EL PRELADO SE DESPIDE DE SUS DIOCESANOS
Uriarte rechaza los«prejuicios y la visión peyorativa» que hay sobre la diócesis de San Sebastián
El obispo de San Sebastián, Juan María Uriarte, esperó este sábado que José Ignacio Munilla, que le relevará en su cargo el próximo sábado, día 9, "redescubra y potencie" la "riqueza" de la Diócesis de Gipuzkoa que "no se merece la visión peyorativa" y llena de "perjuicios" que "bastantes parecen complacerse en airear".
Uriarte se refirió en estos términos durante la celebración de la Eucaristía de su despedida de la comunidad cristiana de Gipuzkoa, que tuvo lugar a partir de las 11.00 horas en una abarrotada Catedral del Buen Pastor de San Sebastián, y que concelebró con el obispo emérito de San Sebastián, José María Setién, el obispo emérito de Baiona (Francia), Pierre Moleres, y los vicarios generales de Bilbao y Vitoria, Angel María Unzueta y Fernando Gonzalo Bilbao, respectivamente.
A la ceremonia asistieron centenares de fieles y autoridades como la presidenta del Parlamento vasco, Arantza Quiroga, y la diputada foral de Presidencia del territorio histórico, Edurne Egaña, que sufrió un mareo que le obligó a ausentarse.
El obispo de San Sebastián lamentó la "visión peyorativa" de la Diócesis guipuzcoana que "bastantes parecen complacerse en airear". "A quienes la juzgan sin conocerla quiero decirles ´venid y ved´ y verán, si sus ojos no están demasiado cargados por el prejuicio mental o por sentimientos negativos", afirmó.
En este sentido, rogó por que Munilla "redescubra y potencie esta riqueza que el Espíritu ha ido dejando en su viña de Gipuzkoa" y que ésta "crezca" en su "experiencia cristiana", a pesar de las "dificultades", convencidos de que "ofrecer a esta sociedad los valores del Evangelio, es imprescindible para que nuestro pueblo sea cada vez más noblemente humano".
Uriate se mostró dolido por "determinadas imágenes distorsionadas o interesadas" que sobre la Diócesis de Gipuzkoa "circulan en ámbitos cívicos y en algunos círculos eclesiales". "La describen como una tierra espiritualmente empobrecida, escasa en vigor apostólico, no muy cuidadosa en la formulación de su fe y en la disciplina eclesial, debilitada en su relación con otras iglesias locales, escorada en sus afinidades políticas", censuró, para, a continuación, añadir que "no la conocen en su realidad viva".
"Albergan prejuicios tenaces sobre ella", insistió. En este contexto, recordó que Albert Einstein decía que "es más difícil desintegrar un prejuicio que desintegrar el átomo" y aseguró tener una convicción "semejante". Tras reconocer que esta Diócesis "padece el impacto cultural que sufre Europa y erosiona la fe del Continente", opinó que "son tiempos de una Iglesia debilitada en una sociedad poderosa" y, además, "el organismo de nuestra Iglesia tiene órganos y funciones especialmente débiles".
Como ejemplo, apuntó al "éxodo de la práctica dominical y sacramental, la pastoral juvenil y vocacional, la dificultad del relevo generacional" y "otras insuficiencias sensibles". "Todas estas deficiencias afectan al futuro y son quizás por ello más preocupantes pero son compartidas en una medida u otra en la Iglesia de Europa", advirtió.
Por todo ello, guardándose "de un discurso triunfalista y defensivo", consideró "un acto de justicia esbozar una apología en el sentido más noble de esta palabra, siquiera de manera escueta y fragmentaria".
Uriarte constató el "trasfondo religioso" que se contata "en núcleos minoritarios pero vivos, motivados y activos que, al tiempo que son confortados por el presbítero responsable, significan para éste un gran estímulo en su ministerio". Asimismo, se mostró "sorprendido" ante "el número de laicos que han ido recibiendo una formación teológica, espiritual y pastoral en niveles básicos y en grados más elevados" con un compromiso eclesial "creciente".
"NOBLES PREOCUPACIONES"
El obispo aseguró que en su recorrido pastoral no ha encontrado una Diócesis en la que "el sentimiento de pertenencia, de sintonía y de colaboración de muchos religiosos sean tan estrechos como en ésta.
"He registrado con alegría que los creyentes de nuestra diócesis albergan en grado notable tres nobles preocupaciones, la búsqueda tenaz de la paz, la ayuda extraordinariamente generosa al Tercer Mundo y la acogida humana y espiritual a los inmigrantes", señaló.
También recordó, "con admiración" la labor de Cáritas Gipuzkoa que ha respondido "con amor ingenioso y misericordioso a las nuevas necesidades a los más golpeados por la crisis económica, a los últimos de nuestra sociedad".
