccion puede resultar demasiado “anglosajona” y con un marcado carácter evangelico; sin embargo, no faltan las referencias a diversos Papas y al Magisterio catolico; es muy de alabar el esfuerzo de los redactores por tratar de unir en todos aquellos puntos comunes de los que da cuenta el texto a los cristianos de las tres corrientes representadas, y es facil suponer que ninguna de las tres Iglesias concernidas tendria el mas minimo problema en ratificarlo institucionalmente, ya que lo repetimos una vez mas, el contenido de la Declaracion no entra en ningun momento en las dificiles cuestiones doctrinales y, sobre todo, dogmaticas que el dialogo ecumenico plantea.