«LA DESOBEDIENCIA ES OBLIGATORIA ANTE UNA LEY INJUSTA»
Un nutrido grupo de teólogos considera que el Rey no debería firmar la Ley del Aborto
La pregunta sobre si el Rey puede negarse a sancionar una ley, en cuanto Jefe del Estado, se ha tratado ampliamente. Ahora ReL aborda el asunto desde la perspectiva del Rey como sujeto moral. Los teólogos y moralistas consultados no dudan: «Puede negarse en conciencia a ratificar una ley que vulnera directamente el más fundamental de los derechos humanos».
Quien fuera durante muchos años catedrático de la Universidad Pontificia de Salamanca -quizás el teólogo de mayor relevancia de los que hoy se encuentran en España- y miembro de número de la Real Academia de Ciencias Morales y Politicas, Olegario González de Cardedal considera que «el Rey, como cualquier ciudadano, es sujeto de todos los derechos y libertades constitucionales. Su conciencia le permite entonces objetar y negarse a firmar una ley que se establece contra esos mismos derechos fundamentales». «En la propia ley debería haberse integrado la regularización de esa misma objeción de conciencia», asegura el catedrático.
«El fin no justifica los medios»
«El fin no justifica los medios»
Pedro Trevijano, Doctor en Teología Moral, señala que «el principio moral “el fin no justifica los medios”, sigue siendo válido, incluso ante la razón de Estado», y por esta razón, «personalmente no firmaría. No me gustaría nada presentarme delante de Dios habiendo firmado eso. Dios me merece más respeto que los hombres».
En relación a la posición del propio Rey de España, Trevijano apunta a ReL que «ni el rey de Bélgica, ni el príncipe de Luxemburgo, ni el presidente izquierdista de Uruguay firmaron. Hay por tanto precedentes de no firmar».
En relación a la posición del propio Rey de España, Trevijano apunta a ReL que «ni el rey de Bélgica, ni el príncipe de Luxemburgo, ni el presidente izquierdista de Uruguay firmaron. Hay por tanto precedentes de no firmar».
«Debería objetar» y «fundamentar su objeción en la ciencia»
De la Facultad de Teología de la Universidad de Navarra, José María Pardo, profesor de Teología Moral asegura que «en mí opinión ratificar una ley es dar su asentimiento y respaldo. Debería objetar».
Su compañero en labores docentes y también especialista en moral, Tomás Trigo, apostilla: «Mi respuesta tiene que limitarse a decir que la no ratificación de la ley por parte del poder Real (cosa que deseo) sería un ejemplo magnífico para todos los españoles, sobre todo por lo que representa la institución monárquica. Pienso además que el Rey haría muy bien en fundamentar su decisión en la autoridad de la ciencia».
De la Facultad de Teología de la Universidad de Navarra, José María Pardo, profesor de Teología Moral asegura que «en mí opinión ratificar una ley es dar su asentimiento y respaldo. Debería objetar».
Su compañero en labores docentes y también especialista en moral, Tomás Trigo, apostilla: «Mi respuesta tiene que limitarse a decir que la no ratificación de la ley por parte del poder Real (cosa que deseo) sería un ejemplo magnífico para todos los españoles, sobre todo por lo que representa la institución monárquica. Pienso además que el Rey haría muy bien en fundamentar su decisión en la autoridad de la ciencia».
«Desobediencia obligatoria»
Luis Joaquín Gómez Jaubert, defensor del vínculo de la diócesis de Tenerife, refuerza y mantiene la línea argumental de los otros especialistas consultados por ReL: «La ley civil no debería ejercer su efecto más que sobre acciones moralmente buenas en conformidad con la Ley Natural. Si los actos reconocidos son inmorales, la ley es injusta. Desobedecerla es legítimo, pero atendiendo a la gravedad del asunto cual es el aborto la desobediencia se convierte en obligatoria. En conciencia cualquier católico, rey o súbdito, está obligado a poner todos los obstáculos posibles a la aprobación de dicha ley».
Luis Joaquín Gómez Jaubert, defensor del vínculo de la diócesis de Tenerife, refuerza y mantiene la línea argumental de los otros especialistas consultados por ReL: «La ley civil no debería ejercer su efecto más que sobre acciones moralmente buenas en conformidad con la Ley Natural. Si los actos reconocidos son inmorales, la ley es injusta. Desobedecerla es legítimo, pero atendiendo a la gravedad del asunto cual es el aborto la desobediencia se convierte en obligatoria. En conciencia cualquier católico, rey o súbdito, está obligado a poner todos los obstáculos posibles a la aprobación de dicha ley».