Al final de la celebración, los vicarios generales Félix Azurmendi y Patxi Aizpitarte, quienes lamentaron la "tergiversación" que en algunos casos ha padecido Uriarte y destacaron que su "fidelidad" a su Comunidad le ha llevado a "reivindicar y contraponer su voz" a la de otras diócesis, entregaron al obispo como regalo de la Diócesis un relieve barroco policromado del siglo XVII, que en su día fue puerta de un Sagrario, con la imagen de Cristo Resucitado.
El obispo, tras recibirlo entre aplausos de los presentes, agradeció el hecho de que sus fieles le hayan "canonizado" con su reconocimiento. No obstante, recordó que no es un santo, "sino un pecador".
A la ceremonia asistieron centenares de fieles y autoridades como la presidenta del Parlamento vasco, Arantza Quiroga, y la diputada foral de Presidencia del territorio histórico, Edurne Egaña, que sufrió un mareo que le obligó a ausentarse.
El obispo de San Sebastián lamentó la "visión peyorativa" de la Diócesis guipuzcoana que "bastantes parecen complacerse en airear". "A quienes la juzgan sin conocerla quiero decirles ´venid y ved´ y verán, si sus ojos no están demasiado cargados por el prejuicio mental o por sentimientos negativos", afirmó.
En este sentido, rogó por que Munilla "redescubra y potencie esta riqueza que el Espíritu ha ido dejando en su viña de Gipuzkoa" y que ésta "crezca" en su "experiencia cristiana", a pesar de las "dificultades", convencidos de que "ofrecer a esta sociedad los valores del Evangelio, es imprescindible para que nuestro pueblo sea cada vez más noblemente humano".
Uriate se mostró dolido por "determinadas imágenes distorsionadas o interesadas" que sobre la Diócesis de Gipuzkoa "circulan en ámbitos cívicos y en algunos círculos eclesiales". "La describen como una tierra espiritualmente empobrecida, escasa en vigor apostólico, no muy cuidadosa en la formulación de su fe y en la disciplina eclesial, debilitada en su relación con otras iglesias locales, escorada en sus afinidades políticas", censuró, para, a continuación, añadir que "no la conocen en su realidad viva".
"Albergan prejuicios tenaces sobre ella", insistió. En este contexto, recordó que Albert Einstein decía que "es más difícil desintegrar un prejuicio que desintegrar el átomo" y aseguró tener una convicción "semejante". Tras reconocer que esta Diócesis "padece el impacto cultural que sufre Europa y erosiona la fe del Continente", opinó que "son tiempos de una Iglesia debilitada en una sociedad poderosa" y, además, "el organismo de nuestra Iglesia tiene órganos y funciones especialmente débiles".
Como ejemplo, apuntó al "éxodo de la práctica dominical y sacramental, la pastoral juvenil y vocacional, la dificultad del relevo generacional" y "otras insuficiencias sensibles". "Todas estas deficiencias afectan al futuro y son quizás por ello más preocupantes pero son compartidas en una medida u otra en la Iglesia de Europa", advirtió.
Por todo ello, guardándose "de un discurso triunfalista y defensivo", consideró "un acto de justicia esbozar una apología en el sentido más noble de esta palabra, siquiera de manera escueta y fragmentaria".
Uriarte constató el "trasfondo religioso" que se contata "en núcleos minoritarios pero vivos, motivados y activos que, al tiempo que son confortados por el presbítero responsable, significan para éste un gran estímulo en su ministerio". Asimismo, se mostró "sorprendido" ante "el número de laicos que han ido recibiendo una formación teológica, espiritual y pastoral en niveles básicos y en grados más elevados" con un compromiso eclesial "creciente".
"NOBLES PREOCUPACIONES"
El obispo aseguró que en su recorrido pastoral no ha encontrado una Diócesis en la que "el sentimiento de pertenencia, de sintonía y de colaboración de muchos religiosos sean tan estrechos como en ésta.
"He registrado con alegría que los creyentes de nuestra diócesis albergan en grado notable tres nobles preocupaciones, la búsqueda tenaz de la paz, la ayuda extraordinariamente generosa al Tercer Mundo y la acogida humana y espiritual a los inmigrantes", señaló.
También recordó, "con admiración" la labor de Cáritas Gipuzkoa que ha respondido "con amor ingenioso y misericordioso a las nuevas necesidades a los más golpeados por la crisis económica, a los últimos de nuestra sociedad".
Al final de la celebración, los vicarios generales Félix Azurmendi y Patxi Aizpitarte, quienes lamentaron la "tergiversación" que en algunos casos ha padecido Uriarte y destacaron que su "fidelidad" a su Comunidad le ha llevado a "reivindicar y contraponer su voz" a la de otras diócesis, entregaron al obispo como regalo de la Diócesis un relieve barroco policromado del siglo XVII, que en su día fue puerta de un Sagrario, con la imagen de Cristo Resucitado.
El obispo, tras recibirlo entre aplausos de los presentes, agradeció el hecho de que sus fieles le hayan "canonizado" con su reconocimiento. No obstante, recordó que no es un santo, "sino un pecador".
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