JOSEP SAMSÓ, MARTIRIZADO EN 1936
Llamativa doble apelación de Benedicto XVI al ejemplo del nuevo beato español
Tras la ceremonia que tuvo lugar el sábado en Mataró, con la presencia de cuatro cardenales y veinte obispos, el Papa ha querido insistir en el modelo sacerdotal de entrega absoluta y disposición a entregar la vida por la fe. No fueron sólo unas palabras para los peregrinos españoles. Después del Ángelus lo mencionó también en italiano.
Este sábado el arzobispo de Barcelona, Josep Lluís Martínez Sistach, presidió en Mataró la ceremonia de beatificación de Josep Samsó ante una veintena de obispos, el nuncio de Su Santidad en España, Enzo Fratini, y el prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, Angelo Amato.
Y al día siguiente, tras el habitual Angelus dominical en la Plaza de San Pedro, el Papa ha querido recordar ese acto, pero con un llamativo doble recordatorio.
Uno, en italiano, para todos los fieles, recordando que fue asesinado durante la Guerra Civil y que «para los sacerdotes, y en particular para los párrocos, constituye un modelo de dedicación a la catequesis y a la caridad con los pobres».
Y otra, en castellano para los peregrinos de Burgos, Barbalos (Salamanca) y Valladolid, señalando que, «en su martirio, entregó generosamente su vida al Señor entre palabras y gestos de perdón y misericordia. Que en este Año Sacerdotal, su ejemplo sirva de estímulo a los presbíteros en el solícito ejercicio de su ministerio pastoral y anime a los fieles a dar en todo momento un testimonio valiente y convencido de su fe».
Posteriormente el Papa se despidió y bendijo en catalán a los españoles presentes.
Con la doble alocución, como testimonio del valor universal que Benedicto XVI concede al nuevo beato local, queda de nuevo testimonio en todo el mundo de la epopeya martirial que vivió la Iglesia española en la zona frentepopulista entre 1936 y 1939.
Y al día siguiente, tras el habitual Angelus dominical en la Plaza de San Pedro, el Papa ha querido recordar ese acto, pero con un llamativo doble recordatorio.
Uno, en italiano, para todos los fieles, recordando que fue asesinado durante la Guerra Civil y que «para los sacerdotes, y en particular para los párrocos, constituye un modelo de dedicación a la catequesis y a la caridad con los pobres».
Y otra, en castellano para los peregrinos de Burgos, Barbalos (Salamanca) y Valladolid, señalando que, «en su martirio, entregó generosamente su vida al Señor entre palabras y gestos de perdón y misericordia. Que en este Año Sacerdotal, su ejemplo sirva de estímulo a los presbíteros en el solícito ejercicio de su ministerio pastoral y anime a los fieles a dar en todo momento un testimonio valiente y convencido de su fe».
Posteriormente el Papa se despidió y bendijo en catalán a los españoles presentes.
Con la doble alocución, como testimonio del valor universal que Benedicto XVI concede al nuevo beato local, queda de nuevo testimonio en todo el mundo de la epopeya martirial que vivió la Iglesia española en la zona frentepopulista entre 1936 y 1939.
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