El ejemplo de Balduino de Bélgica
Igual de firme se manifiesta el jesuita padre Jorge Loring, para el que no hay la menor duda de que «el Rey Juan Carlos no debería jamás ratificar la ley del aborto, una ley que atenta no sólo contra la moral, sino contra los propios derechos humanos defendidos y garantizados por la Constitución. El Rey debería seguir el ejemplo de Balduino de Bélgica».
Igual de firme se manifiesta el jesuita padre Jorge Loring, para el que no hay la menor duda de que «el Rey Juan Carlos no debería jamás ratificar la ley del aborto, una ley que atenta no sólo contra la moral, sino contra los propios derechos humanos defendidos y garantizados por la Constitución. El Rey debería seguir el ejemplo de Balduino de Bélgica».
En el mismo sentido se pronuncia Luis Fernando de Prada, licenciado en Derecho y Teología y capellán universitario de la Universidad San Pablo-CEU: «Entiendo que el Rey, como cualquier otro ciudadano, debe tener la posibilidad de objetar a esta ley, que va contra derechos fundamentales y el auténtico bien de la mujer y la sociedad. Desde luego, me gustaría que lo hiciera, como lo hizo en su día el Rey Balduino».
«Juan Carlos, el hombre, es un sujeto moral»
Igualmente, los teólogos y colaboradores de Religión en Libertad, Alfonso García Nuño, ex profesor en la Universidad Católica de Ávila, y Ángel David Martín Rubio corroboran esta apreciación.
«Juan Carlos, el hombre, es un sujeto moral»
Igualmente, los teólogos y colaboradores de Religión en Libertad, Alfonso García Nuño, ex profesor en la Universidad Católica de Ávila, y Ángel David Martín Rubio corroboran esta apreciación.
«Por muy irresponsable que sea el Rey ante los tribunales, Juan Carlos de Borbón, el hombre, es un sujeto moral y, como tal, sus actos son morales. A esto no hace excepción ni la sanción ni la promulgación de una ley» asevera García Nuño.
«Altísimas responsabilidades de la autoridad»
Por su parte, Martin Rubio subraya que «si el Rey, por el hecho de la sanción -sea o no mecánica- manda guardar y hacer guardar una ley gravemente atentatoria a los principios de la Ley de Dios, está incurriendo en las altísimas responsabilidades que la moral católica demanda en la autoridad que pone su poder al servicio del mal moral».
¿Un Rey sin objeción de conciencia?
Asimismo, Pablo Cervera, teólogo y coordinador del Magníficat en España, considera que «siempre me llamó la atención la perversión de nuestro sistema jurídico por el hecho de que toda ley deba ser, en última instancia, sancionada por el Rey de España sin que conste la posibilidad de que éste pueda sustraerse a esa obligación».
El padre Cervera señala que «la gran pregunta es cómo el Rey se insertó en ese orden constitucional que ha podido llevarle jurídicamente a no poderse oponer, en este caso a firmar, ordenar y mandar una ley sobre el derecho al aborto. Por ello, Majestad, en virtud de su derecho a la objeción de conciencia (quiero pensar que prime ello frente a cualquier otra decisión), no firme esta ley inicua y perversa».
«Contraria a toda moral»
Por último, Juan José Valero Álvarez, director del Instituto Teológico Monte Corbán y rector del Seminario Diocesano de Santander, considera que «el Rey no puede en conciencia firmar la Ley del Aborto, pues esta es contraria a toda moral y a los limites del derecho natural».
¿Un Rey sin objeción de conciencia?
Asimismo, Pablo Cervera, teólogo y coordinador del Magníficat en España, considera que «siempre me llamó la atención la perversión de nuestro sistema jurídico por el hecho de que toda ley deba ser, en última instancia, sancionada por el Rey de España sin que conste la posibilidad de que éste pueda sustraerse a esa obligación».
El padre Cervera señala que «la gran pregunta es cómo el Rey se insertó en ese orden constitucional que ha podido llevarle jurídicamente a no poderse oponer, en este caso a firmar, ordenar y mandar una ley sobre el derecho al aborto. Por ello, Majestad, en virtud de su derecho a la objeción de conciencia (quiero pensar que prime ello frente a cualquier otra decisión), no firme esta ley inicua y perversa».
«Contraria a toda moral»
Por último, Juan José Valero Álvarez, director del Instituto Teológico Monte Corbán y rector del Seminario Diocesano de Santander, considera que «el Rey no puede en conciencia firmar la Ley del Aborto, pues esta es contraria a toda moral y a los limites del derecho natural».
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