SÍNODO SOBRE ORIENTE PRÓXIMO
El Vaticano se muestra preocupado por el aumento del extremismo islámico
La Iglesia católica denuncia el aumento del «extremismo» islámico en los países árabes, lo que acaba siendo «una amenaza para todos», no sólo para los cristianos, sino también para los mismos musulmanes. Ésta es una de las cuestiones sobre las que están llamados a reflexionar los obispos en el Sínodo sobre Oriente Próximo.
La sala de prensa de la Santa Sede presentó ayer los «Lineamenta» (documento de preparación) en el que se exponen los principales temas que afrontará el Sínodo. Entre otros, los «Lineamenta» hablan de las «dificultades» con que se topan los cristianos en los países de Oriente Medio para vivir su fe, especialmente a raíz del «crecimiento del islam político» en el que se engloban «diferentes corrientes religiosas que querrían imponer el modo de vida islámico a las sociedades árabes, turcas o iraníes y a todos los que viven en ellas, ya sean o no musulmanes». «Tales corrientes extremistas son, por lo tanto, una amenaza para todos, cristianos y musulmanes», subraya el documento vaticano.
Aunque el texto no utiliza el término «persecución» para referirse a la situación que atraviesa la minoría cristiana en muchas de estas naciones, sí denuncia las situaciones de desigualdad y la falta de respeto hacia la libertad religiosa, lo que provoca que «los musulmanes, generalmente, no distinguen entre religión y política, lo que coloca a los cristianos en la delicada situación de no-ciudadanos», recoge Ep.
Esta situación, junto con el conflicto palestino-israelí, la guerra de Irak y la «precariedad política» del Líbano, «acentúan la emigración» de los cristianos al extranjero. Por eso, uno de los objetivos del Sínodo es, precisamente, frenar este éxodo, principalmente porque en Tierra Santa «nos gustaría no sólo tener piedras sino sobre todo personas».
Aunque el texto no utiliza el término «persecución» para referirse a la situación que atraviesa la minoría cristiana en muchas de estas naciones, sí denuncia las situaciones de desigualdad y la falta de respeto hacia la libertad religiosa, lo que provoca que «los musulmanes, generalmente, no distinguen entre religión y política, lo que coloca a los cristianos en la delicada situación de no-ciudadanos», recoge Ep.
Esta situación, junto con el conflicto palestino-israelí, la guerra de Irak y la «precariedad política» del Líbano, «acentúan la emigración» de los cristianos al extranjero. Por eso, uno de los objetivos del Sínodo es, precisamente, frenar este éxodo, principalmente porque en Tierra Santa «nos gustaría no sólo tener piedras sino sobre todo personas».
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