EL ANTERIOR PRELADO FUE ASESINADO
El fundamentalismo islámico ensangrienta la toma de posesión del obispo de Mosul
El acoso a los católicos en Irak se ha configurado como una espiral violenta que no parece tener fin. La última acción del fundamentalismo islámico ha sido un comerciante sirocatólico el mismo día de latoma de posesión del nuevo arzobispo de Mosul, cuyo antecesor en el cargo había sido acribillado a tiros el 13 de marzo de 2008.
Los cristianos iraquíes no cesan de ser objetivo de atentados y violencias. Este domingo, fue asesinado en Mosul el comerciante sirocatólico de Mosul Saadallah Youssif Jorjis, de 52 años, casado y padre de dos hijas. El homicidio, informa AsiaNews, tuvo lugar mientras los fieles festejaban la toma de posesión del nuevo arzobispo Emil Shimoun Nona. En la ceremonia participaban también personalidades del gobierno local y líderes de la comunidad musulmana.
Fuentes de AsiaNews en Mosul, que prefieren permanecer en el anonimato por motivos de seguridad, hablan de «una persecución que prosigue en medio de la indiferencia general». Saadallah Youssif Jorjis fue asesinado a tiros. Era propietario de un negocio de fruta y verduras en el barrio de Taqafa, cerca de la Universidad. El homicidio de este domingo se produce pocos días después de otro asesinato producido el 12 de enero, cuya víctima es Hikmat Sleiman, también propietario de un pequeño negocio de verduras, informa Zenit.
El proyecto de «limpieza étnica» que está teniendo lugar en Mosul, añaden las fuentes de AsiaNews, es «muy similar a lo que sucedió en 2008», cuando murieron varios fieles, sacerdotes, y el último arzobispo Paul Faraj Rahho, cuyo cadáver se encontró dos semanas después del secuestro del que fue víctima. «Quieren empujar a los cristianos hacia la llanura de Nínive y la comunidad ha perdido la confianza en el futuro», se denuncia.
El nombramiento de monseñor Emil Shimoun Nona por parte del Sínodo de los Obispos de la Iglesia Caldea fue aprobado el pasado 13 de noviembre por el Papa Benedicto XVI.
Desde el 13 de marzo de 2008, tras el asesinato de monseñor Rahho, la archidiócesis de Mosul estaba sin pastor. La comunidad cristiana esperaba con «deseo y alegría» la llegada del nuevo arzobispo, pero «el enésimo homicidio ha manchado el día de fiesta».
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